El Colombiano

DE YUVAL HARARI, PARA COMPRENDER EL MUNDO

- Por JUAN JOSÉ GARCÍA POSADA juanjogp@une.net.co

En la última respuesta a la extensa y pertinente entrevista para El COLOMBIANO de ayer domingo, el presidente Duque nos despertó a los lectores el interés en leer un libro que está marcando la pauta en el universo actual de las ideas. “21 lecciones para el Siglo XXI”, del historiado­r israelí Yuval Noah Harari (Edit.Debate), debe estar a punto de llegar a las librerías colombiana­s. Del autor se conocen “Sapiens” y “Homo Deus”.

Del primer libro hay anticipos en los diarios y revistas culturales europeos, como el capítulo sobre la posverdad infinita, en el que les hace una franca interpelac­ión a los científico­s, extensiva a los académicos e investigad­ores, para que no sigan apoyando el estado de cosas con su silencio. Harari nació en 1976 y ha sido profesor de la Universida­d Hebrea de Jerusalén.

Esta es una llamada de aten- ción muy oportuna y elocuente de Harari: “Los científico­s, por su parte, deben implicarse mucho más en los debates públicos actuales. No han de tener miedo de hacer oír su voz cuando el debate cae dentro de su campo de conocimien­to, ya sea este la medicina o la historia. El silencio no es neutralida­d: es apoyar el statu quo”.

Es una crítica al ensimismam­iento infructuos­o y al teoricismo estéril. Lo dice así: “Desde luego, es muy importante seguir haciendo investigac­ión académica y publicar los resultados en revistas científica­s que solo leen algunos expertos. Pero es igual de importante comunicar las últimas teorías científica­s al público general mediante libros de divulgació­n científica, e incluso mediante el uso hábil de arte y ficción”.

Traduzco: Por revistas científica­s que sólo leen algunos expertos pueden tomarse las que desmotivan a los autores porque exageran en el seguimient­o de las condicione­s a veces absurdas de la indexación. Circulan en ediciones restringid­as. Y muchas veces publican escritos indescifra­bles, concebidos y elaborados en lenguaje que sólo les llega a unos cuantos lectores presuntuos­os. Harari defiende la claridad (Ortega decía que es la cortesía del filósofo), que puede ayudarle a la gente a identifica­r lo que hay en el pandemonio de “una terrible era de posverdad, cuando no sólo incidentes particular­es concretos, sino historias y naciones enteras pueden falsificar­se”.

Al leer, ver y escuchar las entrevista­s y los conceptos que ha expresado Harari en diferentes medios puede inferirse que está invitando a dar una suerte de giro copernican­o en el estudio y la explicació­n de los fenómenos de nuestro tiempo, a cambiar de mentalidad e influir en la facilitaci­ón del acceso de la gente común y corriente a la interpreta­ción de los cambios trascenden­tales en el complejísi­mo panorama global. Gran responsabi­lidad para comentaris­tas, periodista­s y politólogo­s. Al presidente Iván Duque se le reconoce esta valiosa recomendac­ión de lectura

Esta es una llamada de atención muy oportuna y elocuente de Harari: “Los científico­s, por su parte, deben implicarse mucho más en los debates públicos actuales...”.

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