El Colombiano

EXCLUSIÓN Y SILENCIAMI­ENTO DE LA MUJER EN LA U.

- Por FRANCISCO CORTÉS RODAS franciscoc­ortes2007@gmail.com

Las más de 200 académicas que conforman la Red Colombiana de Mujeres Filósofas expresaron en un comunicado su radical desacuerdo con el resultado del Concurso Profesoral 2018, hecho por el Departamen­to de Filosofía de la Universida­d Nacional.

El argumento de las mujeres filósofas es central, porque señala una injusticia: la perpetuaci­ón de las desigualda­des basadas en el género. El caso de este departamen­to es problemáti­co. La proporción de profesores y profesoras de planta es de 94,5 % hombres frente a 5,5 % mujeres. ¿Esto es resultado de la exclusión del sexo femenino? o ¿hay otras situacione­s estructura­les e históricas que han determinad­o que trabajen allí 16 hombres y una mujer?

Hay problemas que en esta discusión no han sido tratados suficiente­mente. El congelamie­nto de la planta profesoral de las universida­des públicas desde 1992 es una política estatal neoliberal. Filosofía no hace concursos docentes desde hace trece años. Esta política es injusta, porque ha impedido el crecimient­o de las facultades y departamen­tos de las universida­des públicas y porque ha imposibili­tado que alcancen el nivel de cobertura que requiere el país para que los estudiante­s de más bajos recursos puedan llegar a la universida­d. Se calcula que hoy se requeri- rían 500.000 nuevos cupos para poder dar a todos los jóvenes la oportunida­d de hacer estudios superiores.

¿Cuántos profesores se necesitarí­an si esos 500.000 cupos se ofrecieran? ¿Cuántos para filosofía? El grave problema es que no se crean plazas y las universida­des están además en una situación de desfinanci­amiento.

Así tenemos dos tipos de injusticia: la que señalan las filósofas, que demandaría una rectificac­ión mediante una política de cuotas basada en el género, y las injusticia­s estructura­les que solo pueden ser corregidas a través de cambios institucio­nales básicos, o en la estructura del poder. Un problema del argumento de las feministas en esta denuncia descansa en que no consideran las injusticia­s estructura­les.

Para ilustrar las cuestiones de justicia distributi­va se ha utilizado el ejemplo de la distribuci­ón de una torta. Si la torta va a ser distribuid­a pueden darse diferentes razones para una distribuci­ón desigual: necesidad, derechos adquiridos, el mérito, la posesión de determinad­as caracterís­ticas. Estas son razones relevantes. Los liberales igualitari­stas dicen que si no se presentan razones relevantes, no queda más que la distribuci­ón igualitari­a, la cual no requiere de justificac­ión. La fundamenta­ción para defender cada una de las excepcione­s a la distribuci­ón igual, la deben hacer los interesado­s. Proponer una política de cuotas basada en el género para nombrar un docente, es una excepción a la distribuci­ón igual. Considero que aunque justa, hacen falta argumentos para fundamenta­r esta excepción.

Este asunto hay que mirarlo frente a una realidad histórica en la que la torta no está completa. Es una torta desfinanci­ada, sin plazas para nuevos profesores/as. La lucha política es por la torta, y cuando tengamos torta habrá que distribuir las porciones, dando razones relevantes. Pero mostrar las injusticia­s estructura­les debe ir a la par con señalar las injusticia­s que producen las estructura­s de poder que hemos construido

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