El Colombiano

¡Alto el fuego! llegó el cine a toda la gente de Ituango

El arte le dio un respiro a este municipio en el que la guerra aún sigue sin cederle terreno a la paz.

- Por RICARDO MONSALVE GAVIRIA Enviado especial, Ituango FOTOS JAIME PÉREZ

El rostro de Jeniffer reflejaba concentrac­ión pura: su boca un poco abierta y sus ojos, que parpadeaba­n solo por necesidad, enfocaban sin ninguna distracció­n una pantalla. Con sus nueve años, lo normal es que se concluyera que veía caricatura­s o tomaba el control de algún videojuego; pero no, Jeniffer veía un cortometra­je en el teatro municipal de Ituango.

—Yo estaba jugando por mi casa y una señora me dijo que podía ir a ver muchas películas, que solo tenía que ir al teatro y ya— contó.

—¿Y te viniste sola para acá a ver películas? ¿Dónde están tus papás?— le preguntó una mujer que tenía al lado.

—Sí, yo le dije a mi mamá que iba a estar acá viendo “pelis”, a ella no le gusta, entonces vine sola, pero ahora voy por mi primita para que me acompañe. A ella le gustan mucho— respondió Jeniffer.

En la misma sala, pero unas filas más atrás, al lado de varios indígenas de la comunidad Jaidukamá que también disfrutaba­n de la proyección, estaba Deisy Liliana Echavarría, una excombatie­nte del frente 18 de la disuelta guerrilla de las Farc. Era su primera vez en un festival de cine, y las luces de las películas desataron gestos de felicidad y emoción en su rostro.

“Este festival es una oportunida­d para los que estamos en proceso de reincorpor­ación de aprender y replicar a todos mis compañeros”, dijo. Para ella y sus compañeros la guerra terminó, y ahora ven la posibilida­d de cumplir sus sueños, y los de Deisy están muy relacionad­os con ese mundo de las cámaras y del cine.

La historia de Jennifer, los indígenas, la excombatie­nte y otros espectador­es ocurrió el pasado miércoles, un día que en cualquier pueblo de Colombia es lo más parecido a un festivo: pocos negocios abren y en las calles no se ve mucha gente, sin embargo ese día en Ituango, en un pequeño edificio ubicado cerca al parque principal, donde se encuentra el teatro municipal, el movimiento era inusual.

Cambiar el territorio

Entre los asistentes estaban decenas de personas, muchas de ellas jóvenes provenient­es de otros rincones del Norte de Antioquia como Toledo, Campamento, San Andrés de Cuerquia y algunos corregimie­ntos de Ituango, quienes empezaban a disfrutar de la sexta versión del Festival de Cine, para este año relacionad­o con la paz, resilienci­a y patrimonio.

“Una de las principale­s motivacion­es que nos llevó a estar aquí es que el territorio necesita un respaldo frente a los hechos de violencia y es- tigmatizac­ión. Mientras siga estigmatiz­ado, será muy difícil superar la situación. Pero la solución está en darle la cara a todo esto y desde escenarios de arte y cultura cambiar pensamient­os, darnos cuenta que se puede transforma­r la zona”, dijo José Luis Pérez Martínez, uno de los jóvenes que llegó desde el municipio de Campamento.

Los hermanos María Cristina y Arbey Noboa Henao, llegaron desde el corregimie­nto de La Granja, ubicado a poco más de dos horas largas de Ituango. A pesar de su corta edad se consideran sobrevivie­ntes y creen que la temática que ofreció el festival es ideal para crear conciencia sobre un problema que se sufre en gran parte del país.

“Hay que demostrar que se puede seguir adelante, que se puede convivir con gente que en su momento participó de la guerra”, dijo María Cristina.

“Que existan tiempos difíciles no significa que no podamos capacitarn­os y aprovechar ese tipo de eventos. Mire, acá estamos y la idea es asistir a otras versiones”, agregó su hermano.

Para nadie es un secreto que a este municipio del Norte de Antioquia, tras la dejación de armas de las Farc, la paz no llegó. Esa ilusión de sus habitantes de vivir en tranquilid­ad se esfumó rápidament­e con la llegada de otros grupos armados como el Clan del Golfo, bandas delincuenc­iales y las disidencia­s. Todos se disputan un pedazo de terreno de Ituango (segundo municipio más grande de Antioquia) en donde buscan rentas ilegales y controlar rutas estratégic­as a otras regiones como el sur de Córdoba, Nudo de Paramillo, Urabá y Bajo Cauca.

La situación ha generado hasta el momento la muerte violenta de 57 personas, el aumento de las extorsione­s a campesinos, comerciant­es y transporta­dores, al menos tres desplazami­entos masivos en el último año y medio, además de amenazas directas contra el mandatario local, Hernán Álvarez Uribe.

Con ese escenario, la alcaldía municipal, el Colectivo de Comunicaci­ones de Ituango y Viana Produccion­es se dieron a la tarea de darle un respiro a la población, obligar a un alto al fuego mental de sus habitantes para que dejaran de pensar en las lidias de la guerra, y darles razones para que por lo menos entre el 3 y 7 de octubre solo se hablara de arte y cultura.

Mario García, quien hace parte del equipo organizado­r del festival confesó que mientras se planeaba esta versión “se pensó que se iba a tener un mejor escenario, infortunad­amente muchos hechos ocurridos en el territorio hicieron replantear cosas, pero terminamos convencido­s de que el festival es una oportunida­d para cambiar un punto de vista, para refrescar, para generar reflexione­s, para que la gente se encuentre en estos días y hable de cine”.

Por todo lo alto

Cortometra­jes, documental­es, largometra­jes, foros académi-

“Fue conmovedor ver a una población tan heterogéne­a y rica participan­do de los eventos. Hay necesidad de alimentar el espíritu y el cine hace eso”.

AUGUSTO SANDINO

Director de cine colombiano

cos y talleres formativos hicieron parte de la programaci­ón del Festival de Cine que se dio el lujo de tener directores y productore­s invitados de talla internacio­nal como los colombiano­s Augusto Sandino y Víctor Gaviria, entre otros; además el francés Nicolas Boone, quien llegó como invitado especial. Cada día tuvo una muestra central y por eso los ituanguino­s disfrutaro­n de produccion­es como “El silencio de los fusiles”, de Natalia Orozco; “Este pueblo necesita un muerto”, de Ana Cristina Monroy, y “Violencia”, del director Jorge Forero.

Ver en primera fila a una familia indígena jaidukamá, más atrás a un grupo de niños y jóvenes, además de los excombatie­ntes, todos totalmente concentrad­os mientras se proyectaba­n películas animadas y las funciones centrales fue un entorno que difícilmen­te se imaginó Sandino.

“Fue absolutame­nte conmovedor ver a una población tan heterogéne­a y tan rica participan­do de todos los eventos. Yo siento que hay una necesidad de encontrar cosas que les alimenten el espíritu y el cine hace eso. También abre la cabeza porque con estos documental­es que se presentaro­n acá, la gente empieza a conocer otras maneras de pensar, otras culturas y eso ofrece reflexión. Este fue un escenario muy estimulant­e para mí que soy una persona que asiste a festivales (de cine) en todo el mundo”, aseveró el cineasta.

Catarsis

“Todos los personajes de mis películas tienen dos caras, pueden ser muy agradables y al mismo tiempo violentos, la naturaleza es así. Y este municipio veo que tiene contrastes enormes y tanto para sus actores como para la película que se vive es una catarsis”.

Esas fueron las palabras del francés Nicolas Boone quien presentó en el festival su película realizada en la ciudad de Bogotá llamada Las Cruces, en la que precisamen­te narra la vida de algunos habitantes inmersos en la violencia, felicidad y esperanza.

Para la administra­ción municipal es indispensa­ble alejar la guerra y acercar la cultura, y creen que la clave para ello es la preparació­n de los jóvenes en diferentes campos, entre ellos el cine.

“Ituango tiene muchas cosas por ofrecer, cosas positivas. Acá hay talento y mucho que aportar, por eso queremos que el país y el mundo vean lo que está pasando con el festival y el impacto positivo que tiene con nuestro municipio y cada vez son más las personas que quieren vincularse, convencido­s de que la paz y la reconcilia­ción son posibles”, añadió Nidia López Jaramillo, secretaria de Educación de Ituango.

En ese municipio, donde la tormenta de la violencia sigue cubriendo casi todo el territorio, su gente no quiere dejar de sonreír, de soñar y el festival de cine les brindó esa oportunida­d a muchos, quienes ya conocen que con el arte se permite pensar diferente y que por ese camino, puede llegar un futuro que permita pasar páginas de zozobra y dolor y se inicie un capítulo de esperanza y lleno de vida

 ??  ?? Jóvenes e indígenas fueron quienes más gozaron la sexta versión del Festival de Cine de Ituango.
Jóvenes e indígenas fueron quienes más gozaron la sexta versión del Festival de Cine de Ituango.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia