TAL VEZ LAS NIÑAS NOS SALVEN
Mientras Christine Blasey Ford testificó ante el Comité Judicial del Senado el mes pasado, mujeres de todo el país salieron a las calles y a las redes sociales en apoyo a ella y a sobrevivientes de agresión sexual en todo el mundo.
Dos de ellas eran adolescentes - estudiantes de último año en la escuela secundaria a la que asistió el Dr. Blasey en la década de 1980 -que compartieron un boleto para la audiencia, alternando en silencio entrando y saliendo de un asiento en la parte posterior de la sala de audiencias. Fue una muestra de solidaridad que dice mucho sobre el momento en que vivimos. Esas dos adolescentes forman parte de una generación de niñas que han estado al frente de algunos de los movimientos sociales más transformadores en la memoria reciente.
Según un informe de enero de la organización de investigación de opinión no partidista PRRI, el 48 % de las mujeres de 15 a 24 años dicen que han firmado una petición en línea, comparado con solo el 39 % de los hombres en el mismo grupo de edad. Tenían un 23 % más de probabilidades de decir que se habían ofrecido como voluntarias para un grupo o una causa que les importaba y un 39 % más probabilidades de decir que habían donado dinero para una campaña o una causa.
¿Por qué las niñas de hoy, muchas de las cuales son tan jóvenes que pasarán años antes de que puedan emitir sus votos, se están lanzando a las calles y redes sociales para pedir un cambio?
He aquí algo que podría explicarlo. Más que nunca, tienen modelos abundantes, visibles y diversos a seguir. Desde las grandes marchas de mujeres que siguieron a la inauguración de Donald
Trump, no ha faltado la acción política de alto perfil de las mujeres. Según un informe de abril de Pew Research Center, casi un tercio de las mujeres de 18 a 49 años habían asistido a un evento político o protesta desde las elecciones de 2016. No es de extrañar que algunos hayan argumentado que 2018, como 1992, debería llamarse “El año de la mujer”. En julio, el 50 % de las mujeres encuestadas dijo que había estado prestando mayor atención a la política desde la elección de Trump, en comparación con el 46 % de los hombres. Un número récord de mujeres, 476, presentó su candidatura este año para la Cámara de Representantes.
Cuando pienso en el efecto que estas mujeres políticamente activas están teniendo sobre la generación más joven, recuerdo una de las mantras de mi organización, Girls Who Code, que está dedicada a cerrar la brecha de género en la tecnología. Las niñas no pueden ser lo que no pueden ver. Todos sabemos que sin modelos que lucen como ellas en las ciencias de computadores, es poco probable que siquiera consideren el campo. Un estudio reciente, “Quién se convierte en inventor en Estados Unidos? La Importancia de la Exposición a la Innovación”, encontró que si las ni- ñas pudieran observar inventoras mujeres tanto como los niños lo hacen con inventores hombre, las tasas de innovación de mujeres se elevarían en un 164 % y la brecha de género en la innovación caería a más de la mitad.
De la misma manera en que las mujeres innovadoras generan innovación por parte de las niñas, el activismo político de alto perfil de las mujeres este año podría explicar un mayor compromiso entre nuestras niñas. Como concluyó un estudio realizado en 2005 por investigadores de la Universidad de Notre Dame, “Mientras más política se infunde con modelos femeninos visibles, más adolescentes reportan la expectativa de participar en política”.
Más allá de simplemente estar involucradas, las chicas de esta generación son tan apasionadas y sin disculpas por lo que les importa como cualquiera en la historia. Muestran un sentido de claridad moral, un instinto de inclusión y un compromiso para hacer del mundo un lugar mejor para las personas de todas las edades y géneros. Los demás debemos seguir su ejemplo
Más allá de simplemente estar involucradas, las chicas de esta generación muestran un sentido de claridad moral, un instinto de inclusión y un compromiso para hacer del mundo un lugar mejor para las personas.