LO QUE FEMINISTAS PUEDEN HACER PARA LOS NIÑOS
Una de las muchas ironías políticas de nuestros tiempos es que el momento cultural más poderoso del feminismo ha coincidido con el ascenso de la misogi- nia extrema. Mientras las mujeres protestan, se lanzan a cargos políticos y acogen el movimiento para la igualdad de género en números históricos, una generación de hombres jóvenes, en su mayoría blancos están siendo radicalizados para creer que sus problemas se originan en el progreso de las mujeres.
Ya sea que se trate de terrorismo misógino, la erupción de hombres jóvenes que se sienten con derecho sexual a las mujeres o el estereotipo persistente de “verdaderos hombres” como poderosos y violentos, nunca ha sido más claro que los niños estadounidenses necesitan urgentemente una intervención.
Aunque feministas siempre han reconocido la angustia que enfrentan los niños en un sistema patriarcal, no hemos construido las mismas estructuras de apoyo para los niños que hemos construido para las niñas. Si queremos evitar que los muchachos sean acaparados por el sexismo, eso tiene que cambiar.
Uno de los éxitos más grandes del feminismo fue crear una cultura alternativa para las niñas y las mujeres en busca de un descanso de las preocupaciones de la corriente principal. Las niñas preocupadas por estándares de belleza poco realistas, por ejemplo, pueden acercarse al movimiento de positivismo corporal. Quienes pensamos que el trato de los medios con las mujeres es desagradable podemos leer blogs y revistas feministas; estudiantes universitarias que tienen preguntas críticas sobre cómo el género moldea sus vidas pueden tomar clases de estudios de mujeres.
Desde campañas de medios sociales hasta clubes extracurriculares de igualdad, el feminismo ha dado origen a docenas de espacios en la red y en la vida real donde las niñas pueden encontrar alternativas al status quo sexista.
Pero niños y hombres jóvenes que están luchando no tienen una cultura equivalente. Como escribió recientemente
Sarah Rich en The Atlantic, “Si bien la sociedad está progresando poco a poco en cuanto al acceso de las niñas a las posibilidades de la vida, no presenta a los niños una secuencia completa de cómo pueden estar en el mundo”.
Esta brecha ha convertido a los niños en personas susceptibles a los mercachifles misóginos que trafican con clichés para convertirse en hombre rápidamente y comunidades extremistas en línea.
En el último año, por ejemplo, hemos visto que jóvenes americanos acuden en masa a la obra de Jordan Peterson, un profesor de psicología canadiense y filósofo de YouTube que se ha hecho nombre negándose a llamar a los estudiantes con sus pronombres de preferencia y sugiriendo que los hombres están a cargo porque simplemente son más aptos para ello.
Algunas de las otras afirmaciones de Peterson incluyen la idea de que el acoso sexual no sería un problema si las mujeres no usaran maquillaje para ir a trabajar y que la “monogamia forzada” evitará que los jóvenes cometan asesinatos en masa. (Notablemente guarda silencio sobre la forma en que a las mujeres les puede resultar mejor asociarse con alguien propenso a la violencia horrible).
Las comunidades misóginas en línea ofrecen consejos similarmente peligrosos a jóvenes angustiados por el rechazo sexual. En lugar de enseñarles que su valor no tiene nada que ver con su experiencia sexual foros ‘incel’ dicen a los niños que el verdadero problema es la libertad de las mujeres. Si las mujeres no tuvieran opción, dicen, entonces cualquier hombre podría tener relaciones sexuales con cualquiera de ellas.
Las ideas feministas pueden ayudar a los hombres, pero los niños también necesitan el mismo tipo de cultura que creamos para las niñas ■