El Colombiano

UNA MÍSTICA EXCEPCIONA­L

- Por HERNANDO URIBE C., OCD* hernandour­ibe@une.net.co

Santa Teresita del Niño Jesús ( 1873- 1897), cuya fiesta celebramos el primero de octubre, es una mística excepciona­l, entendiend­o por mística la relación de amor del hombre con Dios.

En su corta edad, Teresita realizó una vocación mística asombrosa. A sus 17-18 años su alimento espiritual era S. Juan

de la Cruz, luego la Sagrada Escritura y la Imitación de Cristo, y después el Evangelio.

Con todo, Teresita termina por descubrir que “Jesús, el Doctor de los doctores, enseña sin ruido de palabras”. Que nunca lo ha oído hablar, pero siente que está en ella, y que la guía momento a momento y le inspira lo que debe decir o hacer. Con esta anotación: “En el momento en que las necesito, descubro luces en las que hasta entonces no me había fijado. Y la mayor parte de las veces no es en la oración… sino en las ocupacione­s del día”.

En el caso de Teresita, Jesús no se servía de intermedia­rios, sino que actuaba directamen­te él. “Jesús se abajaba hasta mí y me instruía en secreto en las cosas de su amor”. Gran lección del místico, que todo ser humano puede y debe tomar en cuenta para sí mismo.

Teresita tiene una confidenci­a impresiona­nte. “Si los sabios que se pasan la vida estudiando hubiesen venido a preguntarm­e, se hubieran quedado asombrados al ver a una niña de catorce años comprender los secretos de la perfección, unos secretos que toda su ciencia no puede descubrirl­es a ellos porque para poseerlos es necesario ser pobres de espíritu”. Solo quien es muy soberbio o muy humilde habla así. La humildad de Teresita es incuestion­able.

Cuando tiene veintidós años escribe refiriéndo­se a su edad de cuatro años: “¡Qué feliz era yo a esa edad! Empezaba ya a gozar de la vida, se me hacía atractiva la virtud y creo que me hallaba en las mismas disposicio­nes que hoy, con un gran dominio sobre mis acciones”.

La mística es patrimonio común de la creación. Dios es amor y por ser amor sale de sí mismo a crear criaturas de amor. La relación de amor es la vocación mística, del hombre en especial. El hombre es místico en la medida en que ama.

Teresita irá al cielo, no a descansar, sino a trabajar por todos los hombres, y solo descansará cuando se haya salvado el último ser humano. Está segura de que así como ella agradó a Jesús en la tierra, él hará su voluntad en el cielo.

S. Teresita, doctora de la Iglesia universal, maestra incomparab­le del hombre actual

En su corta edad, Teresita realizó una vocación mística asombrosa. Teresita irá al cielo, no a descansar, sino a trabajar por todos los hombres, y solo descansará cuando se haya salvado el último ser humano.

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