Radiografía de cinco deportistas camino a la grandeza
Este ha sido el recorrido de algunos atletas que aspiran a ganar medallas en los Juegos de Buenos Aires. Historias llenas de talento y disciplina.
Ninguno de los cinco deportistas que reseñan estas páginas, en quienes recae parte de la posibilidad de medallas en Juegos Olímpicos de la Juventud, había nacido cuando María Isabel Urrutia, en Sídney-2000, le mostró al país que era posible la gloria, pero había un largo camino por recorrer.
Hoy afrontan un reto crucial para dar el salto definitivo hacia la élite; los diferencia su origen, su deporte, sus características físicas y sociales, pero los iguala unas condiciones sin las cuales sería difícil estar en Buenos Aires en busca de preseas para Colombia.
Jeremías Cuesta y Angie Saray González, por ejemplo, son representantes del Urabá antioqueño, dos proyectos que mezclan las características físicas de los oriundos de la región y los aciertos técnicos y dirigenciales. “En casos como ellos hay una unión de condiciones: la riqueza del biotipo para el atletismo y la detección oportuna de su talento. Saray, por ejemplo, es una atleta surgida en Juegos Supérate”, destaca el dirigente Julio Roberto Gómez.
La predisposición genética es la piedra angular de un deportista con vocación competitiva, al menos eso piensa Adriana Serrano, mamá de María Camila, la sexta mejor tenista juvenil del mundo actualmente y una de las cartas fuertes del país para conseguir oro olímpico.
“Viene de una familia de deportistas y ese antecedente creo que ha sido clave para ir superando las pruebas físicas, mentales y externas que se le han impuesto”, dice.
Pero el talento solo ha sido un componente para estos jóvenes; los demás, indispensables para estar donde están, los fueron adquiriendo con tesón, esfuerzos tremendos y el acompañamiento de muchas personas. Para el país queda la posibilidad de conseguir preseas y para ellos, un gran proyecto de vida