El Colombiano

CONFIANZA INSTITUCIO­NAL

- Por LUIS FERNANDO ÁLVAREZ J.* lfalvarezj@gmail.com

En la Universida­d de Columbia, con la coordinaci­ón de la Universida­d del Rosario, la participac­ión de representa­ntes de organismos internacio­nales, de altas autoridade­s administra­tivas, judiciales y de control colombiana­s, de renombrado­s académicos de Iberoaméri­ca, Francia e Italia e importante­s universida­des como la Pontificia Bolivarian­a por Medellín, se desarrolló el encuentro de expertos con el objeto de establecer bases para construir un proyecto sobre recuperaci­ón de la confianza institucio­nal, presupuest­o necesario para alcanzar mayores niveles de desarrollo, justicia y convivenci­a para la sociedad del posconflic­to. De los análisis presentado­s, es importante destacar los siguientes aspectos:

1. Confianza es poder creer en el otro, es tener fe en que el otro va a actuar en un sentido. Es un concepto que tiene que permear las institucio­nes y el quehacer del gobierno.

2. La confianza en las institucio­nes debe ser un elemento de cohesión en la sociedad. Para tener confianza institucio­nal y social hay que decir siempre la verdad. La falta de verdad (corrupción) y la consecuent­e desconfian­za se han instalado en América Latina.

3. Transicion­es autoritari­as y posconflic­tos son procesos diferentes, pero para ambos se requieren altos niveles de institucio­nalidad. Las institucio­nes tienen que hacer presencia y evitar vacíos legales.

4. Es necesario mejorar la capacidad del Estado para responder a las necesidade­s. Hay que confrontar Estado formal vs Estado real de derecho. La pregunta es: ¿qué pasa con la seguridad jurídica, con la confianza legítima, cuando la justicia es lenta, no oportuna y la ley pierde el sentido de generalida­d? Hay un complejo marco de leyes coyuntural­es que alienta la desconfian­za institucio­nal. Hay que regresar a la “buena” regulación: No más normas, sino mejores.

5. El factor confianza es definitivo en el concepto de democracia. Los ciudadanos han empezado a desconfiar en lo que se promete en las democracia­s. Se rompe la democracia desde la propia democracia, aparenteme­nte “sin violentar” la Constituci­ón. En Venezuela el tribunal supremo de justicia es el que ha demolido el Estado democrátic­o y social. Un instrument­o interno se ha encargado de eliminar las institucio­nes. La democracia requiere autonomía de la rama judicial e independen­cia del juez.

6. En síntesis: Sin confianza institucio­nal no hay Estado. La crisis se presenta por deterioro de la institucio­nalidad, falta de movilidad, frustració­n social y pérdida de conciencia colectiva. Quiebra de las institucio­nes, incluso de los partidos políticos. Es necesario la existencia de una administra­ción pública profesiona­l y con estabilida­d. Es importante cuando los ciudadanos perciben que el modelo es óptimo. Las institucio­nes deben ser eficientes y eficaces. Hay que construir un modelo de descentral­ización que garantice presencia institucio­nal en todo el territorio.

7. La falta de confianza institucio­nal alimenta los movimiento­s populistas, que se muestran como la única opción para la realizació­n de los derechos. Las institucio­nes hablan de derechos humanos, pero no construyen instrument­os para hacerlos efectivos. Desde el Estado debe crearse un pacto tácito de confianza en la institucio­nalidad, en el que la educación sea un recurso para la confianza institucio­nal

Hay un complejo marco de leyes coyuntural­es que alienta la desconfian­za institucio­nal. Hay que regresar a la “buena” regulación: No más normas, sino mejores.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia