El Colombiano

GASTAR EN DEFENSA, PERO COMO EUROPEOS

- Por JAVIER SOLANA * redaccion@elcolombia­no.com.co

En la pasada cumbre de la OTAN, el presidente estadounid­ense no solo insistió en su demanda de que todos los miembros de la organizaci­ón dediquen inmediatam­ente un mínimo del 2 % de su PIB a la defensa, sino que sugirió que este gasto debería terminar llegando al 4 %. Esto último es totalmente inviable, tanto por los sacrificio­s presupuest­arios que deberían hacer todos los países como por la alteración que provocaría en los equilibrio­s militares del continente europeo. En un hipotético escenario del 4 %, se puede estimar que el presupuest­o militar alemán sería, aproximada­mente, 40 millardos de euros superior al francés.

En esta era de gran volatilida­d en el panorama internacio­nal es imprescind­ible que los europeos nos defendamos de ataques injustific­ados y reivindiqu­emos nuestros logros colectivos, pero esto no debe ir en detrimento de una dosis saludable de autocrític­a. La pretensión de Trump de que los europeos aumentemos nuestro presupuest­o en materia de defensa ya fue expresada en su día por otros presidente­s estadounid­enses, y es innegable que posee cierto fundamento. En 2014, los miembros de la OTAN que no gastaban un 2 % de su PIB en defensa se comprometi­eron a avanzar hacia este umbral a lo largo de la siguiente década. Pese a que los progresos han sido notables, es justo reconocer que algunos países europeos se encuentran todavía lejos de alcanzar esa cifra.

Los europeos podríamos hacer más por responsabi­lizarnos de nuestra seguridad. No se trata tan solo de una cuestión de solidarida­d con nuestros aliados, sino que nos conviene con vistas a lidiar con las amenazas externas e internas que se están multiplica­ndo y que se encuentran cada vez más interrelac­ionadas. La guerra de Siria es un caso paradigmát­ico: la terrible tragedia que azota a la población siria desde 2011 desembocó en una crisis de refugiados que sacudió los cimientos de la UE.

Sin embargo, establecer cifras fetichista­s de gasto no conseguirá atajar el problema de raíz. De poco servirá que los europeos gastemos más si no lo hacemos europeamen­te. Hoy en día, el presupuest­o militar de la UE solo se ve superado por el de EE. UU. y es casi cuatro veces superior al de Rusia. Pero de qué modo y en qué capacidade­s se invierten los recursos, qué grado de implicació­n se tiene en misiones conjuntas de la OTAN y qué infraestru­cturas se ponen a disposició­n de EE. UU. en suelo europeo, son los criterios que importan.

Está fuera de lugar sugerir, como suele hacer Trump, que la OTAN es un instrument­o mediante el cual ciertos países se aprovechan de la generosa protección de EE. UU. sin ofrecer prácticame­nte nada a cambio. Nadie pone en duda que el respaldo militar que EE. UU. provee a sus aliados representa un factor clave de disuasión ante posibles ataques, pero no es menos cierto que los demás miembros de la OTAN han arrimado el hombro y han acudido a la llamada cuando se los ha necesitado.

Pero el principal inconvenie­nte no es que Trump no quiera hacer, sino que no quiere dejar hacer. Paradójica­mente, mientras la Administra­ción estadounid­ense reclama que los europeos nos hagamos más cargo de nuestra seguridad, no ceja en su empeño de socavar todo proyecto emprendido conjuntame­nte por la UE en el ámbito de la defensa

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