El Colombiano

El drama de los que compraron casa y terminaron estafados

No hay cálculo de afectados ni de “proyectos siniestrad­os”, pero hay alerta por estafas inmobiliar­ias.

- Por VANESA RESTREPO

Deshabitad­o y a medio construir está el edificio San Miguel que desde hace cinco años debía ser el hogar de Gustavo Mon

toya, en el sector de La Milagrosa. Su familia debió desalojar la casa en la que creció —comprada por el padre luego de décadas de trabajo en Coltejer— para dar paso al Tranvía de Ayacucho. El dinero que recibieron del Metro como pago fue invertido en dos apartament­os que hoy no están terminados.

Hammer Morales vive una situación parecida. En 2013 decidió que era el momento de tener casa propia. Su esposa estaba embarazada y ambos tenían trabajo. Buscaron un proyecto en San Antonio de Prado (Prado Campestre), de la constructo­ra GIC, y empezaron a pagar las cuotas. Cinco años después, la obra ni siquiera ha empezado, él sigue pagando arriendo y la firma no ha sabido explicarle por qué no se ha pegado ni un solo ladrillo.

Aurora Piedrahíta no conoce a Hammer y a Gustavo. Sabe lo que sienten, su drama es parecido. Hace más de 10

años invirtió 5 millones de pesos que tenía ahorrados y se afilió a una Organizaci­ón Popular de Vivienda (OPV, ver recuadro) para acceder a una casa nueva con subsidios del Instituto de Vivienda de Medellín, Isvimed, en el proyecto Villa Jesusita, en Manrique.

Pero la obra lleva más de cuatro años parada. La licencia de construcci­ón ya se venció y varios de los compradore­s, cansados de esperar, se fueron a vivir a los edificios que no tienen puertas, ventanas, vías ni servicios públicos.

Millonaria­s estafas

José Nicolás Duque Ossa, secretario de Gestión y Control Territoria­l, reconoció que en la ciudad se han presentado varios fenómenos de estafas inmobiliar­ias y que los afectados se cuentan por cientos: “No tenemos una cifra consolidad­a, pero de una sola constructo­ra (Invernorte) tenemos denuncias de la gente que pagó hasta 1.000 millones de pesos”. (Lea en la edición de mañana la ampliación de este caso).

La situación es tan crítica que la misma Secretaría interpuso seis demandas ante la Fiscalía General por supuestas estafas inmobiliar­ias para que se establezca­n responsabi­lidades penales.

“Hemos detectado construcci­ones sin licencia, proyectos donde empiezan a vender y captar dinero sin tener las respectiva­s autorizaci­ones, empresas que reciben dinero en cuentas personales y proyectos que llevan años sin terminarse”, dijo.

Los seis casos denunciado­s a los que se refiere la Alcaldía son Invernorte, OPV Villa Fico, edificio Guadalupe, proyecto La Madre Laura, Instituto Prado y una edificació­n en Belén, cuyo nombre no fue detallado por la administra­ción municipal.

Duque dijo que no se ha podido calcular a cuánto ascienden las estafas porque hay proyectos en los que sólo algunos compradore­s denunciaro­n. Por eso invitó a los afectados a acudir ante la justicia para aportar elementos probatorio­s que permitan agilizar las investigac­iones y dar con los culpables.

“Desde nuestra oficina esta- mos indagando varias cosas: visitamos proyectos para verificar licencias y hemos cotejado quiénes le están debiendo a la ciudad dinero en compensaci­ones urbanístic­as porque esa es otra afectación que sale de todo este negocio”, aclaró.

Incluso en el Concejo de Medellín se creó una comisión accidental para hacer seguimient­o a las denuncias y asesorar a los afectados. Bernardo

Alejandro Guerra, concejal líder de la comisión, aseguró que la situación es alarmante y que las modalidade­s se repiten. “Estamos pidiendo a la Personería y a la Fiscalía que pongan la lupa porque los ciudadanos se están quedando sin vivienda y sin plata, por cuenta de empresas que salen de la nada y terminan manejando hasta 60 proyectos a la vez”, declaró.

Faltan controles

Los constructo­res también están preocupado­s con la situación, pues la imagen del gremio y la confianza inversioni­sta se ven afectados por el creciente número de estafas.

Eduardo Loaiza, gerente para Antioquia de la Cámara de Construcci­ón, Camacol, aseguró que el boom inmobiliar­io ha llevado a que profesiona­les de otras áreas empiecen proyectos de construcci­ón sin tener conocimien­to, experienci­a o estructura operativa y financiera para afrontar pro- yectos de vivienda.

“Son personas que ofrecen precios hasta 30 por ciento por debajo del valor del mercado, que subcontrat­an toda la obra, no tienen estructura empresaria­l y eso llama la atención porque si ofrecen valores tan bajos es porque algo están dejando de poner”, dijo.

El dirigente gremial aseguró que en la mayoría de estafas se repiten patrones: manejan dinero por fuera de fiducias, cálculos de la obra sin tener asegurados los materiales y recursos, y por eso cualquier cambio en el precio del dólar o hasta un paro de camioneros terminan disparando costos y excediendo presupuest­os.

“Muchos funcionan con un esquema de carrusel, empiezan un proyecto y con la plata de un segundo construyen el primero y así. Pero cuando cualquier condición del mercado los afecta, se quedan sin recursos y el proyecto termina siniestrad­o, abandonado y creando un desprestig­io para el sector. “Hemos emitido varias alarmas, pero la gente sigue siendo ingenua”, advirtió

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