Quebradas, prioridad por lluvias
A pesar de las inversiones para limpiarlas, en invierno muchas se desbordan y generan emergencias.
$25.000 millones invirtieron en 2018 el Área Metropolitana y la Alcaldía de Medellín en adecuación para reducir riesgo de inundaciones y avalanchas. ¿Por qué sigue la alerta?.
La temporada invernal no para en Medellín y mientras aguacero va y aguacero viene, gran parte de las emergencias tienen que ver con el desbordamiento de las quebradas, que en lo corrido del año ya registran, por lo menos, cinco eventos en los que han causado desastres en diferentes puntos, aunque, por fortuna, ninguno ha reportado víctimas fatales.
El pasado 3 de octubre, en la tarde, un fuerte aguacero originó desbordamientos de La Presidenta y La María, en el sur del Aburrá, que causaron inundaciones y caos en las vías. Ese día, otra quebrada se desbordó en la parte alta de Manrique, anegando varias viviendas. El 27 de septiembre, La Tinaja, en el norte de Medellín, se creció causando afectaciones en diez viviendas del barrio Belalcázar; y el 5 de octubre, la quebrada Cañada Negra, en los límites de Medellín y Bello, también elevó su nivel frenando, por varias horas, el tráfico en la autopista Medellín-Bogotá, con inundaciones en 20 casas y 8 locales.
¿Seguirá el riesgo de más inundaciones por las quebradas, o la ciudad está blindada contra catástrofes originadas por esta causa?
En la Secretaría del Medio Ambiente hay un registro de 4.273 quebradas y todas tienen problemas de contaminación por vertimientos y sedimentos, que son los que generan riesgos. Cien de ellas desembocan en el río.
Previendo estas situaciones, a principios de este año, a través de la Empresa de Desarrollo Urbano -EDU-, la Alcaldía reportó una inversión de $6.000 millones en la atención de puntos críticos en 5 quebradas: La Honda y La Tebaida, en Manrique; la Malpaso, en Robledo; La Pelahueso, en San Javier; y La Picacha, en
Belén-Aguas Frías. Las obras consistieron en construcción de canales, cajas de alcantarillado (box coulverts) y muros de contención para evitar movimientos de masa y desestabilización de taludes.
“Las intervenciones para aminorar riesgos consisten en mantenimientos de los cauces con una matriz de priorización basada en criterios de amenaza, vulnerabilidad y riesgos como obstrucción del cauce, desbordamiento y generación de movimientos en masa, entre otros”, explica la oficina del Medio Ambiente.
La posibilidad de que las quebradas se desborden, sin embargo, es latente, ya que en los procesos de urbanismo informal de la ciudad estas no se respetan y se invaden cons- tantemente sus retiro y su cauce, lo que genera obstrucciones, contaminación con aguas residuales y basuras.
La Secretaría, admite, que hay ciudadanos que cuidan y respetan los cauces, pero indica que, “los verdaderos aliados son una cuadrilla de obreros de coberturas que, a diario, arriesgan su integridad y salud por adelantar su labor”.
Plan con 19 quebradas
A la par, el Área Metropolitana del Valle de Aburrá -Amva-, apoya a las alcaldías en esta tarea. La subdirectora Ambiental María del Pilar Restrepo, explica que la tarea fundamental de su entidad es el cuidado del río, pero para ello es necesaria la reforestación e intervención en los nacimientos y las márgenes de los afluentes, en alianza con las comunidades.
En el río, este año, se cuentan intervenciones en Sabaneta y en el sector sur, a la altura de las universidades Eafit y el Politécnico Jaime Isaza Cadavid, con la construcción de jarillones. El Amva tiene como guía un estudio de la Universidad Nacional que identificó 40 puntos críticos del río, de los cuales se han intervenido 16 y, según las prioridades detectadas, se van haciendo nuevas actuaciones.
En cuanto a las quebradas, este año se han dado incrementos en los caudales de El Hato, La García, La Loca y La Madera, en Bello; en la Tablaza y Doña María, de Itagüí; y en la Santa Elena, La Honda y La Presidenta, de Medellín.
“Para temas del riesgo, trabajamos planes de mitigación con las comunidades, buscando que, con base en las alertas del Siata (Sistema de Alertas Tempranas), puedan evacuar a tiempo”, señala Restrepo.
El Dagrd (Departamento de Gestión de Riesgo de Desastres) de Medellín ha atendido este año 12.375 emergencias contra 13.126 de 2017, 150 de ellas relacionadas con inundaciones.
La entidad, incluso, aclara que no las registra como desbordamientos sino como inundaciones, ya que estas se pueden dar también por insuficiencia hidráulica.
El Amva, en asocio con el Centro de Ciencia y Tecnología de Antioquia - CTA-, ejecuta el Plan Quebradas: un proyecto de recuperación de 19.
Catalina Herrera, coordinadora del Plan por el CTA, dice que el aspecto fundamental en el tema es el educativo, lograr que las comunidades se apropien de las quebradas y no las conviertan en basureros. Pero hay mucho por hacer: “Que la gente conozca la quebrada que atraviesa su barrio o que cruza frente a su casa, ya es un avance”, señala.
El convenio abarca La López, en Barbosa; El Salado, en Girardota; Piedras Blancas, en Copacabana; La García y El Hato, Bello; La Madera, Medellín y Bello; La Iguaná, La Malpaso, La Honda, Altavista, Santa Elena y La Picacha, Medellín; Doña María, Medellín, Itagüí y La Estrella; La Ayurá, Envigado; La Grande y La Bermejala, en La Estrella; La Miel, La Valeria (Caldas); y La Doctora, en Sabaneta. La inversión es de $19.000 millones