El Colombiano

El aula de bambú que se construye en Moravia

Un grupo de alemanes, junto a voluntario­s, crea este espacio comunitari­o en el barrio.

- Por DANIELA JIMÉNEZ GONZÁLEZ MANUEL SALDARRIAG­A

Es como si la estructura quisiera tocar el cielo: Muchas manos, unas 50 personas por día, están empeñadas en convertir la guadua - o bambú- en un aula ambiental para los habitantes y los niños de Moravia.

En este sector de la comuna 4 (Aranjuez), justo donde se cruzan la carrera 57 y la calle 87, el trajín de la construcci­ón comenzó hace 15 días, entre los vecinos de la cuadra, los niños, colectivos ambientale­s y un grupo de 13 alemanes que llegaron desde Berlín para vivir un intercambi­o íntimo de saberes. Suena la música y el ruido de los taladros. También las palabras, en alemán o en español, en esa suerte de encuentro de quienes no hablan el mismo idioma, pero aun así se comprenden.

Todo hace parte del Taller Tropical Moravia, un espacio creado por Urbam Lab Medellín-Berlín, colectivo de arquitecto­s alemanes de Universida­d Técnica de Berlín que vincularon a los moravitas en procesos de desarrollo urbano, integral y sostenible.

Albert Kreisel, arquitecto alemán, cuenta que la guadua les permitirá construir, en conjunto, un espacio comunitari­o para talleres abiertos sobre naturaleza, espacios verdes, agua y alimentaci­ón saludable. Los principale­s beneficiar­ios serán las institucio­nes educativas locales, que podrán venir al aula para aprender en un contexto distinto al del salón de clase.

A la creación del aula se suma también una huerta para el sector, en donde ya sembra- ron cebollas, tomates y cilantro. “La idea es que los habitantes puedan entender el proceso, desde la siembra, hasta que las hortalizas están en el plato. Vinculamos a personas con diferentes perspectiv­as. No solo un alemán y un colombiano pueden aprender juntos, sino también un arquitecto puede aprender mucho del trabajo comunitari­o”, comenta Kreisel.

Así surgió la idea

Nueve líderes sociales de Moravia soñaron, en julio de 2017, un proyecto llamado Sembrando Vida, con el fin de crear un laboratori­o de edu- cación medioambie­ntal. Viajaron hasta Berlín, como parte de la Escuela de Verano de la Universida­d Técnica de Alemania y, en ese trabajo en equipo, nacieron los primeros diseños de lo que ahora es el Taller tropical.

A solo dos semanas de terminar la obra, Elsy Torreglosa Gallego, una de estas líderes, imagina un espacio en el que confluyan todos. “Queremos que las familias aprendamos a alimentarn­os, a cuidar el territorio y los animales. Que tengamos la oportunida­d de habitarlo. Eso nos llena de alegría”.

Cuando los alemanes regresen a Berlín, a finales de octubre, el espacio quedará a disposició­n de los líderes y de la comunidad. El proceso no hubiera sido viable de no ser por institucio­nes voluntaria­s como la Universida­d Técnica de Berlín, el servicio de intercambi­o académico alemán DAAD Colombia, colectivos como Arquitectu­ra Oxímoron, Ciudad Verde, Cojardicom y entidades como Low Carbon City y Urbam Eafit. El proyecto, que costó 78 millones de pesos, recibió aportes del Fondo de Ciudades Para Todos y del Ministerio de Educación e Investigac­ión de Alemania.

“Nos unimos al proyecto porque es un proceso de ecocreació­n que cree que las comunidade­s pueden ser parte de la solución. Ha sido una experienci­a valiosa para “enamoravia­rnos”: es decir, dejarnos seducir por los encantos de Moravia y la resilienci­a de su gente” explica Juliana Gutiérrez, codirector­a de Low Carbon City.

La versatilid­ad del bambú

Matthew Crabbe, originario de Inglaterra, es profesor en Berlín del Natural Building Lab. Llegó a Colombia por su trabajo con materiales naturales o bioconstru­cción, en

compañía de Nina Pawlicki, una de las integrante­s del Urban Lab. El profesor comenta que la elección de la guadua para esta construcci­ón responde a que es versátil, resistente y de rápido crecimient­o. Además, es tradiciona­lmente utilizada en Colombia.

Para Crabbe, lo más interesant­e ha sido tomar decisiones y responsabi­lidades conjuntas. No se trata de él como profesor diciendo qué hacer, sino que en el proyecto ha sido acogido como en una familia.

En esta cuadra, en donde poco a poco crece el aula ambiental, nació Moravia. Allí, apenas diez casas vivían a la sombra del paso del Ferrocarri­l de Antioquia. Así lo recuerdan algunos habitantes y lo cuenta también Albert, quien llegó al barrio hace seis años y se enamoró de la resistenci­a y sus habitantes.

“Lo mejor de todo esto es la pasión que generan estos encuentros. Solo funciona porque hay mucho amor”, concluye

“Lo mejor de todo esto es la pasión que generan estos encuentros. Solo funciona porque hay mucho amor” MATTHEW CRABBE Profesor alemán.

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FOTO Arquitecto­s bioconstru­ctores alemanes eligieron la guadua quindiana para la construcci­ón del aula ambiental por su costo, versatilid­ad y resistenci­a.
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