Nacional: sin goles, sin fútbol y sin presentación
En medio de una de las mejores asistencias como local este semestre, el cuadro verde cedió puntos y dejó una imagen inaceptable e inquietante.
No es fácil asumir toda la responsabilidad de la dinámica de un partido cuando el rival ofrece poco o nada en ataque como lo hizo Deportivo Cali ayer ante Nacional. En ese primer aspecto se le abona al cuadro verde paisa la persistencia de buscar el arco ante un oponente absolutamente replegado, con la exigencia física que esto implica.
Sin embargo, no le alcanzó al conjunto antioqueño para quedarse con los tres puntos en casa y acercar la clasificación a las finales en una tabla de posiciones muy apretada hoy.
Nacional produjo 15 remates sobre el arco de Camilo Vargas, pero solo cuatro de estos fueron bajo los tres palos y ninguna de las aproximaciones consecuencia de jugadas de elaboración previa. Todas, fruto de jugadas azarosas, acercamientos a puro ímpetu y acciones individuales. Sí, la posesión fue favorable por un 61 por ciento ante un 39 de los azucareros, que, de paso, no tuvieron un solo remate sobre el arco de Christian Vargas.
Pero aún no hay asomo de consistencia táctica, ni adelante ni en zona defensiva y el empate sin goles ante Cali compromete al equipo en la tabla de posiciones.
Vergüenza absoluta
Ayer, entre los 19.000 aficionados que llegaron al Atanasio, más de 1.000 niños pertenecientes a las escuelas de varias zonas del país vinculadas al club, asistieron en compañía de sus padres y entrenadores.
Ellos, como los demás presentes, tuvieron que atestiguar no solo la abulia futbolística del equipo sino la bochor-
nosa pelea entre Jéison Lucumí y Dayro Moreno, que concluyó con la expulsión del primero tras propinarle un cabezazo al segundo, por cobrar un falta.
Tan pronto concluyó el partido Dayro se apresuró a abandonar el campo en medio de la estupefacción de los presentes y que derivó en especulaciones sobre una posible refriega en el camerino.
Es el segundo acto similar que protagoniza Dayro, quien
ante Junior, en Barranquilla, por Copa Águila, casi se va a las manos con el argentino Gonzalo Castellani.
Está bien, los resultados impactan en el ánimo de la afición. Pero situaciones como esta atentan directamente contra el fútbol y contra la imagen del club, que tanta influencia tiene entre sus aficionados, sobre todo los más jóvenes. ¿Lo ocurrido pasará como otra anécdota en el historial disciplinario del club o la directiva tomará decisiones de fondo?