EL FUNDAMENTO DE LA LIBERTAD
Querido Gabriel,
Esta semana me acordé de esa historia en la que a un pez le preguntan por su experiencia de muchos años de respirar bajo el agua, y responde: “¿Qué diablos es el agua?”. La democracia liberal es el siste- ma que permite, por ejemplo, que hagamos nuestras tertulias, que exista la cátedra libre o que construyamos empresa, para producir riqueza social. Hablemos, como dice The Economist en su edición de aniversario 175, de ese “compromiso universal con la dignidad individual, los mercados abiertos, el gobierno sometido a límites y la convicción de que el progreso humano proviene del debate continuo y de las reformas que este genera”.
La revista lanza un Manifiesto que aplica para cualquier ciudadano, para políticos, empresas y otras instituciones. Señala que, a pesar de los inmensos avances de Occidente en materia social y económica, no se pueden negar varios hechos contundentes de debilitamiento de la confianza pública. En casi todos los países, las personas confían cada vez menos en su sistema político y son más pesimistas acerca del futuro. La votación por partidos extremistas de derecha o izquierda, por líderes populis- tas y autoritarios, aumenta año a año. Sus victorias nos deben alertar a todos.
¿Será que invitamos a conversar a estudiantes y profesores universitarios, empresarios y políticos? ¿Pensarán que Colombia está a salvo de populismos? Deberían leer al profesor Jorge Gi
raldo en “Populistas a la Colombiana”. Parece que no estamos exentos, simplemente hemos estado ocupados durante décadas con otros temas, como el narcotráfico y el conflicto. Las encuestas de confianza en las instituciones colombianas, permiten imaginar la gravísima posibilidad de que en el futuro tomemos caminos por fuera de las instituciones. Parece que no valoramos suficientemente la democracia imperfecta que tanto trabajo nos ha costado. Nos tenemos que pellizcar y actuar, antes que perder las bases de nuestra libertad.
Algunas cosas que propone el Manifiesto me pusieron a soñar, y pueden servirnos para la tertulia. Imagina políti- cos que conecten con los problemas de la gente, sean más audaces en sus propuestas y eviten las recetas caducas. Por ejemplo, en lugar de plantear un nacionalismo tribal a la antigua, podrían hablar de un nuevo orgullo nacional enmarcado en la diversidad y la apertura. ¿Qué tal si cada día empoderaran más a las instituciones sociales, las ciudades y las regiones? Imagina que entregaran sus privilegios de “clase política” y dejaran atrás el clientelismo. ¿Te gustaría votar por políticos que trabajen conjuntamente con emprendedores y empresarios, por un capitalismo consciente, que incluye, inspira y conecta con los jóvenes?
La revista recuerda que “los verdaderos liberales argumentan que las sociedades pueden mejorar gradualmente y hacerlo desde abajo hacia arriba” y que “deberían abrazar la crítica, darle la bienvenida al debate, como fuente de las nuevas ideas”. Te diría, para abrir la tertulia, que todos los ciudadanos, especialmente los líderes sociales, de cualquier sector, debemos estar listos e impacientes para transformarnos, reinventarnos y construir una nueva narrativa que nos devuelva a esas dos bellas esencias del liberalismo: que todas las personas merecen, por igual, respeto cívico y que la sociedad humana debe ser ante todo, una asociación por el bien común
¿Te gustaría votar por políticos que trabajen conjuntamente con emprendedores y empresarios, por un capitalismo consciente que incluye, inspira y conecta con los jóvenes?