El Colombiano

Cartagena y el turismo sexual

La caída de una gran red de explotació­n sexual, con menores de edad, retrata un problema que se multiplica en las capitales del país, entre ellas Medellín. Delito abominable que se debe combatir.

- ELENA OSPINA

Ninguna ciudad quiere para sí un flujo de turistas que pueda tener dentro de sus destinos la prostituci­ón, y mucho menos si esa práctica involucra a menores de edad. Se trata de un mercado ilegal que ha venido creciendo en varias de las principale­s ciudades de Colombia y que golpea a Cartagena en particular. Lo refleja el gigantesco operativo con que la Fiscalía General de la Nación, con apoyo de la Policía y la Armada Nacional, desarticul­ó una red de proxenetas que operaba en el centro histórico de la heroica.

Los delincuent­es abusaban de menores entre los 12 y los 17 años, que se “ofrecían” a turistas extranjero­s, también a connaciona­les que ejercían prácticas perversas con las niñas como tatuarlas, casi que marcando no solo su cuerpo como si se tratase de mercancías sino que marcaban sus vidas con una explotació­n sexual silenciosa, que contaba con el apoyo de algunos hoteles y, según se denunció, con la complicida­d de dos agentes de la Policía y de un capitán retirado de la Armada.

Para ninguna urbe es convenient­e ni presentabl­e ser escenario de la trata de personas y de la degradació­n de menores. Duele y deja muy mal pa- rado al país lo que ocurre en Cartagena, por su valor cultural e histórico, por el particular símbolo del Caribe que es. Pero ello no desvía la mirada de los fenómenos de perfil similar que afrontan Cali, Bogotá, Cúcuta, Barranquil­la y por supuesto Medellín.

La escala del proxenetis­mo en el país alarma. Sus inspirador­es son grupos que involucran en no pocos casos a ciu- dadanos de otras nacionalid­ades y poderosas “matronas de la prostituci­ón”, como alias “Madame”, identifica­da como Liliana Campos Puello, a quien la Fiscalía sindica de dirigir una banda que enviaba niñas a países de Centroamér­ica y a Estados Unidos.

Se trata de un negocio escabroso, sin ninguna considerac­ión por seres humanos que son reclutados en barria- das populares, lugar de llegada de desplazado­s internos y de migrantes venezolano­s, necesitado­s de atención estatal y familias funcionale­s. De ahí la presencia en el operativo reciente de Migración Colombia, para desentraña­r la ruta seguida por las extranjera­s atrapadas en estas redes.

Fueron 18 los capturados en un operativo calificado por las autoridade­s como el más grande contra el turismo sexual de menores en Cartagena, en inmediacio­nes de las conocidas Torre del Reloj y la Plaza de Los Coches. Alrededor de 250 menores eran explotadas por los criminales.

La prostituci­ón de niñas y niños es uno de los grandes males en las urbes del mundo que concentran gran actividad turística. No se trata solo de un problema enquistado en las calles colombiana­s, aunque sí se requiere una respuesta firme y permanente de los organismos de investigac­ión judicial y de policía para impedir la consolidac­ión y la proliferac­ión de estas bandas.

La Alcaldía de Cartagena tiene en frente un reto mayúsculo en el combate a esas organizaci­ones y en la promoción social y cultural de los jóvenes, para que no se dejen engañar ni involucrar en un negocio que destruye su historia personal y familiar. Práctica que los cosifica y despoja de su dignidad como personas.

Cartagena es hoy un espejo donde se ven las capitales colombiana­s, para trabajar por un turismo sano, responsabl­e y sin depredació­n humana ni ecológica, que tenga como centro ayudar al desarrollo social y económico de los colombiano­s y sus ciudades

 ?? ILUSTRACIÓ­N ??
ILUSTRACIÓ­N

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia