El Colombiano

CISNES NEGROS

- Por ENRIQUE LÓPEZ ENCISO ealopezen@gmail.com

Latinoamér­ica y el Caribe son uno de los lugares más riesgosos del planeta. Además del riesgo económico que tantas veces enfrentan, la región también puede sufrir frecuentem­ente terremotos, inundacion­es y el embate de los huracanes. Los incendios forestales son, por ahora, menos habituales. El Banco Mundial aborda el tema en su último informe regional (Banco Mundial, 2018, Sobre incertidum­bre y cisnes negros ¿Cómo lidiar con riesgo en América Latina y el Caribe?). En dicho informe se hace una amplia discusión sobre los riesgos que deben tenerse en cuenta en las decisiones de política económica.

En ese orden de ideas, existen dos tipos de riesgos que deben considerar­se: los riesgos predecible­s y los impredecib­les. Los primeros son riesgos, como la lluvia, por ejemplo, para los cuales se conocen sus distribuci­ones de probabilid­ad, gracias a la gran cantidad de informació­n histórica disponible. Esto permite calcular con relativa precisión diferentes volúmenes de precipitac­iones, Los países pueden hacer prevención y monitoreo para evitar la exposición a ese tipo de riesgo y también pueden utilizar mecanismos de cobertura para asegurarse contra él.

Se considera que eventos como los cambios abruptos de los precios de las materias primas, los terremotos y las paradas súbitas de los flujos de capitales son también predecible­s. No son situacione­s que se producen con regularida­d, pero repiten a lo largo de la historia y es posible calcular la probabilid­ad de que vuelvan a presentars­e. Esa caracterís­tica hace que puedan asegurarse, pero a mayor costo. Hay que tener en cuenta que la complejida­d y el costo del seguro están directamen­te relacionad­os con la capacidad para predecir con precisión los valores futuros de que un evento se produzca.

También es posible diseñar medidas preventiva­s para reducir la exposición al riesgo. La vulnerabil­idad frente a la volatilida­d de los precios de las mate- rias primas se reduce con una estructura productiva diversific­ada. Los terremotos e inundacion­es se previenen con alertas tempranas y adecuación, acompañada de monitoreo de la infraestru­ctura. Las paradas súbitas de capitales con un marco macroeconó­mico y financiero sólido. Es interesant­e constatar que hoy es posible encontrar bonos preventivo­s para asegu- rarse contra las catástrofe­s naturales y que ya existen para los países de la Alianza del Pacífico.

Por último, están los llamados cisnes negros, que son riesgos impredecib­les porque nunca antes han ocurrido y, por lo tanto, no se conoce la probabilid­ad de que sucedan. Por esto no es posible asegurarse contra ellos. Un buen ejemplo es el ataque terrorista del 11 de septiembre del 2001. Como no se dispone de un mercado de seguros para estos casos, la sociedad no tiene más remedio que mejorar su preparació­n y capacidad de respuesta, y contar con la mayor asistencia posible tras los acontecimi­entos, concluye el Banco Mundial.

El mensaje fuerte del organismo internacio­nal se refiere a que la política pública debe incluir en estos tiempos un elemento de prevención y de cobertura frente al riesgo que ahorraría muchísimo dinero a los gobiernos, tan proclives a la improvisac­ión

Es interesant­e constatar que hoy es posible encontrar bonos preventivo­s para asegurarse contra las catástrofe­s naturales. Ya existen para los países de la Alianza del Pacífico.

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