Mandamientos para fracasar
Escuchando el discurso de posesión del nuevo presidente de los colombianos (¡gracias a Dios!) y observando la actividad de los malos perdedores, recordamos lo que en mercadeo se ha dicho sobre cómo trabajar y qué hacer para fracasar. El discurso del presidente nos hizo recordar la definición de mercadeo de Paul Manssur quien afirmó que el marketing es la entrega de un nivel de vida, y lo expresado por el ex de Coca Cola Donald R. Keough en el libro “The ten commandments for business failure”. Las consideraciones que presenta Keough hacen que muchos líderes deban reconsiderar las bases de acción, pues los errores y los fracasos de las organizaciones no suceden por la parte física sino por la actividad humana, y no se deben a otra cosa diferente que a lo que hacen las personas. “Las organizaciones no son otra cosa que el producto y el reflejo de las características de sus líderes, la sombra de quienes las gobiernan”, dice. En los tiempos actuales hay que tener mucho cuidado con todos y cada uno de los movimientos que se ejecutan, pues las empresas son conformadas por una serie de eslabones unidos, que solos no pueden ofrecer nada; y así como un éxito puede conducir a otro, un error, sin análisis y sin aprender de él, lleva a otro, y otro, y otro. Razón tuvo Peter Drucker al afirmar que el marketing y la innovación son las bases de las organizaciones en cualquier circunstancia, y con mucha sapiencia la American Marketing Association dice que el mercadeo es una función organizacional para crear, suministrar, comunicar e intercambiar ofertas de valor para generar relaciones con todas las partes involucradas. Por eso la invitación del presidente a trabajar como lo indicó claramente. Causa preocupación observar la rigidez y la inflexibilidad de tantas personas y organizaciones, las cuales no aprecian los cambios que en todos los órdenes se han dado. Igualmente, inquieta saber que existen tantos ejecutivos que por su aislamiento del mundo exterior pierden contacto con la gente, originándose como consecuencia lógica, tantos errores administrativos; “la oficina es el mejor lugar para perder la visión del mundo”, dijo el inglés John le Carré. Cuando no existen verdades absolutas, trabajar al filo de la navaja se convierte en extremo peligroso. Hoy, más que antes, hay que analizar considerando más variables que el mundo competitivo impone, y para ello hay que tener en cuenta la experiencia. Lo que estorba, trámites y personas, debe evitarse, y hay que hablar claro y sin temores. Los mandamientos son: 1. Evitar riesgos, 2. Ser inflexible, 3. Aislarse y encerrarse, 4. Asumir infalibilidad, 5. Actuar al filo de la navaja, 6. No sacar tiempo para pensar, 7. Depositar toda la confianza en externos, 8. Impulsar fervientemente la burocracia, 9. Elaborar mensajes confusos, y 10. Temerle al futuro.