Subespecializaciones, prioridades en las IPS
Las instituciones de alta complejidad envían a sus profesionales a prepararse para tener un conocimiento más micro del cuerpo humano y la salud.
Quizá una de las profesiones que más requiere de especializaciones y subespecializaciones es la medicina, pues el cuerpo sigue siendo un mar por explorar donde el nivel de experticia debe ser cada vez más específico.
Según el Ministerio de Salud, cada año se gradúan en Colombia cerca de 2.300 médicos, y aunque en el país hay 26 profesionales de la salud por cada 10 mil habitantes — la OMS estima que deben ser 25—, desde hace varios años se pide que la especialización sea una prioridad porque, por ejemplo, en la atención del cáncer existen tres mil servicios habilitados aproximadamente y menos de 200 oncólogos laborando.
Se sabe de la dificultad que significa hacer una residencia y de los limitados cupos que hay en las instituciones educativas. Es por esto que, para especializar a sus médicos, las instituciones prestadoras del servicio se han encargado de apoyar a sus profesionales en nuevos estudios.
Este es el caso del Hospital San Vicente Fundación, quien por su alto grado de complejidad busca que sus especialistas encuentren focalizar sus conocimientos.
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Amalia Villegas Calle, jefe de gestión de conocimiento de San Vicente Fundación, primero aclara que los hospitales y las clínicas en Colombia aportan en la actualización de su personal médico, pero no puede formar especialistas: “Nosotros ya tenemos unos médicos que trabajan con nosotros y examinamos en qué dirección del saber los podemos formar en otros lugares, donde se dedican a cursar subespecialidades o entrenamientos específicos. Sí tenemos diplomados, capacitaciones, conferencias, todo lo que puede ser actualización del conocimiento”.
Cuando se trata de instituciones con complejidad baja o media, estas buscan que sus médicos se especialicen en oncología, cardiología, oftalmología, medicina interna, en fin. Sin embargo en las grandes clínicas y hospitales son necesarias las subespecializaciones, donde el profesional tiene conocimientos más expeditos, por ejemplo, en procedimientos mínimamente invasivos.
“Las instituciones de alta complejidad como nosotros patrocinamos subespecialidades o entrenamientos específicos en una área del saber. Nosotros ya tenemos cirujanos, dermatólogos, especialistas en general, pero necesitamos que su saber se focalice más, que un oftalmólogo se concentre en la retina, o en un tipo de cáncer. Esos entrenamientos los imparten los hospitales o las universidades y varían en el tiempo. Hace poco enviamos a un médico especialista en anestesia cardiovascular para que se entrenara en anestesia cardiovascular infantil, estuvo seis meses en Bogotá y tres meses en Estados Unidos”, dice Villegas Calle.
Además del conocimiento de algún tipo de enfermedad o tratamiento, los médicos se deben preparar para usar nuevas tecnologías, pues los avances biomédicos están a la orden del día y necesitan de personal experto para su práctica, por ejemplo la instalación de válvulas en el corazón o de lentes en el interior del ojo.
Este tipo de entrenamientos o subespecialidades suelen ser muy costosas, por lo que los profesionales buscan alianza con sus empresas.
“Lo usual es que si ese especialista se va a ir a hacer una formación con el apoyo de la institución, pues ese conocimiento se debe retribuir y eso se acuerda entre las partes en un contrato de contraprestación. Además, estas personas se especializan porque ese conocimiento va en dirección con el plan de la institución, hace parte de un direccionamiento estratégico”