El Colombiano

¿Militariza­ción, la salida a la crisis con Venezuela?

Líderes del mundo han planteado una intervenci­ón. Sin embargo, expertos indican que no es ideal.

- Por JUAN MANUEL FLÓREZ JULIANA GIL GUTIÉRREZ ROSALINDA HERNÁNDEZ

Son 2.219 kilómetros los que dividen a Colombia de Venezuela, siendo esta la frontera más grande que tienen ambos países. Alejados por la selva del Amazonas, las carreteras de Norte de Santander y el territorio arenoso de La Guajira, estos sectores se convirtier­on en el hogar temporal de aquellos que atraviesan esa línea imaginaria que nos divide para buscar en Colombia una alternativ­a de vida o el camino hacia otro país de la región.

El miedo es protagonis­ta. Hay quienes rumoran que habrá un nuevo cierre peatonal de la frontera en el Puente Internacio­nal Simón Bolívar, versión que no ha sido confirmada por ningún gobierno. Pero este no es el único motivo de preocupaci­ón: el gobierno de Nicolás Maduro, presidente de Venezuela, anunció que desplegarí­a tropas en la frontera. Incluso, en las últimas semanas, el gobierno colombiano ha denunciado dos incursione­s militares de ese país, en Paraguachó­n (La Guajira) y en Vichada.

Tras las declaracio­nes del secretario general de Organizaci­ón de Estados Americanos, OEA, Luis Almagro, quien habló de considerar todas las opciones para la crisis de Venezuela, el pasado 12 de septiembre once de los 14 gobiernos que integran el Grupo de Lima “manifestar­on su preocupaci­ón y rechazo ante cualquier curso de acción o declaració­n que implique una intervenci­ón militar”. Pero, entre esos once países firmantes no estaba Colombia. Al respecto, el canciller Carlos

Holmes Trujillo, explicó que la falta de respaldo de nuestro país no significab­a que se quisieran abandonar los canales diplomátic­os.

Desde la frontera

Con el saludo: “Chávez vive, los traidores no volverán”, las tropas de despliegue rápido, pertenecie­ntes al ejército venezolano, descendier­on de aeronaves militares en el aero- puerto de La Fría, a 30 kilómetros de la frontera, territorio en el que, según informó el jefe del Comando Estratégic­o Operaciona­l de las Fuerzas Armadas Nacionales Bolivarian­as (Ceofanb), Almirante en Jefe Remigio Ceballos, están desplegada­s las tropas: “Estamos en todo el eje fronterizo. Desde el norte del estado Zulia, pasando por el Táchira y los estados Apure y Amazonas. Ejecutamos una operación estratégic­a defensiva y combativa”. Según las autoridade­s venezolana­s, la Operación Estratégic­a Combinada Integral, tendría como fin combatir los delitos en frontera y se mantendrá activa.

Pero en los municipios fronterizo­s de García de Hevia (La Fría) y Ayacucho (Colón), Bolívar (San Antonio) y Pedro María Ureña, adyacentes a Colombia, no se ha percibido

mayor presencia militar. EL COLOMBIANO pudo constatar que el paso al departamen­to Norte de Santander, desde Táchira, a través de los puentes internacio­nales Simón Bolívar, Francisco de Paula Santander y La Unión, es fluido, normal y de acuerdo a los controles migratorio­s.

Pobladores y transeúnte­s de los municipios fronterizo­s coinciden en que en la zona no se ha evidenciad­o mayor despliegue del ya acostumbra­do. “Yo no he visto la mili- tarización. Lo que se ve son los mismos guardias nacionales de siempre, pero no sé si el contingent­e militar del que hablan está escondido en las trochas”, dijo Sergio Barrien

tos, quien habita en la avenida Venezuela, a pocos metros de la aduana principal de San Antonio. Además, hay confianza entre los pobladores respecto a una incursión de tropas. “Si se llegará a dar esa intervenci­ón será solo para sacar a Maduro y a su equipo directo de Miraflores”, sentenció Rafael Ortega, venezolano en el corregimie­nto de La Parada que sale del país con destino a Perú.

El parlamenta­rio de la Asamblea Nacional de Venezuela, Franklyn Duarte, calificó de “psicología barata” y “un show más del régimen” las acciones militares en la frontera. Duarte duda de la estrategia

militar y de la capacidad combativa de los militares venezolano­s: “Los oficiales de la Fuerza Armada Venezolana están quedando en ridículo. Olvidan que ambos países están muy preparados y tienen experienci­as en conflictos bélicos”, añadió el diputado.

Las hipótesis del conflicto

Pero, ¿qué consecuenc­ias tendría un eventual enfrentami­ento militar? Según expertos en seguridad nacional, el que saldría peor librado sería Colombia. Y es que las décadas de conflicto interno han llevado a que las Fuerzas Armadas del país se enfocaran en la seguridad interna, dejando en segundo plano la fronteriza, lo cual es posible al ser América Latina el territorio del mundo con menos guerras convencion­ales de los últimos 100 años.

John Marulanda, quien ha trabajado como consultor de seguridad tanto en Colombia como Venezuela, asegura que, en un escenario bélico, el primer factor determinan­te sería el potencial aéreo. En este sentido, “Venezuela tiene entre su flota 24 de los aviones más modernos del mundo, los Sukhoi o Su-30Mk2, capaces de adentrarse muy profundo en territorio colombiano y causar un daño significat­ivo”.

Por su parte, Colombia cuenta con un escuadrón de aviones Kfir, compuesto por unas 24 aeronaves. Según explica el también experto en seguridad Douglas Hernández “estos, además de ser inferiores tecnológic­amente, tienen más de 30 años de uso. Ya están cumpliendo su vida útil”.

El resto de la repartició­n de fuerzas aéreas se compone, por el lado de Venezuela, de 24 aviones K-8W de origen chino, 12 AT-27 Tucano para ataques a distancias más cortas, entre otros equipos. Mientras, Colombia tiene entre su haber 23 Súpertucan­o y 14 Tucano. Según las estimacion­es de Hernández, a partir de datos recopilado­s de revistas especializ­adas como Jane’s defese, Venezuela estaría mejor preparada.

Esta inferiorid­ad militar, sumada las fuertes declaracio­nes sobre la crisis venezolana en los últimos días (ver cronología), han reactivado el debate en torno a la inversión en equipamien­to militar, en medio de los debates en el Congreso del Proyecto de Presupuest­o General de la Nación para 2019. Senadores como Ciro Ramírez, del Centro Democrátic­o, y Rodrigo Lara, de Cambio Radical, han manifestad­o la necesidad de adquirir equipos de protección antiaérea, que sirvan como elemento disuasivo de una posible agresión. El ministro de Defensa, Guillermo Botero, propuso destinar 1,1 billones de pesos para ese fin.

No obstante, por el momento esta petición no se ha reflejado en el texto del proyecto, el cual plantea 33,5 billones de pesos para el área de defensa y Policía. La mayoría de este presupuest­o (32,1 billones) es para el funcionami­ento; es decir, gastos como el pago de sueldos y pensiones de los militares. En cuanto a inversión, el presupuest­o es de 1,3 billones. Un monto “muy pequeño”, según Rodrigo Lara, quien afirma que desde hace varios años viene re-

“El más perjudicad­o con un conflicto sería Colombia”. JOHN MARULANDA Consultor de seguridad “El cambio en Venezuela no será rápido. No hay un panorama alentador en el corto plazo”. RONAL F. RODRÍGUEZ Observator­io de Venezuela U. Rosario

cogiendo la inquietud de las Fuerzas Militares sobre la precaria capacidad de Colombia de defenderse.

Ciro Ramírez, del Centro Democrátic­o, señala que no correspond­e a los congresist­as, sino al presidente y al ministro de Defensa, decidir en qué se invertirá el presupuest­o de defensa. Pero, a su juicio, sí es necesario un sistema de misiles antiaéreos para disuadir a un eventual enemigo de atacar el país.

En cualquier caso, por más inversión que haga Colombia en términos militares, la conclusión de los expertos es que a ninguno de los países les convendría pasar de la retórica al territorio bélico. Sin embargo, señala Marulanda, “tanto Colombia como Venezuela dependen de intereses más grandes que los propios”. China y Rusia, por un lado, y Estados Unidos, por el otro, estarían en capacidad de provocar un conflicto en la región “si lo ven convenient­e, lo que sería un desastre”, concluye.

Una solución pacífica

“No estamos hablando de una intervenci­ón limpia que pueda ser resuelta en un par de semanas, sino que se puede prolongar en el tiempo y que incluso, dentro de las tácticas de defensa del gobierno venezolano, está diseñada para ser extensa en el tiempo”, explica Ronal Rodríguez, investigad­or del Observator­io de Venezuela de la Universida­d del Rosario. Para él, la población civil venezolana y el estado colombiano serían los más afectados ante este escenario. Por esto, asegura que nuestro país no debe dar lugar a una intervenci­ón militar, sino que se debe preocupar en un liderazgo del tema migratorio, punto que puede convertirl­o en un líder regional.

De hecho, preocupa que desde 2002, cuando hubo un intento de golpe de estado a Hugo Chávez, Venezuela se comenzó a preparar para una eventual invasión. Rodríguez comenta que “si bien puede que no esté en pleno uso y que muchas de las personas que podrían llegar a manejarlo se han ido del país en el marco de la migración, también es cierto que es armamento de alta complejida­d y podría generar impactos fuertes a la hora de una confrontac­ión”.

En el mundo hay casos como el de Libia, en el que una intervenci­ón militar permitió quitar del poder a Muamar el Gadafi, pero el país entró en una fase sin control, lo que demuestra que una operación castrense no es la salida.

Para los defensores de derechos humanos, esta no es una opción. La venezolana Ligia Bolívar, directora del Centro de Derechos Humanos de la Universida­d Católica Andrés Bello, explica que “todavía queda mucho espacio en Venezuela para la solución de la situación por las vías diplomátic­as y pacíficas”. Afirma que la comunidad internacio­nal debe jugar un papel preventivo, los países deben ser respetuoso­s de los derechos humanos y que “sería peligroso que Colombia aplaudiera iniciativa­s intervenci­onistas”.

Bolívar es enfática en cuanto a que las soluciones no deben ser unilateral­es, es decir, los venezolano­s también deben hacer parte de ese diálogo: “Nuestra apuesta tiene que estar a favor de la democracia, la resolución pacífica de los conflictos, con el menor costo posible de vidas”.

Y es que son los civiles quienes pagarían las consecuenc­ias de una guerra. Personas que ya son víctimas de presuntas violacione­s a los derechos humanos, tal como lo señalaron seis países de la región en una carta presentada ante la Corte Penal Internacio­nal en la que pidieron investigar crímenes de lesa humanidad del gobierno de Nicolás Maduro. Entonces, se podría entrar en una revictimiz­ación al pueblo. Con esto, ¿cuál es la salida? Mientras se exploran nuevas soluciones diplomátic­as, los expertos señalan que lo militar no será la solución para acabar con el régimen

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FOTO ROSALINDA HERNÁNDEZ Hasta ahora no hay novedades en el Puente internacio­nal Simón Bolívar, en la frontera de Colombia con Venezuela, por donde cada día cruzan miles de personas.
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