Otro paso de la justicia en caso Garzón
José Miguel Narváez fue condenado a 30 años de prisión por el asesinato de Jaime Garzón.
19 años después del asesinato del humorista y periodista Jaime Garzón, un juez sentenció a 30 años de cárcel a José Miguel Narváez, ex subdirector del DAS. Estas son las razones.
Dice el adagio popular que “la justicia cojea, pero llega”, y los familiares y amigos del periodista Jaime Garzón la esperaron exactamente 19 años. Ayer, el juez séptimo especializado de Bogotá dictó sentencia en contra de José Miguel Narváez Martínez, quien actuó como determinador de su asesinato.
La condena por homicidio agravado se cumplirá en la cárcel sin beneficios o subrogados solicitados por la defensa, más una multa de 500 salarios mínimos mensuales (cerca de 390 millones de pesos) para resarcir a las víctimas.
Para el juez, el exsubdirector del DAS actuó con “dolo intenso”, constantemente asedió al máximo jefe de las extintas autodefensas, Carlos Castaño Gil, para que matara a Jaime Garzón, y aportó información y fotografías que supuestamente vinculaban al comunicador con la guerrilla.
El fallo respaldó la hipótesis de la Fiscalía sobre el poder de convencimiento que Narváez tenía sobre Castaño, al punto que le fijó la idea de que el periodista, famoso por interpretar personajes como Dioselina Tibaná y Godofredo Cínico Caspa, era “guerrillero”.
Las declaraciones de exjefes paramilitares como Diego Fernando Murillo, alias “Berna”; Iván Roberto Duque Gaviria, alias “Ernesto Báez”; y Libardo Duarte, alias “Bam Bam”, fueron determinantes para reafirmar la constante presión que Narváez generó sobre el jefe paramilitar.
Para Marisol Garzón, hermana de Jaime, esta decisión importante aún tiene un sinsabor: “Aunque es un logro, es preocupante que después de 19 años, hasta ahora, salga esta sentencia”.
No aplicó la lesa humanidad
El Juzgado se abstuvo de declarar delito de lesa humanidad el homicidio de Jaime Garzón, pese a que la Fiscalía ya lo había hecho, al señalar que no obra prueba que lo relacione con una política o plan de exterminio de las autodefensas contra un grupo.
Precisa la sentencia que el homicidio correspondió a la molestia personal que generaba en Narváez y Castaño la labor del periodista como mediador entre familias de se- cuestrados y sus captores y por las críticas que lanzó contra los paramilitares.
Claudia Julieta Duque, periodista investigadora del caso de Garzón, quien mientras hacía el seguimiento fue torturada por agentes del DAS -tres personas fueron condenadas por esos hechos-, aseguró que este es un error jurídico: “ya en tribunales y cortes internacionales se ha sentado jurisprudencia en el sentido de que la sistematicidad y masividad no es por el número de víctimas a gran escala, sino por la multiplicidad de los ataques. Esto no fue un crimen aislado, hizo parte de una cadena de ataques contra el periodismo”.
Por eso, el abogado Sebastián Escobar, quien defiende los intereses de la familia Garzón, anunció que acudirá al recurso de apelación buscando que sea declarado de lesa humanidad.
La abogada de Narváez, Edery Piedad Montoya, de la defensa pública del Estado no quiso dar declaraciones.
Falta más justicia, consideran Duque y la familia Garzón. Este no fue un homicidio perpetrado solo por Castaño y Narváez, al interior del DAS y del Ejército se construyó una red dedicada a interceptar las comunicaciones de Garzón para facilitar el homicidio, y hay personas que no han respondido ante las autoridades judiciales, incluso “varios de ellos ostentan hoy altos cargos en la Fiscalía”, dijo Duque