El Colombiano

El Gobierno no apunta a construir cárceles

El Gobierno dirigirá su estrategia hacia nuevos cupos carcelario­s y a perseguir al crimen organizado.

- Por JUAN CAMILO MONTOYA E.

Hacinamien­to carcelario en el país es de 49,1 %, según Inpec, y el Ejecutivo busca solución solo con política criminal.

La crisis carcelaria que vive Colombia es crítica pero no es nueva. Cada gobierno busca soluciones para mejorar las condicione­s de los reclusos y que se logren reincorpor­ar a la sociedad. Sin embargo, los avances son mínimos.

En materia penal, el asunto tiene diferentes ópticas desde el Estado. El Ministerio de Justicia ha tramitado leyes que buscan el deshacinam­iento logrando la salida de detenidos por causas menores como (la inasistenc­ia alimentari­a) o facilitand­o alternativ­as como la casa por cárcel y vigilancia con brazaletes electrónic­os.

Por el contrario, la Fiscalía ha impulsado normas más duras que se han visto reflejadas en el aumento de la población penitencia­ria. Una de esas, en 2016, la que buscaba evitar la salida de 18.000 detenidos, entre los que estaban miembros de bandas criminales, narcotrafi­cantes y abusadores sexuales.

Las cifras son contundent­es. Las cárceles de Colombia tienen capacidad para recibir a 80.203 personas y al día de hoy atienden una población de 119.7653 reclusos. Es decir, una sobre población de 39.450. 115 establecim­ientos carcelario­s presentan hacinamien­to.

Del total de reclusos solo hay 81.425 condenados, el resto son sindicados, es decir, personas que no han terminado su proceso judicial y que en muchos casos pueden mantenerse en esa condición durante varios años.

En este sentido, Farid Benavides, ex viceminist­ro de Justicia, explicó que en varias leyes se ha intentado que los municipios se apersonen de los sindicados y que no le dejen esa responsabi­lidad al Estado, pero “siguen siendo muy reacios porque dicen que esto genera problemas de seguridad y de degrada-

ción del entorno urbano”.

En ese vaivén, sin soluciones de fondo, los centros penitencia­rios parecen bombas de tiempo. Sobrepobla­ción, extorsión, dirección de delitos desde su interior, malas condicione­s de salud, de alimentaci­ón y un sistema en el que la corrupción es protagonis­ta.

¿Más cárceles?

El primer pensamient­o puede indicar que la solución es construir nuevos centros penitencia­rios. Esto, aunque puede parecer lógico, no resuelve el problema de fondo y deja de manifiesto la imposibili­dad de sacrificar presupuest­o de temas de mayor impacto social y de mejor imagen para los gobiernos.

Surge entonces la posibilida­d de construir cárceles mediante Alianzas Público Privadas (APP) o por concesione­s, un tema del que históricam­ente se ha hablado pero que apenas comienza a explorarse.

El año pasado el Departamen­to Nacional de Planeación presentó una serie de proyectos por APP, entre los que estaban la creación de 8.000 nuevos cupos distribuid­os en nueva infraestru­ctura en Uramita (Antioquia) y Barrancabe­rmeja (Santander). También, una nueva cárcel en Popayán.

En estos proyectos el avance es mínimo. Según el Ministerio de Justicia se encuentran en etapa de ejecución y de revisión de viabilidad­es. Iniciativa­s de este tipo inyectaría­n recursos de terceros al sistema penitencia­rio, lo cual implicaría que en Colombia se implemente un modelo mixto de administra­ción como sucede con éxito en Estados Unidos, pero no es nueva.

Se habla desde el siglo pasado, cuando la Corte Constituci­onal declaró el “estado de cosas inconstitu­cional” en las prisiones alegando hacinamien­to, graves deficienci­as de servicios públicos y asistencia­les, violencia, extorsión y la corrupción. Situacione­s que se mantienen.

No obstante, este año la Asociación Colombiana de Ciudades Capitales liderada por los alcaldes de las 32 ciudades del país, entregaron un documento a los candidatos a la Presidenci­a en ese momento en el que pedían acabar el Instituto Nacional Penitencia­rio (Inpec) y construir cárceles que aporten 80.000 cupos.

Sin embargo, para Benavides, este tipo de alianzas generan muchos sobre costos, ya que construir una cárcel a través de una APP cuesta 17 veces más que una cárcel pública.

El asunto, según el ex viceminist­ro, es que construir más cárceles no soluciona el problema: “si se construye una cárcel para 4.000 personas cuando la inaugure ya está hacinada, porque el crecimient­o anual de nuevos reclusos es de 10.000”.

Un tema que “no da votos”

La pregunta es, si es una necesidad conocida ¿por qué no se han dado soluciones? Hugo Acero, experto en asuntos carcelario­s y exsecretar­io de Seguridad de Bogotá, durante 9 años, sostuvo que “es fácil decir que la política va dirigida a menos cárceles y

más prevención, pero hay que tener en cuenta que en Colombia hay casi 120.000 detenidos y el hacinamien­to es cercano al 50 %. Si el gobierno dice que va a privilegia­r la prevención, esta es una política de largo plazo y mientras tanto ¿Qué hacer con toda la gente que van a seguir entrando?”.

La explicació­n, a su juicio, es que es “un tema que no da votos y genera dudas al estado. Todos quieren meter gente a la cárcel pero nadie quiere invertir en ellas, es una gran contradicc­ión”, subrayó Acero.

Destacó el caso de Medellín con la cárcel de El Pedregal, por invertir en infraestru­ctura y las obras de la nueva prisión en Yarumal al norte de Antioquia. “Mede- llín invierte 12.000 millones en este tema y tiene un gran grupo de profesiona­les que trabaja en las cárceles, trabajador­es sociales, gente en la resocializ­ación”, dijo.

Por ejemplo, para Benavides la solución es una mejor política criminal, que no ingrese por todos los delitos a la cárcel, acompañada de una buena política pública de seguridad que permita que las personas vivan en un estado de bienestar. Que no necesiten delinquir.

Qué dice el Gobierno

Buscar las salidas a la situación en las prisiones de Colombia es uno de los retos que afronta el nuevo Gobierno. Construir cárceles, cupos o enfocar la estrategia en la resocializ­ación y en las labores investigat­ivas contra el crimen organizado, son las posibilida­des que tiene.

Para Juan Francisco Espinosa, viceminist­ro de Política Criminal y Justicia Restaurati­va, el problema del hacinamien­to en las cárceles no se limita a la construcci­ón de nueva infraestru­ctura, el país ha tenido un problema de disminució­n de la oferta, lo que ha llevado a que cada día haya menos cupos disponible­s por problemas de mantenimie­nto.

“Somos un país con oferta creciente. Además, nos gusta que la gente pague cárcel y la gente reclama más dureza en las penas. Esto genera demanda, somos un país policivo. La curva de la oferta no acompaña la de la demanda, eso significa que cada día que pasa tenemos un incremento en la

problemáti­ca carcelaria.”, señaló el viceminist­ro.

Según el informe final del Ministerio de Justicia del gobierno de Juan Manuel Santos, durante los ocho años de mandato se crearon 15.861 cupos carcelario­s.

Espinosa sostiene que aunque el Gobierno tiene establecid­o crear más, eso generaría dos efectos inmediatos: sacrificar inversión social y darle más incentivos a la demanda. “Se especula mucho frente a construir cárceles o no, debemos plantearno­s si queremos ser un país que invierta recursos en cárceles y no en educación o salud”, dijo.

Benavides consideró “nos estamos enfrentand­o a dos modelos, el de la cárcel gringa que es muy pesada, de máxima seguridad, y el modelo europeo más liviano y económico, de mediana y mínima seguridad. En Colombia solo hay 4.000 criminales que necesiten una cárcel de máxima seguridad, el resto pueden estar en otros modelos”.

Ir por el crimen organizado

El viceminist­ro informó que la política que está trabajando el Gobierno se concentra en atacar el crimen organizado, bus- car sus negocios ilegales por encima del ciudadano de a pie, ajustar la política criminal y atacar el lavado de dinero, el testaferra­to y los bienes que obtuvieron ilegalment­e.

“Sí vamos a construir cupos porque el país los necesita, pero tenemos pendiente una discusión gigante, si las personas que están privadas de la libertad sí son las que deberían de estar. Por todo esto decimos que vamos duro contra la parte de arriba de las organizaci­ones criminales, contra los dueños del negocio”, afirmó Espinosa.

Colombia es un país que según la Constituci­ón Política pretende que las personas que ingresan a la prisión salgan resocializ­adas y útiles para la sociedad, fundamento que se cumple muy poco realmente. Este es un problema grueso y para arreglarlo no existen fórmulas mágicas, requiere que el sector privado también se comprometa.

Sin embargo, este argumento contrasta con la política de “el que la hace la paga”, que en el primer mes del presidente Iván Duque dejó 18.600 personas detenidas por sospecha de diferentes conductas, en delitos como narcotráfi­co, secuestro, extorsión, microtráfi­co, minería ilegal, entre otros

 ??  ?? La crisis carcelaria lleva años en Colombia. La construcci­ón de cárceles con el sector privado no es pri-mordial para el Gobierno hoy.
La crisis carcelaria lleva años en Colombia. La construcci­ón de cárceles con el sector privado no es pri-mordial para el Gobierno hoy.
 ?? FOTO JULIO CÉSAR HERRERA ??
FOTO JULIO CÉSAR HERRERA

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia