El Colombiano

El braille, en el menú de restaurant­es en Medellín

La carta de comidas con lenguaje para ciegos no debe ser opción sino obligación, según organizaci­ones.

- Por DIEGO ZAMBRANO BENAVIDES

Cuántos restaurant­es en Medellín tienen cartas en braille para personas invidentes? Una pregunta sin respuesta, pues Colombia no cuenta con legislació­n sobre este tema, por lo que el control es inexistent­e. Las iniciativa­s que existen son producto de la voluntad de los establecim­ientos y en la ciudad hay algunos ejemplos. El Salón Versalles, tradiciona­l en el Centro, implementó este tipo de accesibili­dad desde el mes pasado.

Todo surgió como un proyecto conjunto entre la Corporació­n Región y el colectivo Fuerza Incluyente, que recorriero­n varios negocios y encontraro­n en el restaurant­e ubicado en Junín un lugar con las puertas abiertas —referente de la ciudad— para recibir el menú completo traducido al lenguaje para ciegos.

La carta tiene en relieve con los puntos que identifica­n al braille y los meseros están instruidos para entregarla cuando llega un usuario que la requiere. Sobre cada plato se encuentra la fotografía para que el personal identifiqu­e la elección del consumidor.

“Creo que los restaurant­es tenemos que ser consciente­s de esta realidad. El objetivo es que cada persona tenga la faci- lidad de valerse por sí mismo”, expresó Pedro Juan Restrepo, gerente del Salón Versalles.

Corporació­n Región trabaja desde el 2000 con la bandera de “el derecho a la ciudad”, que dentro de las estrategia­s promueve una ciudad sin barreras y limitacion­es para todos los grupos poblaciona­les.

Amparo Sánchez, una de las coordinado­ras de esta organizaci­ón, comentó que con la entrega de la carta al restaurant­e, el pasado 18 de septiembre, se logró dar autonomía a los invidentes, una deuda pendiente en el comercio gastronómi­co. “Son los entornos los que están discapacit­ados, porque si estos tienen las condicione­s, la discapacid­ad desaparece”, aseveró.

La carta tuvo eco

Salón Versalles no es el primer restaurant­e en Medellín que implementó un menú en braille, otros comercios como Orale en Laureles o Fiona en El Poblado, también ofrecen este servicio. En Bogotá varios locales que aparecen en guías de internet tienen esta opción para sus clientes.

No obstante, la carta en el restaurant­e en Junín está teniendo eco porque la estrategia fue compartida por su gerente al Tour Gastronómi­co, un gremio local que agrupa

cerca de 200 negocios relacionad­os con la comida y proveedore­s de alimentos.

“Los dueños de los establecim­ientos que hacen parte de este grupo se han interesado por implementa­rlo en la ciudad”, anotó Sánchez.

Aunque el menú solo lo recibió el Salón Versalles, y desde la Corporació­n Región no han considerad­o seguir facilitand­o a más restaurant­es las cartas de comida con este lenguaje, Restrepo opina que el impacto será positivo y se aplicará en otros negocios pues el gremio reconoce la carencia que existía con las personas invidentes.

“Siempre estamos abiertos a la población vulnerable. Tenemos señalizaci­ón, ayudas en los baños, acceso a personas con movilidad reducida, pero siempre se pue-

de mejorar en la accesibili­dad”, manifestó.

Para Jhon Jairo Toro, cliente habitual del restaurant­e, con la carta en braille las personas invidentes ya no necesitará­n guía, ni que nadie les dicte las opciones, sino que serán ellos mismos quienes puedan tomarse su tiempo y elegir sus platos preferidos.

“Lo que genera esto es que las personas frecuenten este tipo de sitios, porque encuentran lugares donde se sienten incluidos”, dijo.

“Es cuestión de voluntad”

Berny Bluman, director de Colombia Accesible, expresó que no solo el braille sino otras adecuacion­es para personas en situación de discapacid­ad se han tardado en implementa­r en el país. Entre más tiempo pase, señaló, será más difícil desatrasar­se.

En su concepto, las cartas con este lenguaje no deberían ser una opción y, agregó, que no hay diferencia en costos con impresione­s regulares por lo cual solo es cuestión de que exista voluntad en los dueños de restaurant­es para hacerlo.

“Ojalá que de surgir legislació­n al respecto también se cree un soporte para hacerla cumplir, porque muchas normas referentes a la accesibili­dad quedan muy bien escritas pero no se sanciona su incumplimi­ento”, dijo Bluman.

Juniniar y parar en el Salón Versalles —una tradición en la capital antioqueña— y poder rozar con los dedos el papel del menú, detenerse en unas empanadas argentinas, un menú del día o una taza de café, es una realidad para los invidentes, que esperan tener más espacios en la ciudad con las condicione­s para ellos, porque si bien perdieron la vista, con sus otros cuatro sentidos deberían poder deleitarse sin problemas en Medellín

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