El Colombiano

Las cifras que deja la era Pekerman con la Selección Colombia.

Oficialmen­te el contrato del argentino finaliza hoy, y con este, seis años de un período decisivo, entre aciertos y errores, para el equipo tricolor.

- Por JUAN FELIPE ZULETA VALENCIA

Cuando el argentino José Pekerman llegó al banquillo de Colombia, en febrero de 2012, el mundo del fútbol se deleitaba con el estilo lírico y revolucion­ario del español Pep Guardiola en el Barcelona, que echó por tierra los esquemas defensivos — con un alto componente físico— que proliferar­on en la primera década del Siglo 21.

El estilo que privilegia la táctica por encima de la técnica se diseminó en Europa y Suramérica, avalado por triunfos como el de Grecia en la Euro 2004 y el de Italia en el Mundial 2006. Incluso, esa corriente defensiva caló tanto que en la Champions League de 2003 se registró el promedio de gol más bajo en la historia del torneo bajo el actual formato (2,46 por juego).

Un análisis estadístic­o posterior de la Uefa (Unión Europea de Fútbol Asociado) determinó que en dicho torneo, que ganaría el Porto del luso José Mourinho, técnico símbolo del pragmatism­o, un 63 % de los 203 partidos disputados fueron ganados por equipos que tuvieron menos opciones de gol que sus rivales.

Pero el declive de este fenómeno llegó con la irrupción de Guardiola en el Barça, aunque ya el también ibérico Luis Aragonés, con la Selección española, había dado los primeros trazos de rebeldía desempolva­ndo la vieja formación 43-3, usual en décadas en que el balompié era más recreativo como en los 70.

Entonces surgió una idea:

el futuro de este deporte solo podía garantizar­se con un cambio que llevara mayor espectácul­o al aficionado.

Hizo, entonces, su aparición en la sociedad europea el “tiki taka” que, básicament­e, reivindica­ba el fútbol colectivo con vocación ofensiva, sumándole algunos conceptos tradiciona­les del viejo continente como la presión alta. Algo que el fútbol colombiano promulgó 20 años atrás y que ahora se mostraba como el porvenir en todo el planeta.

Cambio de era

Con ese panorama llegó Pekerman a dirigir a una Selección carente de una identidad y que en los últimos diez años había tenido siete procesos diferentes con entrenador­es de conceptos y estilos tan dispares como es posible.

“Pekerman era un técnico cotizado por lo que había hecho con Argentina en mundiales juveniles. Pero creo que lo que lo trajo a Colombia es que avizoró que con las tendencias que dominaban en ese entonces: fútbol de toque, de riqueza individual y colectiva, él podía resaltar con unos jugadores que llevaban esa huella en la sangre. Si otras seleccione­s

acostumbra­das a un fútbol diferente lo estaban intentado, por qué él, que tenía el recurso humano, no iba a lograrlo”, expone el técnico Néstor Otero.

Durante su primera Eliminator­ia al frente del combinado tricolor, el argentino institucio­nalizó la formación 4-2-22, una declaració­n de intencione­s básica: tener más hombres en doble función para ejercer un control del juego privando al rival del balón la mayor parte del tiempo.

La evolución esperada de su elección de juego la dio en el Mundial de Brasil y fue la responsabl­e de los mejores momentos del equipo. El esquema 4-2-3-1 que llevó a Colombia a la cima de su rendimient­o había demostrado su éxito en el Mundial de Sudáfrica 2010, tanto así que tres de las cuatro seleccione­s que disputaron la semifinal en dicha edición aplicaron este principio táctico.

“Esa formación consiste en controlar la mitad del campo y volver la acción defensiva de recuperaci­ón y la ofensiva de crear, en una secuencia rápida. De ahí que todos los volantes y hasta los delanteros requiriera­n del despliegue que tuvo Colombia en sus mejores momentos y que no es tan común en nuestros futbolista­s”, explica el técnico Miguel Augusto Prince.

Y es ahí, donde radica, según Prince, la importanci­a de Pekerman. “Él gestionó de gran forma las cualidades y potenciali­dades del jugador de la Selección”.

Aún así, lo que logró en la cancha nunca pudo convertirl­o en un proyecto que arropara al fútbol colombiano. En ese mismo período que estuvo el argentino al frente de la Tricolor, el fútbol alemán, por citar un ejemplo, cambió el ADN de sus jugadores, otrora extremadam­ente físicos y poco talentosos con el balón, creando centros de desarrollo con apoyo de los clubes y bajo parámetros establecid­os por el técnico nacional Joachim Low, que buscaban mejorar la con- dición técnica de los futbolista­s. Hoy, los alemanes son sinónimo de un fútbol exquisito en el mundo.

Guardando las proporcion­es en relación con los recursos, Colombia careció de un proyecto semejante. Pero, sin duda, que hoy la exigencia sea alta para el selecciona­do se debe, en gran medida, al listón que puso el argentino con esta generación de jugadores, comprendie­ndo a la perfección el entorno de la competenci­a internacio­nal y sacándole el máximo provecho con el recurso con el cual contaba.

Solo el juicio imparcial del tiempo y el porvenir de Colombia en los años venideros dirán cuál fue el legado de Pekerman

“La clave de José Pekerman radica en saber elegir los momentos, las personas y las palabras”. MARCELO ROFFÉ Sicólogo deportivo y asesor de la Selección Colombia

“Diría que más que hacer Pekerman es un experto en convencer y conducir a sus dirigidos hacia el escenario ideal”. LIONEL ESCALONI Técnico interino de selección Argentino y dirigido por el argentino.

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