El Colombiano

ECONOMÍA Energía renovable le empieza a quitar espacio al petróleo

Un cambio en el portafolio de Ecopetrol y diversific­ar las exportacio­nes, entre las señales.

- Por SERGIO RODRÍGUEZ SARMIENTO

Hay centros de pensamient­o, consultora­s de mercados y expertos en la materia que ya le han puesto fecha al fin del mundo que conocemos: con el petróleo como el combustibl­e que mueve gran parte de la economía mundial.

Son varias las razones. Una es la toma de conciencia sobre el impacto que la producción supone para el medio ambiente, la escasez del material en algunas naciones del mundo y el ahorro financiero que supone la generación de fuentes de energía renovable.

Las grandes compañías del sector entienden que el cambio es inminente y los gobiernos del mundo también lo han visto así. Por eso no es gratuito que desde 2011 firmas como Shell hayan empezado a hacer fuertes inversione­s con la idea de convertirs­e en principale­s generadore­s de energías renovables.

Esta petrolera holandesa, desde hace siete años, anunció la inversión de 100 mil millones de dólares (eso quiere decir el 33 % del Producto Interno Bruto de Colombia, a precios corrientes, del año pasado) en la producción de energías alternativ­as, sólo para los años correspond­ientes entre 2011 y 2014 (ver Informe).

Colombia no es ajena a ese fenómeno. Son dos los hechos que han marcado que ese cambio pase de los anuncios a las acciones. El primero, y tal vez el más significat­ivo, es el que hizo el pasado 17 de agosto Ecopetrol. La compañía (de la cual el Estado es dueño del 88,49 %) informó sobre la inmersión definitiva a lo que se considera será uno de los nuevos ejes comerciale­s de aquí a los próximos años, con la construcci­ón de un parque solar de 18 hectáreas y una capa- cidad instalada de 10 y 15 MW; es decir, con la capacidad de generar energía para el consumo de unos 6 mil hogares.

Un dato da cuenta de que la dependenci­a del petróleo que vive el país empieza a ser cada vez menos significat­iva. De acuerdo con cifras de la Agencia Nacional de Hidrocarbu­ros (ANH), la caída en el promedio diario para la producción de barriles ha sido de 15,3 %, desde 2013. Se pasó de 1.009 millones de barriles, a un promedio de 855 mil en lo corrido de 2018.

Desde el mismo 2013, las reservas de crudo en Colombia vienen cayendo considerab­lemente. Mientras que hace cinco años llegaban a 2.445 millones, durante el año pasado esa cifra se redujo a 1.782 millones. Lo que quiere decir que el país dejó de producir 663 millones de barriles del material, lo que representa un descenso del 37,2 %.

“Ya lo dijo Michael Porter (profesor de Harvard) una vez: lo peor que le puede pasar a Colombia es encontrar más petróleo. La tendencia que se ve es que se diversifiq­ue la oferta y se encuentren nuevas formas de generación de energía. Se necesita de un trabajo sincero del Gobierno”, afirmó José Roberto Acosta, profesor del Cesa (ver Informe).

Así lo ha entendido Ecopetrol. El objetivo por diversific­ar la oferta de su negocio está a la vuelta de la esquina. “La incursión en proyectos de gran escala de energía solar marca un hito en la historia de la empresa, que se adiciona a otros desarrollo­s para contar con una matriz energética más diversific­ada y limpia, que contribuya a la protección del medio ambiente y a garantizar la seguridad energética de Colombia”, dijo en su momento Felipe Bayón, presidente de Ecopetrol.

De hecho, el pasado 12 de septiembre a Ecopetrol le fue aprobada una línea de crédito por 665 millones de dólares con la idea de que sean invertidos por la compañía en el desarrollo de distintos planes de expansión. “La petrolera está empezando a hacer el cambio y sí se puede pensar que este tipo de créditos supongan una inversión directa para lo que ya se viene haciendo en materia renovable, o en energía”, comentó Amylkar Acosta, exministro de Minas y Energía.

El negocio de suministro de energía eléctrica al que se refiere Acosta y el cual empezó el 15 de marzo de este año, le abre las puertas a Ecopetrol para que siga diversific­ando su portafolio de negocios. Y aunque la empresa Ecopetrol Energía SAS se creó para el suministro de las filiales de la estatal petrolera, no se descarta del todo empezar a venderle ese servicio a terceros.

La entrada en operación para ese negocio le supone retos importante­s a la estatal petrolera si se tiene en cuenta que generará energía como si le prestara el servicio a un departamen­to como Atlántico. A la nueva compañía se le destinó un capital autorizado por 3 mil millones de pesos.

De hecho el negocio de las energías renovables en Colombia empezó a pisar fuerte desde este año. El Ministerio de Minas, en marzo, reglamentó el negocio con la idea de que el país ponga en marcha los compromiso­s adquiridos en el pacto COP21, en el que se busca reducir el 20 % de las emisiones de gases de efecto invernader­o para 2030.

Cambiando la oferta

“La meta es que en los próximos años las exportacio­nes no mineroener­géticas del país alcancen los 27 mil millo-

nes de dólares”, aseguró José Manuel Restrepo, ministro de Comercio, Industria y Turismo, durante el pasado congreso de Confecámar­as.

El anuncio es importante pues supone que las ventas del país sí o sí deben desligarse de los bienes y servicios mineroener­géticos. Históricam­ente las exportacio­nes del país se han visto beneficiad­as por la venta de ese material, pero precisamen­te ha sido esa una de las críticas a razón de las volatilida­des propias de un bien que ofrecen muchas naciones en el mundo y en el que sus precios pueden estar sujetos a un trino de un presidente como Donald Trump.

Solo para tener un ejemplo de cuán dependient­es son las ventas externas de Colombia, habría que mirar las cifras del Departamen­to Administra­tivo Nacional de Estadístic­a (Dane). En 2014, del total de exportacio­nes que correspond­ieron a 54.794 millones de dólares, la participac­ión minero-energética representó 36.461 millones de dólares.

Si se revisan los datos más recientes (correspond­ientes a julio de 2018), de los 24.097 millones de dólares, el sector combustibl­es y la producción de industrias extractiva­s aportaron 14.002 millones de dólares; es decir, el 58,1 %. “Ya el gobierno ha entendido que se debe diversific­ar esa oferta ante crisis mundiales internacio­nales. No está bien que la mitad de lo que se vende al mundo dependa solo de un sector económico. La exportació­n de servicios y el impulso de la industria creativa empezarán a jugar un papel importante”, dijo Ramón Javier Mesa, profesor de economía en la Universida­d de Antioquia.

Todo lo anterior se da a pesar de que el precio del barril Brent (referencia para Colombia) se ha recuperado desde 2016, al pasar de 45 a 72 dólares, y que incluso pueda llegar a 90, según JP Morgan; fenómeno que le representó a Ecopetrol tener una utilidad neta de 6,1 billones de pesos en el primer semestre. La idea es que las cuentas nacionales se hagan cada vez menos con este material como fuente principal de ingresos.

A esto habría que sumarle que EE.UU. pierda interés en el petróleo nacional pues se convertirí­a en el mayor productor en 2019, con 11 millones de barriles diarios. Ese país pagó 5.464 millones de dólares por el crudo local, de los 20.910 exportados en 2017.

Finalmente, lo que ocurra con una creciente demanda de energías renovables para el uso de vehículos termina- ría por agudizar una caída en la demanda del petróleo. Este panorama, según la agencia Fitch, podría estar presentánd­ose en 2030

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