LA MEMORIA DE LOS VICTIMARIOS
Una de las más recientes acciones mediáticas –que parecen ya fueran costumbre– de la administración de Federico Gutiérrez tuvo que ver con la clausura que hizo del museo que tenía Roberto Escobar sobre su hermano Pablo en el sector de Las Palmas. El problema no estuvo en los controles que la autoridad en cumplimiento de su deber, está obligada a hacerle a todo establecimiento que preste un servicio turístico en la ciudad, sino en las desafortunadas declaraciones del alcalde en casos en los que intervienen intereses contrarios a sus convicciones y objetivos al mando de Medellín.
Es loable que la administración municipal quiera construir un relato de ciudad que enaltezca a las víctimas de la violencia de los 80 y 90 y que prefiera hablar de la transformación que ha tenido Medellín en lugar de esa época tan difícil en materia política y social, que ha dejado secuelas incluso hasta el día de hoy. Lo que no le queda bien al alcalde Gutiérrez y al secretario de seguridad,
Andrés Tobón, es la de hacer comentarios sobre el lugar como un espacio que hace apología al delito y a tratar de imponer su visión sobre el conflicto que ha vivido la ciudad. ¿Acaso iniciativas como las de Roberto Escobar no son también maneras de construir memoria desde el lado de los victimarios? ¿Hay iniciativas de memoria más correctas que otras?
En la actualidad en múltiples espacios la memoria está siendo un constante campo en disputa, sin embargo, esta se construye desde la diversidad y multiplicidad de voces sobre lo sucedido y no a través de un único relato. Tampoco en el caso de Medellín la superación de una época tan triste como la del narcotráfico debe hacerse desde el ocultamiento y el silencio de lo no tan agradable que nos pasó y es por eso que precisamente se hace indispensable llamar al esce- nario de lo público, sin distinción, a la mayor cantidad de relatos que existan sobre lo que nos pasó.
Al igual que el alcalde Gutiérrez yo también creo que Pablo Escobar fue un personaje nefasto para la ciudad y el país, pero a su hermano Roberto, en palabras de Voltaire, quisiera también manifestarle que estoy en desacuerdo con lo que dice, pero defenderé hasta la muerte su derecho a decirlo, porque la verdad se construye desde la pluralidad
¿Acaso iniciativas como las de Roberto Escobar no son también maneras de construir memoria?