Cumplimos
El presidente Santos me dio la oportunidad de ejercer como ministro de Hacienda durante los últimos seis años, un verdadero sueño cumplido para cualquier economista, pues me dio la posibilidad de aplicar, para beneficio general, todo lo aprendido durante mi vida como académico. Desde que llegué al gobierno tenía claro mi interés en buscar un equilibrio entre las necesidades de los empresarios, aquellos que construyen riqueza, y los trabajadores y la población más vulnerable. Hoy, a pocos días de terminar mi labor desde el Ministerio de Hacienda, sé que me quedaron cosas por hacer, pero me siento satisfecho de que hay un mejor país para la gran mayoría de los colombianos. En ese camino, apareció un reto inmenso. En el año 2014 el país se vio enfrentado a la crisis de los precios del petróleo. El crudo cayó de 100 dólares por barril a promediar los 30 dólares. Colombia, que recibía gran parte de sus recursos de la exportación de hidrocarburos y otras materias primas, pasó de exportar 60 mil millones de dólares en 2013 a unos 34 mil milllones en 2016 y los ingresos petroleros del Gobierno, que llegaron a ser de 24 billones de pesos, se redujeron a casi nada. Para afrontar ese desafío aplicamos la llamada Austeridad Inteligente. Era necesario reducir los gastos, pero de manera tal que el país no saliera perjudicado y, especialmente, sin afectar los programas sociales, que se convertirían en un elemento fundamental para cumplir con uno de los mayores propósitos del Gobierno: hacer de Colombia un país más justo e igualitario. Hoy, hay 5,4 millones de colombianos que salieron de la pobreza, la indigencia disminuyó en un 35 %, se crearon más de 3,5 millones de empleos y se redujo la informalidad laboral, por primera vez en la historia, a menos del 50 %. Para ayudar a que el empresariado fuera más competitivo, se redujeron las cargas parafiscales, el impuesto de renta y sobretasas que afectaban la producción. *Encuentreeltextocompletoenwww.elcolombiano.com