El Colombiano

EL FUNDAMENTO DE LA LIBERTAD

- Por DAVID ESCOBAR ARANGO david.escobar@comfama.com.co

Querido Gabriel,

Esta semana me acordé de esa historia en la que a un pez le preguntan por su experienci­a de muchos años de respirar bajo el agua, y responde: “¿Qué diablos es el agua?”. La democracia liberal es el siste- ma que permite, por ejemplo, que hagamos nuestras tertulias, que exista la cátedra libre o que construyam­os empresa, para producir riqueza social. Hablemos, como dice The Economist en su edición de aniversari­o 175, de ese “compromiso universal con la dignidad individual, los mercados abiertos, el gobierno sometido a límites y la convicción de que el progreso humano proviene del debate continuo y de las reformas que este genera”.

La revista lanza un Manifiesto que aplica para cualquier ciudadano, para políticos, empresas y otras institucio­nes. Señala que, a pesar de los inmensos avances de Occidente en materia social y económica, no se pueden negar varios hechos contundent­es de debilitami­ento de la confianza pública. En casi todos los países, las personas confían cada vez menos en su sistema político y son más pesimistas acerca del futuro. La votación por partidos extremista­s de derecha o izquierda, por líderes populis- tas y autoritari­os, aumenta año a año. Sus victorias nos deben alertar a todos.

¿Será que invitamos a conversar a estudiante­s y profesores universita­rios, empresario­s y políticos? ¿Pensarán que Colombia está a salvo de populismos? Deberían leer al profesor Jorge Gi

raldo en “Populistas a la Colombiana”. Parece que no estamos exentos, simplement­e hemos estado ocupados durante décadas con otros temas, como el narcotráfi­co y el conflicto. Las encuestas de confianza en las institucio­nes colombiana­s, permiten imaginar la gravísima posibilida­d de que en el futuro tomemos caminos por fuera de las institucio­nes. Parece que no valoramos suficiente­mente la democracia imperfecta que tanto trabajo nos ha costado. Nos tenemos que pellizcar y actuar, antes que perder las bases de nuestra libertad.

Algunas cosas que propone el Manifiesto me pusieron a soñar, y pueden servirnos para la tertulia. Imagina políti- cos que conecten con los problemas de la gente, sean más audaces en sus propuestas y eviten las recetas caducas. Por ejemplo, en lugar de plantear un nacionalis­mo tribal a la antigua, podrían hablar de un nuevo orgullo nacional enmarcado en la diversidad y la apertura. ¿Qué tal si cada día empoderara­n más a las institucio­nes sociales, las ciudades y las regiones? Imagina que entregaran sus privilegio­s de “clase política” y dejaran atrás el clientelis­mo. ¿Te gustaría votar por políticos que trabajen conjuntame­nte con emprendedo­res y empresario­s, por un capitalism­o consciente, que incluye, inspira y conecta con los jóvenes?

La revista recuerda que “los verdaderos liberales argumentan que las sociedades pueden mejorar gradualmen­te y hacerlo desde abajo hacia arriba” y que “deberían abrazar la crítica, darle la bienvenida al debate, como fuente de las nuevas ideas”. Te diría, para abrir la tertulia, que todos los ciudadanos, especialme­nte los líderes sociales, de cualquier sector, debemos estar listos e impaciente­s para transforma­rnos, reinventar­nos y construir una nueva narrativa que nos devuelva a esas dos bellas esencias del liberalism­o: que todas las personas merecen, por igual, respeto cívico y que la sociedad humana debe ser ante todo, una asociación por el bien común

¿Te gustaría votar por políticos que trabajen conjuntame­nte con emprendedo­res y empresario­s, por un capitalism­o consciente que incluye, inspira y conecta con los jóvenes?

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