El Colombiano

BIENVENIDA LA TRANSICIÓN

- Por HENRY MEDINA URIBE * Medina.henry@gmail.com

El inicio de un nuevo gobierno, como la llegada de un nuevo gerente a una empresa, o el relevo de un comandante en una unidad militar, genera expectativ­as, ilusiones y esperanzas. La llegada de Iván Du

que como primer mandatario de la Nación ha suscitado el clamor de una sociedad deseosa de cambios constructi­vos, bajo las diferentes perspectiv­as del país que queremos.

Aún el equipo de gobierno no está completo, pero existen buenos indicios y algunas señales de preocupaci­ón. En lo político no se ha definido la posición de los partidos ni las relaciones de poder en el Congreso. En lo económico y en lo social, en un mundo cada vez más interdepen­diente y bajo el efecto de los lineamient­os estratégic­os de los presidente­s Trump y y de la Unión Europea, es arriesgado prometer un crecimient­o del 4%. Aún desconocem­os las aspiracion­es gubernamen­tales referentes a disminució­n de la violencia, coeficient­e Gini, protección del medio ambiente, mortalidad infantil y otros indicadore­s fundamenta­les. En lo diplomátic­o no hay aún claridad sobre la posición estructura­da del gobierno frente a las relaciones con la comunidad internacio­nal. En lo militar, el país debe conocer las directrice­s del Ejecutivo a la institució­n militar, referente a los retos del posacuerdo y las aspiracion­es de paz. Transversa­l a estos factores, está la política sobre la cadena de cultivo, procesamie­nto, distribuci­ón, consumo y aprovecham­iento de los réditos del negocio de las drogas ilícitas. Lo recomendab­le es esperar los primeros cien días, para superar especulaci­ones y conjeturas.

Si pensamos en los beneficios de construir sobre lo construido y el respeto a los imperativo­s éticos, daremos prioridad al compromiso con la seguridad y la convivenci­a de nuestra sociedad. Una de las herencias positivas del pasado gobierno es la convicción de que la paz no es una quimera, sino una posibilida­d, aún lejos de ser realizada. Igualmente, el país está cambiando en sus percepcion­es, sueños e incertidum­bres, lo cual exige un gobierno que interprete las nuevas realidades, como también idóneo para gestionar los procesos de transición e intereses, a veces contrapues­tos, de los sectores públicos, privados y de la sociedad civil.

Uno de los sectores más difíciles de gestionar, dentro de la transición, es el de Seguridad y Defensa. Como bien sostiene el General Mejía, Comandante General de las Fuerzas Militares, la institució­n militar está operando en un ambiente volátil, incierto, complejo y ambiguo. Parte de ello se deriva de las razones expuestas en los párrafos anteriores, a lo cual se suma que no tenemos una ley de seguridad y defensa nacionales que sirva de brújula al respecto, ni una estrategia coherente de seguridad nacional, ni el liderazgo político con suficiente dominio sobre estas realidades. Sería peor si agregáramo­s el riesgo de ser utilizadas con motivacion­es mezquinas, disolvente­s o politiquer­as ajenas a los intereses nacionales.

De otra parte, el presidente ha iniciado sus “talleres construyen­do país”, oportunida­d importante para mantener la gobernabil­idad, darle aire al desarrollo comunitari­o, incentivar los presupuest­os participat­ivos y avanzar en la construcci­ón de paz territoria­l. Muy importante el aporte que las Fuerzas Militares podrían hacer en esos talleres, dentro de la ejecución de los planes estratégic­os que buscan la estabilida­d y consolidac­ión del territorio nacional, la defensa y la seguridad en las fronteras, como también los procesos de apoyo a la transición a la paz (Plan Janus). Ello serviría para clarificar que la paz, antes que un acuerdo del Estado con las estructura­s subversiva­s, es un compromiso, una labor y un reto de todos los colombiano­s *Miembro de La Paz Querida

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