NUNCA ES TARDE PARA LAS MATEMÁTICAS
FranciscoTuberquiatiene82años.Enlavereda ElPáramo,dePeque,dondetranscurriósuinfancia, la violencia lo aisló de la escuela. Un día, mientrasordeñabalasvacas,ingresaronasu casamiembrosdeunaguerrilla.Lerobaronel ganado, las semillas, los alimentos y, antes de abandonarlavivienda,dispararoncontrasumadreydoshermanos.Másadelantequemaronel lugar donde vivía un primo, con él en el interior. Esehecholoobligóaconvertirseenadultocabezadesuhogar, muchoantesdeloesperado. Entonces,laescuelaeraunlujodelosmásprivilegiados,yélsequedóporfuera. Francisco creció, conformó su familia y se dedicó al cultivo de fríjol, maíz, papa, yuca y plátano. Teníavacas,cerdosygallinas,yelcampoerasu paraíso. A comienzos de los 90, la violencia volvióaarreciarensuveredaysevioobligadoa huiraMedellínconsuesposaysushijos. Alasensacióndedesarraigosesumóladesconexióntotaldelasdinámicasdelaciudadsiendo analfabeta. “Era muy difícil ubicarse, saber québustomabauno,pedirunempleo,reclamar justicia con las instituciones por nuestro desplazamiento.Estaeslahoraenquenisiquierapudimos registrarnos como víctimas”, cuenta. Ante la invitación a participar en un grupo de alfabetización,Francisconolodudó.Desdehace dosmesesestáaprendiendoaleer, aescribiry arealizaroperacionesmatemáticasenunsalón delbarrioTrecedeNoviembre,comuna8de Medellín.Cadasábado,despuésdedarlevuelta aunpequeñocultivoquetieneenLaSierra,llegacumplido,cuadernoylápizenmano,asaldar ladeudaquetieneconlaescuela.“Nuncaes tarde”,repitecadaquepuede.