Con Miguel, el arbitraje se prolonga entre los Roldán
Este colegiado, hermano del mundialista Wílmar, rompe 11 años de sequía de Antioquia sin asistente de línea con escarapela Fifa.
No cabe duda que Wílmar Roldán es todo para su hermano Miguel Steven, quien considera al mayor de la familia un ídolo y el ejemplo a seguir. Es como un padre, dice.
Y ahora Miguel, o Steven como le dicen todos en casa, empieza a recorrer la misma ruta de éxito, pues acaba de ser nombrado asistente Fifa, acabando con una racha de 11 años sin que Antioquia tuviera esta distinción.
Se siente orgulloso, feliz y comprometido con dejar en alto no solo a Antioquia sino a Colombia, pues ya aparecerá en la lista de asistentes a designar para torneos importantes como Copa Libertadores y Sudamericana, entre otros.
“Es importante tener otra vez esta distinción porque An- tioquia ha contado con asistentes Fifa como Jorge Arango, Giovanni Zapata y Hernando Agudelo, por mencionar algunos de los más destacados que estuvieron en finales de Copa América y Libertadores. Por eso, al recibir la confirmación se siente mucho orgullo, y una felicidad inmensa por poder representar al país”, afirma el colegiado Miguel.
A sus 30 años, 15 de los cuales ha dedicado al juzgamiento, el menor de los Roldán sabe que, además de responderle al país, debe mantener el buen nombre que ha forjado su hermano. “He sentido el respeto de la gente y también el peso de ser hermano de Wílmar, quien ajusta dos mundiales y finales de Copa América y Libertadores”.
El volante 10 que dejó el fútbol a los 15 años para dedi- carse al arbitraje, motivado por su hermano, quien siempre le vio condiciones para este oficio, queda a la espera de cumplir otro sueño: su debut internacional.
Actualmente combina el arbitraje con la academia, ya que cursa el segundo semestre en Administración de Empresas en el Politécnico Mayor.
En sus ratos libres saca tiempo para su otra pasión, la ebanistería, arte que aprendió cuando llegó a Medellín procedente de su natal Remedios y que gracias a los talleres que hizo en el Sena, le permitió vivir de ese trabajo 7 años.
Con Wílmar, como su gran referente, Miguel seguirá, como todo buen ebanista, puliendo su estilo y su desempeño como asistente de línea y, algún día, dirigir alguna final, al lado de su hermano