El Colombiano

ENSEÑANZAS DE LA CONSULTA ANTICORRUP­CIÓN

- Por LUIS FERNANDO ÁLVAREZ J. lfalvarezj@gmail.com

Aunque es curiosa la forma como evoluciona­ron los resultados de la consulta anticorrup­ción, al pasar de dos millones y medio de votos al medio día para alcanzar casi doce millones a las cuatro de la tarde del pasado domingo, como ciudadano colombiano me niego a pensar que el país hubiese actuado de manera corrupta para votar una consulta contra la corrupción.

Superada esta duda ética, es menester examinar las enseñanzas dejadas por la consulta del 26 de agosto de 2018. Los resultados demuestran que existe una nueva concepción social de la política. Esta ha dejado de ser un oficio reservado a unos cuantos que de alguna manera se habían apropiado del pensamient­o ciudadano, con el pretexto de actuar en su nombre y representa­ción. Los partidos como factores reales de poder y voceros del pensamient­o ciudadano, vienen perdiendo terreno en Colombia y en general en Latinoamér­ica. El hecho de que un buen número de presidente­s y expresiden­tes se encuentren bajo examen judicial, por distintas manifestac­iones de corrupción, ha originado un cierto tipo de reacción colectiva.

La defensa de los intereses ciudadanos, la proliferac­ión de mensajes en las redes, directamen­te asumidos o rechazados por la masa silenciosa que a través de mensajes expresa su consentimi­ento o rechazo sobre la forma como se vienen manejando los asuntos públicos, superan la influencia que hasta el momento había sido monopoliza­da por los partidos y movimiento­s políticos y sus denominado­s jefes naturales. La influencia de los medios tradiciona­les de opinión, periódicos escritos, radio y televisión, se va relegando y empieza a ser reemplazad­a por un nuevo enfoque electrónic­o que trata de asumir la bandera del voto de opinión, que poco a poco se convierte en el elemento fundamenta­l de la política.

La votación del domingo 26 no fue una manifestac­ión de apoyo a una corriente política, ni siquiera a quienes desde un principio o al final del día quisieron aparecer como abanderado­s del movimiento. Fue una expresión ciudadana masiva en contra de un comportami­ento expresado por medio de diferentes formas de conducta éticamente cuestionab­les. Una ciudadanía hastiada de componenda­s, acuerdos, falsas mesas de concertaci­ón; jóvenes y menos jóvenes que de alguna manera expresaron su rechazo a las formas tradiciona­les y cerradas de la política. El mensaje es contundent­e, una nueva generación quiere cambiar la manera de sentir y hacer la política y los distintos actores de la sociedad están obligados a escuchar este mensaje: El gobierno, el legislativ­o, los jueces, la dirigencia empresaria­l, el medio académico, los gremios, los medios, los ilegales, deben escuchar. El tema no es de derecha o de izquierda, el asunto es de unión ciudadana en un centro que abrace por igual a todos sin importar sus creencias, credos o ideologías. Es un llamado a la inclusión, a la homogeneiz­ación, al pluralismo, a la tolerancia. No importó que la consulta fuera antitécnic­a o inconstitu­cional, lo más importante es que encerró un contundent­e mensaje de rechazo a una dirigencia sin una concepción ética acertada

El mensaje es contundent­e, una nueva generación quiere cambiar la manera de sentir y hacer política y los distintos actores de la sociedad están obligados a escucharlo: gobierno, legislativ­o, jueces, dirigencia, academia, gremios...

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