EL HOMBRE QUE DIVIDIÓ
Con Juan Manuel Lillo ocurrió lo que los otros reveses no lograron: fracturar la relación entre hinchada y jugadores. Estos últimos respaldaron reiterada y abiertamente al español, pese a varios desplantes del técnico hacia la hinchada con comentarios como: “Yo no tengo nada para decirle a la hinchada de Nacional”. Lillo se fue tras seis meses en el cargo.