El camino para empresas unicornio apenas inicia
El auge de este tipo de empresas en Colombia podría empezar a darse gracias al caso de Rappi.
Las compañías que llegan a una valorización de 1.000 millones de dólares en su primera etapa de funcionamiento son las que se conocen con este nombre. En Colombia, por ahora, Rappi es la primera y la única de este tipo. La oportunidad de expansión y la atracción de capital en corto tiempo serán vitales para aquellas que quieran seguirle los pasos. La tarea requiere del factor sorpresa: no es únicamente una buena idea, se ne- cesita capacidad de escalonamiento. Y el punto de equilibrio financiero es determinante. Análisis.
Ser una empresa unicornio, es decir llegar a una valorización de 1.000 millones de dólares, no es tarea fácil. Y no lo es porque se requiere de dos aspectos fundamentales: capacidad de expansión y atracción del capital inversionista.
Una compañía unicornio no necesita trabajar a ganancias para ser considerada “potencialmente atractiva”. Necesita tener el camino financiero claro y alcanzar esas cifras de valoración en su primera etapa de crecimiento.
Esta tendencia, hecha realidad desde 2013, se impulsó gracias a aquellos emprendimientos, en su mayoría de base tecnológica, que lograron captar el interés de inversionistas privados en cortos periodos. Según VentureBeat, portal especializado en movimientos empresariales, ya hay unos 220 unicornios en el mundo. Entre los que se destacan Uber, con una valorización de 68.000 millones de dólares, y Airbnb (plataforma de arrendamiento de espacios habitacionales), con 29.300 millones de dólares.
Expansión e innovación son las claves del éxito de Rappi, el primer unicornio colombiano. En palabras de sus fundadores, la aplicación experta en domicilios se vuelve atractiva por las posibilidades de expansión que representa para quienes deciden invertir un capital para su funcionamiento. Esto a pe- sar de que registrara, en 2017, pérdidas cercanas a los 56.000 millones de pesos.
A conseguir el capital
Tener una buena idea para crear empresa no garantiza que desde su puesta en marcha genere ganancias. Lograrlo es mucho más difícil de lo que se cree. Una buena idea necesita de complementos como: expansión, infraestructura e inversionistas, que ayuden a inyectar el capital necesario.
Son varias las razones por las que no se logra ese punto de equilibrio; es decir, la transición entre generar pérdidas y empezar a dar ganancias. En el país, según datos de Confecámaras, sólo tres de diez compañías sobreviven a los primeros cinco años de funcionamiento. Entre las razones: falta de interés del sector privado, pérdidas inmanejables para su funcionamiento y dificultades para acceder a créditos (ver Claves).
“Además de esto, los emprendimientos necesitan recibir una mano para llegar consolidarse. Las facilidades gubernamentales que se puedan hacer serán esenciales para su funcionamiento; para nuestro caso, una disminución de los trámites y la puesta en marcha de la ventanilla única para la creación de empresas”, afirmó Julián Domínguez, presidente de la Confederación Colombiana de Cámaras de Co-
mercio (Confecámaras).
Para Francisco Cubillos, profesor experto en empresas de la Universidad del Rosario, la idea de saber atraer en un negocio no es algo que se dé por generación espontánea. Se necesita de un trabajo arduo de planes reales. “Un inversionista está dispuesto a dar dinero sin importar que un negocio empiece generando pérdidas, siempre y cuando vea una oportunidad real de negocio, perdurable y con la capacidad de transformarse”.
Aníbal Roa, presidente de la Organización Flor Huila, tras 50 años de funcionamiento de su empresa, afirmó que la vitalidad empresarial “se hace teniendo las proyecciones de crecimiento, los planes de diversificación de mercados y demostrando constancia y capacidad de manejo (decisiones de choque, entre otros) cuando los planes iniciales no tienden a salir bien”.
Finalmente, el eje de impulso empresarial que tiene el Gobierno busca facilitar procesos y planes de inversión en emprendimientos. Con la premisa: “Al empresario debe devolvérsele el estatus que ha perdido y reivindicarlo como actor fundamental de la sociedad colombiana”, que dicta José Manuel Restrepo, ministro de Comercio, Industria y Turismo, la idea es que el país sea cada vez más un epicentro de fenómenos como Rappi, que no han tenido el “boom” esperado pues no se ha generado el atractivo necesario