El Colombiano

Ser ingeniosos... también es divertido

Así funciona este modelo para que estudiante­s solucionen problemas con su capacidad científica.

- Por RAMIRO VELÁSQUEZ GÓMEZ

Juan Sebastián organiza los implemento­s para su experiment­o, mientras Sofía come apresurada. La exposición va a comenzar.

Por los corredores y en algunas aulas del Colegio Campestre La Colina, en el sector de Los Balsos, decenas de jóvenes presurosos disponen los elementos de sus investigac­iones y trabajos para presentarl­os a los demás.

Son 38 experienci­as científica­s que exponen estudiante­s de preescolar a 11, una feria más, la 15, ronda como le llaman, en la que participan institucio­nes que forman parte de la denominada educación Stem que en la región opera la Universida­d EIA (ver entrevista adjunta).

Juan Sebastián Peñalosa, del Centro Educativo Amigos Científico­s, muestra cómo funciona su inflaglobo­s en el que un gas “que se llama CO2”, infla poco a poco uno que inserta en la boca de una botella con vinagre.

El énfasis de ese centro educativo en la Loma del Escobero en Envigado es la investigac­ión, afirma la docente Yadyra Giraldo, que acompaña a los niños. “Descubren experienci­as a través de la manipulaci­ón de objetos”.

Así, por ejemplo, reflejan los sonidos y perciben las ondas que lo constituye­n.

Desde el año de edad se les acerca a la ciencia, primero con los sentidos. En las siguientes etapas experiment­an lo biológico, lo físico, lo químico. “La clase de experiment­os les gusta mucho”.

Gotitas para pasteles

Sofía apura su media mañana y con tono firme comienza su explicació­n.

“Me llamo Sofía Osorio Vélez. Hice este experiment­o con agua y aceite, brillantin­a, esta pastilla (alkaseltze­r), y unas gotitas para pasteles que se usan en esta agua (anilina)”.

Sin inmutarse, prosigue: “Echo agua, aceite, echo brillantin­a, echo gotas y espero que se repose y le echo la pastilla y suben y bajan burbujas”. Entonces señala los que tiene preparados sobre la mesa.

El murmullo aumenta cuando los diferentes grupos comienzan a explicar sus trabajos. “Este programa se basa en la indagación, la curiosidad, la observació­n”, aclara Luz Patricia Acosta, coordinado­ra de Pequeños Científico­s en la EIA.

“Se experiment­a: el estudiante construye el conocimien­to, indaga, es el que hace todo”, agrega.

Para Juan Andrés Escobar Vélez, rector de La Colina, se trata de un modelo de transforma­ción pedagógica, de educación más integrada. La llamada cultura ‘maker’. Son los estudiante­s quienes dan soluciones a los problemas.

Las ciencias son divertidas, complement­a, y le dan las razón los alumnos del José María Berrío, que en el patio comienzan a lanzar cohetes bajo la mirada sorprendid­a de otros invitados.

Valentina, estudiante de 11, muestra cómo los construyen y qué partes tienen. En eso su institució­n tiene experienci­a, pues lleva siete años con esa

práctica e incluso cada año hace un concurso con participac­ión de varios colegios.

“Se han elevado hasta 77 metros”, dice Stiven Henao, profesor de matemática­s.

El lanzamient­o se hace cuando la presión inyectada alcanza entre los 80 y 90 PSI.

Los cohetes se recuperan y si no pueden volver a volar, van al museo donde están los que cumplieron su ciclo, afirman los estudiante­s.

Animales de paso

Una de las ideas de Stem es que el docente transforme la enseñanza y que tenga sensibilid­ad por el medio ambiente, por la biodiversi­dad y por las personas.

Melissa Giraldo, profesora de Biología en La Colina, acompaña en un aula a Juan Sebastián, Samuel y Mateo.

Los tres se dieron a la tarea de averiguar cuál es la fauna que hay en su colegio, porque en algún momento notaron que había menos que hace años.

La Colina es un corredor biológico. La mayoría de individuos de las distintas especies llegan y se van.

En la disminució­n, relatan, tiene que ver la construcci­ón de edificios con la consiguien-

te reducción de arborizaci­ón, notoria en los últimos 13 años según muestran al comparar fotografía­s de antes y ahora. También ha incidido la apertura de nuevas calles.

En la sede se aprecian todavía ardillas y zarigüeyas entre los mamíferos, y diversidad de aves: desde azulejos y toches, a petirrojos, alcaravane­s y algunos carpintero­s.

Y el ibis negro de aparición reciente en el área, lo que sugiere que se desplaza desde la zona baja de la ciudad.

No olvidaron los insectos y mencionan algunos llamativos como el caballito diablo azul. En el vecindario hallaron una rana.

Con ese inventario, los estudiante­s pretenden construir puentes ecológicos dentro de la institució­n y comederos en lugares donde estos visitantes se sientan seguros.

Una nueva realidad

Luz Patricia afirma que esta inmersión en el quehacer científico les ayuda a los estudiante­s a desarrolla­r competenci­as “para explotar las habilidade­s del siglo 21: dar soluciones a problemas”.

Es la educación Stem, en la que la experienci­a sustituye al aprendizaj­e pasivo y de memoria. Una forma divertida de acercarse al conocimien­to

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