MUJERES DE ARMAS TOMAR
La versión masculina de la historia ha fortalecido la idea de Schopenhauer que la mujer es una versión imperfecta del hombre y que lo único abundante que posee además de su cabellera, es su debilidad. Tanto, que son calificadas equivocadamente como el “sexo débil”, sabiendo los ellos que precisamente en ese campo son las ellas quienes no lo son.
Tal vez por eso se vincula poco a las mujeres con el uso de las armas y el combate, pues su supuesta debilidad es incompatible con la fuerza física que exige la resolución de las disputas por ese medio. Los hombres por el contrario apelaron a ello para resolver casi todo, desde guerras interestatales hasta ofensas personales.
Estas últimas fueron la ra- zón por las que estuvo de moda en Europa batirse a duelo, con espada quienes tenían dinero para no agarrarse a palo con otro, y luego con armas de fuego cuando fueron accesibles. Las disputas entre mujeres se resolvían por otros medios, tal vez más violentos aunque sin que rodase sangre, y se les prohibía participar en duelos; a excepción de Alemania, en donde podían tenerlos incluso con hombres, pero con reglas bastante curiosas, como se detallan en el códice de esgrima de Talhofer. Como la mujer era considerada “medio hombre”, para equilibrar el asunto el hombre debía enfrentarse a la mujer enterrado en la tierra hasta la mitad de su cuerpo.
Pero siempre ha habido excepciones a esta creencia. No hablo de las míticas Gue- rreras Amazonas que llegaban al extremo de amputarse su seno derecho para facilitar el uso del arco, o las valientes soldados kurdas que combaten al Estado Islámico. Recordemos a Khutulun, la temible prima de Gengis
Khan, cuya fuerza y habilidad con las armas era tan grande como su aversión al matrimonio. A sus pretendientes los retaba a duelo con la promesa de casarse con ellos de resultar vencida, pero si por el contrario ella era la ganadora, el hombre debería entregarle cien caballos. Como sería de mansita la Khutulun que dicen llegó a tener 10.000 caballos. Y qué decir de la hermosa
Madmoiselle de Mupin, cantante y actriz francesa del Siglo XVII, a quien su padre en- trenó en el arte de la espada desde jovencita y ella solita en el de la seducción. La Mupin no se dejaba humillar por los hombres. Muchos problemas tuvo por enfrentarse con espada con ellos, a quienes dicen que, vestida como hombre, mató a más de diez en combate. Pero no hay espada más filuda y peligrosa que el amor. La Mupin hirió gravemente en un duelo al hijo del Duque de Luynes, pero cuando ella fue a visitarle al hospital interesada por su estado, terminaron enamorándose y convirtiéndose en amantes.
Señores, si tienen una Khutulun en casa, no la contradigan. Recuerden que en Colombia entre 1996 y 2016 les pegaron a 101.046 hombres sus compañeras o sus “ex”, y faltan datos de otros municipios