El Colombiano

SOBRE LOS EJEMPLOS

- Por JOSÉ GUILLERMO ÁNGEL memoanjel5@gmail.com

Estación Ejemplo, a la que se llega desde la infancia y donde se aprende lo bueno y lo malo, lo que es moral y la significac­ión del otro, la estética (la forma de percibir), la manera de comer y de asearse, de vestir y salir al espacio público para ejercer la educación y el contacto con los demás. Y desde donde se obtienen otros ejemplos, políticos y económicos, de inclusión y exclusión, de hacer las cosas y de entender o acomodar lo que pasa.

Y es claro: somos en el ejemplo, en las palabras que escuchamos y los actos que vemos ejecutar, que se toman como lo que hay que hacer en la vida o lo que se debe evitar. El asunto de esta estación (su contenido) es que por allí transitan lo bueno y lo peor, lo que es reconocido por otros y lo burlado, lo que significa poder y el ejercicio de la autoridad, la viveza y lo desconcer- tante, el teatro y la veracidad, el dar la mano para saludarse y el meterla en el bolsillo ajeno, lo cierto y lo tapado. Y por allí van las primeras edades, que son las del aprendizaj­e.

El hombre (y este contiene a la mujer) es un animal propicio al estado de naturaleza, al egoísmo y al narcisismo, a la codicia y al parasitaje. Por esta razón hay que educarlo para que se vuelva una entidad social, planteándo­le las mejores normas de comportami­ento y dotándolo de una forma de entendimie­nto en la que comprenda que la vida es lo mejor que le pasa. Pero si esa educación falla, si en ella la normativid­ad se burla y en lugar de enseñar a qué debe obedecer para que sea libre (a las buenas costumbres para que la vida sea segura), lo que se modela es un ser cruel, encerrado en el deseo y dispuesto a lo que sea, que no para de competir y de mantenerse en estado de miedo severo (esquizofre­nia, neurosis, psicosis, paranoia), lo que sigue es caos. Y en este punto, ya el ejemplo es el peor.

Una nación, desde los dirigentes y las institucio­nes, debe ser un espacio de ejemplos buenos que propicien tranquilid­ad, optimismo, crecimient­o y desarrollo acorde con el medio ambiente y la debida equidad. El ejemplo dado por el gobierno de los mejores (los más entendidos y los más morales), crean país y sociedad, gente sana e inteligent­e. Pero si desde arriba los malos ejemplos cunden, si por encima del bien común priman los intereses personales, si el poder se desborda y la autoridad se pierde, lo que sigue es el acabose.

Acotación: la casa, la escuela, la institució­n, el gobierno, son los centros del ejemplo. Y este crea o destruye la humanidad del hombre y la mujer. Si el ejemplo es bueno, aparece el orden. Si es malo, el desorden. Y en el desorden se sobrevive, no se vive

Una nación, desde los dirigentes y las institucio­nes, debe ser un espacio de ejemplos buenos que propicien tranquilid­ad, optimismo y desarrollo.

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