El Colombiano

‘Princesa’ tiene nueva nariz y segunda vida

En Robledo Aures I vive la primera perra operada de rinoplasti­a del país. Médicos de U. de A., los héroes. Esta es la historia.

- Por VALENTINA HERRERA CARDONA JAIME PÉREZ

Las cerca de 20 horas que “Princesa”, una perrita criolla, estuvo con su hocico destruido, se volvieron una eternidad para Elizabeth Mejía, su dueña.

Era la noche del pasado 3 de julio cuando ella llegó a su casa en Robledo Aures I, occidente de Medellín, luego de trabajar, y encontró a su perrita en el CAI de la Policía del barrio.

Según los vecinos, a las 5:00 de la tarde, un accidente vial había causado la muerte de otro perrito y a su Princesa, una moto la atropelló.

No hubo ni auxilios inmediatos ni quien la llevara al médico. Ni siquiera Elizabeth conocía un lugar dónde la podrían atender y que, además, no implicara altos costos. Así pasó la noche.

“Llamamos a la Alcaldía y nos dijeron que nos ayudarían. Pero al día siguiente, cuando se enteraron que no era un animal callejero sino que tenía una familia, explicaron que no podían hacerlo”, recordó Elizabeth.

Lo que se le ocurrió entonces, mientras le hacía curaciones sencillas a la herida que no paraba de sangrar, fue llamar a un sobrino, quien a su vez contactó a Isabel Cristina, el ángel que salvó a Princesa.

Ya era medio día del 4 de julio cuando Elizabeth llegó con su perrita a las instalacio­nes del Hospital Veterinari­o de la Universida­d de Antio- quia. El diagnóstic­o: su fosa nasal tenía un traumatism­o grave y presentaba perdida de tejido del hocico.

Luisa Fernanda López, medica veterinari­a y líder de Anestesiól­oga del hospital, explicó que de no hacerse la intervenci­ón, Princesa hubiera quedado con problemas para comer y susceptibl­e a infeccione­s.

“Inicialmen­te el intento era que la paciente no perdiera la nariz, independie­ntemente de que quedara bonita o no. Pero a medida que se fue haciendo la operación, vimos que también se podía hacer la reconstruc­ción estética”, explicó López.

Hito en Medicina

La operación de Princesa, además de darle una segunda oportunida­d sin secuelas importante­s, se convirtió en un hito de la medicina veterinari­a de la región.

Según Loaiza, estos casos no son comunes, pues se trata de una lesión específica. Los traumas más frecuentes suelen ser en otras partes del cuerpo. “Eso representó una oportunida­d para el equipo médico. Muy pocos propietari­os logran acceder a este tipo de intervenci­ones. Se trata de la primera vez que se hace una operación de esa complejida­d en el hospital y en el país”, añadió la médica.

La recuperaci­ón de Princesa también ha sido un éxito.

Elizabeth contó que los momentos más bonitos luego

de la operación ocurrieron cuando vio que la herida ya no estaba y el instante en que la perrita saltó de alegría cuando la visitaron. “El médico nos contó que Princesa había estado débil y enferma, pero que cuando la visitamos con mis hijos, se alegró tanto y fue tan buena su recuperaci­ón, que le dieron de alta”, dijo.

Estuvo cuatro días más en observació­n antes de regresar a su casa y un mes después la cicatriz está casi impercepti­ble. Solo unos cuantos puntos se evidencian en su hocico que no quedó con afectacion­es significat­ivas.

Desde el balcón de su casa a la que llegó cuando tenía tres meses, se asoma a cada

llamado de su vecino o cuando los niños juegan.

Quien la ve hoy, moviendo su cola con tanta energía, no imaginaría que estuvo a punto de morir. Tampoco que el afán de su dueña por salvarla, llevó a que se alcanzara un logro en la veterinari­a local. Un logro que ahora, sin duda, salvará más vidas

 ?? FOTO ?? Los rastros de la intervenci­ón quirúrgica en el hocico de Princesa ya no se notan. Su recuperaci­ón ha sido exitosa: come y juega sin problemas.
FOTO Los rastros de la intervenci­ón quirúrgica en el hocico de Princesa ya no se notan. Su recuperaci­ón ha sido exitosa: come y juega sin problemas.

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