ENTRE MÁS CIEGO, MÁS VES
Nuestro tiempo está marcado por una cantidad de defectos y anomalías en cuanto a la forma de pensar y vivir la vida. Ya no tenemos ese ideal de la razón que en tiempos medievales primaba sobre las demás formas de pensamiento; sino que estamos adheridos al emotivismo y a las primeras impresiones de un mundo que cada día es más fantasioso.
Es en este mundo fantasioso donde nos encontramos con algunas particularidades en cuanto al estereotipo de ser humano perfecto. Por lo anterior, he decidido traer a la discusión el caso de una persona con discapacidad visual: Cómo hará una persona con esta dificultad para adaptarse a un mundo tan estereotipado, en donde importa más el tamaño de los bíceps y el abdomen que la grandeza del corazón; en donde las personas pasan muchas horas en las redes hablando con sujetos de otros países e idiomas. En concordancia, vivimos en un mundo físico donde lo interior no cuenta. Es más, ¿cómo hará un ciego para conseguir amigos que no vean en ellos un estorbo o una carga, sino una persona común y corriente? Es por esto que Victoria
Camps, una catedrática española que reflexiona, además del individualismo, el tema del emocionismo en su famoso libro llamado El gobierno de las emociones, que es una crítica determinante en contra de nuestra forma de ver y evaluar al otro porque, según ella, vivimos en un ambiente en donde si no lla- mas la atención no eres nadie, es decir, para llamar la atención debes ser “algo” diferente a los demás. Es en este punto donde me pregunto, sabiendo que estas so- ciedades posmodernas le ponen etiqueta a todo, ¿cómo hará un ciego para diferenciar entre las personas si ni siquiera las observa?
En conclusión, si nuestras sociedades tuvieran la mirada de un ciego, quien no vive en las sociedades posmodernas, sino que habita en el universo de los sentimientos, seríamos una civilización con más valores humanos para con todos. Pero así es la vida: Un mundo de personas con los ojos tapados, donde el que menos ve, más observa
Si nuestras sociedades tuvieran la mirada de un ciego, seríamos una civilización con más valores humanos. Somos un mundo de personas con los ojos tapados, donde el que menos ve, más observa.
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