CISNES NEGROS
Latinoamérica y el Caribe son uno de los lugares más riesgosos del planeta. Además del riesgo económico que tantas veces enfrentan, la región también puede sufrir frecuentemente terremotos, inundaciones y el embate de los huracanes. Los incendios forestales son, por ahora, menos habituales. El Banco Mundial aborda el tema en su último informe regional (Banco Mundial, 2018, Sobre incertidumbre y cisnes negros ¿Cómo lidiar con riesgo en América Latina y el Caribe?). En dicho informe se hace una amplia discusión sobre los riesgos que deben tenerse en cuenta en las decisiones de política económica.
En ese orden de ideas, existen dos tipos de riesgos que deben considerarse: los riesgos predecibles y los impredecibles. Los primeros son riesgos, como la lluvia, por ejemplo, para los cuales se conocen sus distribuciones de probabilidad, gracias a la gran cantidad de información histórica disponible. Esto permite calcular con relativa precisión diferentes volúmenes de precipitaciones, Los países pueden hacer prevención y monitoreo para evitar la exposición a ese tipo de riesgo y también pueden utilizar mecanismos de cobertura para asegurarse contra él.
Se considera que eventos como los cambios abruptos de los precios de las materias primas, los terremotos y las paradas súbitas de los flujos de capitales son también predecibles. No son situaciones que se producen con regularidad, pero repiten a lo largo de la historia y es posible calcular la probabilidad de que vuelvan a presentarse. Esa característica hace que puedan asegurarse, pero a mayor costo. Hay que tener en cuenta que la complejidad y el costo del seguro están directamente relacionados con la capacidad para predecir con precisión los valores futuros de que un evento se produzca.
También es posible diseñar medidas preventivas para reducir la exposición al riesgo. La vulnerabilidad frente a la volatilidad de los precios de las mate- rias primas se reduce con una estructura productiva diversificada. Los terremotos e inundaciones se previenen con alertas tempranas y adecuación, acompañada de monitoreo de la infraestructura. Las paradas súbitas de capitales con un marco macroeconómico y financiero sólido. Es interesante constatar que hoy es posible encontrar bonos preventivos para asegu- rarse contra las catástrofes naturales y que ya existen para los países de la Alianza del Pacífico.
Por último, están los llamados cisnes negros, que son riesgos impredecibles porque nunca antes han ocurrido y, por lo tanto, no se conoce la probabilidad de que sucedan. Por esto no es posible asegurarse contra ellos. Un buen ejemplo es el ataque terrorista del 11 de septiembre del 2001. Como no se dispone de un mercado de seguros para estos casos, la sociedad no tiene más remedio que mejorar su preparación y capacidad de respuesta, y contar con la mayor asistencia posible tras los acontecimientos, concluye el Banco Mundial.
El mensaje fuerte del organismo internacional se refiere a que la política pública debe incluir en estos tiempos un elemento de prevención y de cobertura frente al riesgo que ahorraría muchísimo dinero a los gobiernos, tan proclives a la improvisación
Es interesante constatar que hoy es posible encontrar bonos preventivos para asegurarse contra las catástrofes naturales. Ya existen para los países de la Alianza del Pacífico.