APORTES DEL ENTE NACIONAL
maestros de acueducto y alcantarillado. Estos procesos requieren meses y la espera apaga la esperanza de aquellos que desean el nuevo Murindó.
Pero con el anuncio del Ministerio de Vivienda, de que apoyará económicamente la iniciativa, los planes de retomar otra historia municipal se vuelven más reales para sus residentes.
Renacer
La vida en Murindó toma fuerza cuando cae el sol y los últimos rayos de luz se reflejan en la superficie del Atra- El Ministerio de Vivienda informó que, para la construcción de las 600 viviendas que conformarán la nueva cabecera municipal de Murindó, se dispondrá de 23 mil millones de pesos. El nuevo lote para la construcción queda ubicado a 13 kilómetros de la actual cabecera municipal y, según los anuncios y lo proyectado, se construirá también una nueva vía de acceso. Cada vivienda construida tendrá un costo de 52 millones de pesos, con un área de 60 metros cuadrados y estará ubicada en un lote de unos 200 metros cuadrados para que cada familia pueda adelantar sus propios proyectos productivos, algo fundamental en una localidad con muy pocas fuentes de empleo para sus habitantes. La Gobernación de Antioquia, a través de la Empresa de Vivienda de Antioquia (Viva), hará, a su vez, aportes económicos y construirá las viviendas. to. Los equipos de sonido tocan champeta y la cancha acoge partidos de fútbol o bicicletas infantiles. En las tiendas y supermercados, las personas ahogan el bochorno con cerveza, en medio del sonido de los motores de las últimas lanchas que arriban con mercancías.
Adrián Palacios, de 17 años y quien lidera un proyecto de documentación del municipio, llegó hace 10 años a Murindó. Y aunque no conoció el viejo pueblo, sí añora el traslado, pues estar en un nuevo sitio, para él, significaría tener una nueva carretera, un mejor colegio y más progreso para el territorio que los acogió a él y a su familia.
Pero Adrián, al igual que los otros habitantes, no quiere comprometer sus sueños del todo. Preguntan constantemente si el proceso sí se dará, si sí hay recursos y cómo será el traslado. Saben poco, pero no dejan de imaginarse su casa, de material, con un parque o plaza principal y, en especial, con una vía que los comunique con sus territorios vecinos.
“Si no se da el traslado, al menos soñamos tener una vía a través de la cual la gente pueda salir a buscar progreso, eso es lo que más necesita este territorio”, indica Migdonio Quejada, maestro.
Por su parte, Olmedo añora la tranquilidad de sus antiguas calles, pues al llegar a las orillas del río quedaron entre el fuego cruzado de las balas del Ejército y guerrillas, un enfrentamiento que ha amainado tras los procesos de paz.
El arraigo en la tierra es una característica de los antioqueños: las épicas travesías que por generaciones se emprendieron para conquistar montañas y ríos heredaron un apego por el suelo que hace que abandonarlo sea un irrespeto a la memoria. Pero para Murindó, que ve pasar la vida sin novedad frente al Atrato, migrar sería la excusa para volver a ser un pueblo de características antioqueñas, en donde el progreso no se lo lleven las aguas de un río o el olvido de las administraciones