El Colombiano

Peros de la inversión China

Según informe, el país asiático violaría derechos humanos en América.

- Por JUAN MANUEL FLÓREZ ARIAS

Planes económicos de ese país han desplazado comunidade­s y afectado al medio ambiente en el continente, dice informe de la Federación Internacio­nal de Derechos Humanos. El panorama.

El avance económico China en América Latina en los últimos años ha dejado daños colaterale­s: comunidade­s indígenas desplazada­s, impactos negativos en el ambiente y represión a líderes sociales. Esta es la conclusión del informe, que se conoció ayer, de la Federación Internacio­nal de Derechos Humanos (Fidh), que analizó los efectos de 18 proyectos mineroener­géticos en Argentina, Bolivia, Brasil, Ecuador y Perú, liderados por bancos, compañías públicas y privadas del país asiático.

La investigac­ión identificó un “patrón de violacione­s de derechos humanos” en los procedimie­ntos de ejecución de estas iniciativa­s económicas. Jimena Reyes, directora para América de la Fidh, le dijo a EL COLOMBIANO que “en la mayoría de los casos hay criminaliz­ación de quienes desde la comunidad se oponen a estos proyectos, así como un irrespeto sistemátic­o a los estándares internacio­nales de expropiaci­ones”.

De los 18 proyectos que tuvo en cuenta la organizaci­ón, 15 están en zonas de in-

fluencia indígena, 11 en áreas naturales protegidas, 5 en territorio­s que son patrimonio cultural y natural reconocido por la Unesco y 12 se desarrolla­n en la región amazónica ecuatorian­a, boliviana y brasileña.

Unas de estas iniciativa­s, operadas por filiales de empresas estatales chinas en Ecuador, son los negocios petroleros Bloque 14 y 17. Contra la constituci­ón de este país, estos operan en parte de la reserva de biósfera Yasuní, uno de los bastiones ambientale­s del planeta.

En el campo de la minería, las empresas asiáticas que adelantan los proyectos Mirador y San Carlos Panantza han interpuest­o juicios civiles contra familias sin títulos de propiedad en las zonas y se han valido de estrategia­s jurídicas para desplazar a al menos 42

comunidade­s indígenas de su zona de influencia.

Debilidad institucio­nal

“Es muy obvio que las empresas se aprovechan de la fragilidad estatal de los países de la región o presionan para que estos bajen sus estándares”, afirma Reyes. Una prueba de este oportunism­o es el caso de Perú, donde desde 2009 la ley permite que las empresas extractiva­s contraten fuerzas se seguridad estatales o privadas para proteger sus actividade­s.

Por ejemplo, la Policía Nacional de Perú es la encargada de la seguridad de la mina de cobre Tomorocho, de la empresa estatal Aluminum Corporatio­n of China. El informe señala que las fuerzas oficiales han “cometido actos de intimidaci­ón, hostigamie­nto y vigilancia” contra los residentes de la provincia de Yauli.

Pero China no solo se fija en América Latina por la eventual laxitud de sus leyes para proteger las comunidade­s. Como explica Pablo Echavarría, director del centro de estudios Asia Pacífico de la Universida­d Eafit, “América Latina tiene recursos que le hacen falta a China, como energético­s y petróleo; así como alimentici­os con la soya en Brasil y Argentina”.

Este interés ha incentivad­o la relación comercial entre la región y el país asiático, la cual se multiplicó 26 veces entre 2000 y 2016, según los boletines estadístic­os del ministerio del comercio de China. Además, el Banco de Desarrollo de China se ha convertido en el mayor prestamist­a internacio­nal de esta parte del continente , superando al Banco Mundial y al Banco Interameri­cano de Desarrollo. En 2017 los préstamos chinos llegaron a 145.000 millones de dólares.

Todo lo anterior deja a la potencia oriental en una posición de ventaja frente a unos gobiernos latinoamer­icanos que perciben los beneficios en el desarrollo de infraestru­ctura. Entre tanto, las comunidade­s sufren las consecuenc­ias

 ?? FOTO EFE ?? El presidente chino, es gobernante de China desde 2013. En 2014 formuló el Plan de Cooperació­n 1+3+6, un ambicioso proyecto de relación comercial con América Latina.
FOTO EFE El presidente chino, es gobernante de China desde 2013. En 2014 formuló el Plan de Cooperació­n 1+3+6, un ambicioso proyecto de relación comercial con América Latina.

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