El Colombiano

Cambio de “olla”

Tras ser retirados de la avenida de Greiff, hace una semana, los habitantes de calle abrieron “nueva plaza”. Vecinos se quejan por la insegurida­d.

- Por VANESA RESTREPO

Un río de gente deambula desde hace varios días por la carrera Cúcuta, entre calles 55 y 56 (Centro). En pequeños grupos, hombres y mujeres recorren la vía y se sientan en las aceras para compartir pipas con bazuco.

“El olor es insoportab­le. En las noches y los fines de semana, sobre todo, usted ve excremento­s en la calle, olor a marihuana y bazuco; y cada rato hay peleas entre ellos”, cuenta Freddy Montoya, administra­dor del Edificio Cúcuta, donde viven 18 familias.

Desde el balcón del quinto piso del edificio se ve el panorama con claridad. La dueña de uno de los apartament­os, que prefiere omitir su nombre, contó que desde que llegaron los habitantes de calle, las ventanas de su casa permanecen cerradas.

“Esa gente siempre fue vecina, pero abajo en la avenida de Greiff uno no los veía, ahora es un problema porque aquí viven muchos niños y adultos mayores, que están sufriendo porque no se puede salir de noche”, describió.

Bertha Alzate, empleada del restaurant­e El Peñolero, ubicado en la esquina de Cúcuta con la calle 56, dijo que la presencia de los habitantes de calle ha afectado su negocio. “Ellos no se meten con uno, porque para qué le voy a decir mentiras, pero cuando preparamos alimentos sí piensa uno que ese no es un ambiente bueno. Algunos clientes también se quejan y prefieren pedir domicilios que venir, pero ¿qué podemos hacer?”, apuntó.

Ayer EL COLOMBIANO recorrió la zona. Al paso del equipo periodísti­co, varios “campaneros” advirtiero­n de la presencia de cámaras. “Pilas que llegó la prensa, pilas con la primera página”, gritaban y silbaban, mientras algunos jóvenes camuflaban bolsas plásticas que llevaban en la mano.

De un lado a otro

El cambio de “olla” de los habitantes de calle empezó en la madrugada del pasado 29 de agosto, cuando más de 800 policías acompañado­s de agentes de la Fiscalía y funcionari­os de la Alcaldía de Medellín se tomaron la avenida de Greiff, considerad­a la “olla de vicio más grande de la ciudad”.

Allí aplicaron extinción de dominio a 34 predios y demolieron varios de ellos. Los ha-

bitantes de calle fueron llevados hasta el Centro Día, pero una semana después ya se habían tomado la glorieta de La Minorista y los problemas de seguridad y movilidad empezaron a aparecer.

A Sebastián Peláez uno de los habitantes de calle le robó su bicicleta el pasado 9 de septiembre, cerca del puente Horacio Toro. “Me cogieron entre tres y mostraron un cuchillo, yo salí corriendo y me metí a la Universida­d Nacional”, contó el joven.

Y 9 días después, dos motos se accidentar­on cuando un o de estos hombres intentó cruzar la avenida Regional. El accidente dejó tres personas lesionadas, según reportes de la Secretaría de Movilidad.

Hace una semana, el alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, le explicó a este diario el manejo que su administra­ción le ha dado a la problemáti­ca de habitantes de calle, tras la demolición de varios locales en la avenida de Greiff.

“La peor opción era no hacer nada (...) La decisión que tomamos fue construir una estrategia integral, donde lo primero que se hizo en el operativo no fue ni la extinción de dominio ni las capturas, sino dar apoyo a las personas en situación de calle y acompañarl­as hasta el Centro Día”, dijo y aclaró que desde ese momento se les brindó asistencia psicológic­a, acompañami­ento en salud y se les dio buen trato.

Pero el mandatario reconoció que la tarea es difícil porque ninguno de ellos permanece en el centro en contra de su voluntad.

María Paulina Domínguez, subsecreta­ria de Grupos Poblaciona­les de la Secretaría de Inclusión Social de Medellín, dijo que en el Centro Día se están atendiendo diariament­e 1.800 personas, en su mayoría habitantes de calle, y que varios de ellos han entrado en procesos de resocializ­ación.

Los funcionari­os que atienden el Centro explicaron que es difícil establecer cuántos llegaron desde la avenida de Greiff, porque generalmen­te deambulan por varias zonas de la ciudad antes de buscar ayuda.

¿Quién responde?

Mientras la Secretaría de Inclusión atiende a los habitantes de calle que voluntaria­mente quieren acceder a los programas de resocializ­ación, dos policías en moto vigilan que nadie viole el cerramient­o con vallas que se hizo en la glorieta de La Minorista.

“Los controles de seguridad corren por cuenta de la Policía y la Secretaría de Seguridad, porque ya se sale del campo de acción nuestro”, dijo una funcionari­a de Inclusión.

EL COLOMBIANO preguntó a la Secretaría de Seguridad y la Policía Metropolit­ana qué controles se hacen en las zonas vulnerable­s, pero al cierre de esta edición no obtuvo respuesta.

Entre tanto, los comerciant­es de la carrera Cúcuta toman sus propias medidas. “Trasladamo­s las reuniones con los clientes a otro lado, porque nos da pena traerlos aquí. Por ahora no hemos tenido problemas con ellos y ojalá siga así, porque aunque hay Policía a una cuadra, no vemos controles”, dijo Miguel Restrepo, empleado de una litografía

 ?? FOTO RÓBINSON SÁENZ ?? Luego del operativo de extinción de dominio en el “Bronx”, estas personas ocuparon la glorieta de La Minorista. Pero hace una semana el sitio fue cercado y ahora “viven” en la carrera Cúcuta, en medio de viviendas y locales comerciale­s.
FOTO RÓBINSON SÁENZ Luego del operativo de extinción de dominio en el “Bronx”, estas personas ocuparon la glorieta de La Minorista. Pero hace una semana el sitio fue cercado y ahora “viven” en la carrera Cúcuta, en medio de viviendas y locales comerciale­s.
 ?? FOTO RÓBINSON SÁENZ ?? Tras el operativo en la av. de Greiff, muchos habitantes de calle se trasladaro­n una cuadra arriba. Por la calle ya no circulan carros y abundan restos de basura y chatarra.
FOTO RÓBINSON SÁENZ Tras el operativo en la av. de Greiff, muchos habitantes de calle se trasladaro­n una cuadra arriba. Por la calle ya no circulan carros y abundan restos de basura y chatarra.

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