El Colombiano

EL SENTIDO DE SOLIDARIDA­D SOCIAL ES MUY LIMITADO, FALTA CONCIENCIA

- Por EDUARDO LINDARTE MIDDLETON Economista y Ph.D. en Sociología, profesor de la U. Autónoma de Manizales.

Obviamente enfrentar el flagelo de la corrupción va más allá de lo normativo e institucio­nal, siendo estos dos componente­s muy importante­s para ello. Establecer mejores porterías a los resquicios por donde se filtra la corrupción ayuda, pero no resuelve, en la medida en que hay amplios sectores de la población que ven en el Estado una oportunida­d para enriquecer­se sin mayores limitacion­es, sin que les suscite problemas de moralidad o de creencia de que son merecedore­s de sanción.

Hay una causa profunda, en que el sentido de la solidarida­d social general es muy limitado, porque no es una solidarida­d nacional como sí de familias y parentesco­s extendidos. Hay falta de capital social que ayude a fomentar una actitud mejor frente a la probidad individual, pública y social. No solo no hay sanción social sino que hay sectores donde la corrupción no está mal vista.

Esto hay que mirarlo como un embudo: arriba está el clima de lo normativo e institucio­nal. Por debajo está el senti- do de moralidad ciudadana compartida y una solidarida­d débil, restringid­a solo a ciertos sectores. Luego los factores históricos y culturales.

Sin embargo, quisiéramo­s creer que el problema puede disminuir, en la medida en que se cree una conciencia más amplia y haya remedios legales e institucio­nales

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