CONFIANZA INSTITUCIONAL
En la Universidad de Columbia, con la coordinación de la Universidad del Rosario, la participación de representantes de organismos internacionales, de altas autoridades administrativas, judiciales y de control colombianas, de renombrados académicos de Iberoamérica, Francia e Italia e importantes universidades como la Pontificia Bolivariana por Medellín, se desarrolló el encuentro de expertos con el objeto de establecer bases para construir un proyecto sobre recuperación de la confianza institucional, presupuesto necesario para alcanzar mayores niveles de desarrollo, justicia y convivencia para la sociedad del posconflicto. De los análisis presentados, es importante destacar los siguientes aspectos:
1. Confianza es poder creer en el otro, es tener fe en que el otro va a actuar en un sentido. Es un concepto que tiene que permear las instituciones y el quehacer del gobierno.
2. La confianza en las instituciones debe ser un elemento de cohesión en la sociedad. Para tener confianza institucional y social hay que decir siempre la verdad. La falta de verdad (corrupción) y la consecuente desconfianza se han instalado en América Latina.
3. Transiciones autoritarias y posconflictos son procesos diferentes, pero para ambos se requieren altos niveles de institucionalidad. Las instituciones tienen que hacer presencia y evitar vacíos legales.
4. Es necesario mejorar la capacidad del Estado para responder a las necesidades. Hay que confrontar Estado formal vs Estado real de derecho. La pregunta es: ¿qué pasa con la seguridad jurídica, con la confianza legítima, cuando la justicia es lenta, no oportuna y la ley pierde el sentido de generalidad? Hay un complejo marco de leyes coyunturales que alienta la desconfianza institucional. Hay que regresar a la “buena” regulación: No más normas, sino mejores.
5. El factor confianza es definitivo en el concepto de democracia. Los ciudadanos han empezado a desconfiar en lo que se promete en las democracias. Se rompe la democracia desde la propia democracia, aparentemente “sin violentar” la Constitución. En Venezuela el tribunal supremo de justicia es el que ha demolido el Estado democrático y social. Un instrumento interno se ha encargado de eliminar las instituciones. La democracia requiere autonomía de la rama judicial e independencia del juez.
6. En síntesis: Sin confianza institucional no hay Estado. La crisis se presenta por deterioro de la institucionalidad, falta de movilidad, frustración social y pérdida de conciencia colectiva. Quiebra de las instituciones, incluso de los partidos políticos. Es necesario la existencia de una administración pública profesional y con estabilidad. Es importante cuando los ciudadanos perciben que el modelo es óptimo. Las instituciones deben ser eficientes y eficaces. Hay que construir un modelo de descentralización que garantice presencia institucional en todo el territorio.
7. La falta de confianza institucional alimenta los movimientos populistas, que se muestran como la única opción para la realización de los derechos. Las instituciones hablan de derechos humanos, pero no construyen instrumentos para hacerlos efectivos. Desde el Estado debe crearse un pacto tácito de confianza en la institucionalidad, en el que la educación sea un recurso para la confianza institucional
Hay un complejo marco de leyes coyunturales que alienta la desconfianza institucional. Hay que regresar a la “buena” regulación: No más normas, sino mejores.