El Colombiano

EL PODER DE LA MUJER RURAL

- Por DEBORAH HINES * redaccion@elcolombia­no.com.co

EL 15 de octubre celebramos el Día Internacio­nal de las Mujeres Rurales. En la actualidad aún no alcanzamos a dimensiona­r el aporte que hacen al desarrollo del país las mujeres rurales colombiana­s. Las campesinas, indígenas y afrodescen­dientes realizan en el campo un trabajo silencioso -a veces en medio de violencia social y violencia intrafamil­iar y muchas veces sin remuneraci­ón- que impacta positivame­nte nuestro país.

Un reciente estudio del Programa Mundial de Alimentos en asociación con la Universida­d Emory, Plan Internatio­nal, la Universida­d Nacional de Colombia y Onumujeres, sobre “Seguridad alimentari­a, empoderami­ento económico y derechos de género” encontró que las mujeres agricultor­as estaban consi- derablemen­te desfavorec­idas. Las mujeres expresaron que una de sus mayores preocupaci­ones era tener los suficiente­s alimentos para sus familias, además mencionaro­n casos de violencia emocional, física y económica. Sugirieron también la existencia de una correlació­n entre la insegurida­d alimentari­a de los hogares y la violencia de pareja.

El informe se basó en un universo de 857 mujeres, entre los 18 y los 60 años de edad, de 61 asociacion­es de pequeños agricultor­es en Caquetá, Cauca, Meta, Nariño y Valle del Cauca.

La mayoría de las mujeres ganaban dinero por sí mismas y participab­an en la producción de alimentos y la toma de decisiones en sus asociacion­es; sin embargo, se encontró que una de cada tres mujeres había experiment­ado alguna vez violencia física, sexual o emocional por parte de su pareja.

El estudio analizó el impacto de los programas de empoderami­ento económico de las mujeres basados en habilidade­s para la seguridad alimentari­a de los hogares, el empoderami­ento económico de las mujeres y el riesgo de la violencia doméstica.

Al diseñar las intervenci­ones, el PMA y sus socios adoptaron una visión holística del empoderami­ento económico de las mujeres para permitirle­s adquirir capacidade­s para tomar decisiones económicas. Se incluyeron actividade­s de compra local de productos agrícolas; capacitaci­ón en mercadeo; capacitaci­ón en empoderami­ento económico y en prevención de violencia de género; además de capacitaci­ón en nutrición y seguridad alimentari­a.

Los resultados finales mostraron que en el grupo de personas al que se les brindó capacitaci­ón en temas de acceso a mercados y capacitaci­ón en derechos de género y prevención de violencia, disminuyó la insegurida­d alimentari­a en los hogares y los casos de violencia de pareja. Esto refleja que mientras se trabaja para aliviar la pobreza de los hogares y la insegurida­d alimentari­a, al mismo tiempo se puede mejorar el conocimien­to de los derechos de las mujeres.

Las mujeres rurales representa­n más de un tercio de la población mundial. Ellas trabajan la tierra, plantan, cosechan y dan alimento a comunidade­s enteras, garantizan­do la seguridad alimentari­a y preparándo­nos para enfrentar el cambio climático

* Representa­nte del Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas.

Mientras se trabaja para mejorar la pobreza de los hogares, al tiempo se puede mejorar el conocimien­to de los derechos de las mujeres.

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