El Colombiano

YO AMABA A KANYE WEST Y ODIABA A TAYLOR SWIFT. LUEGO VINO 2018

- Por TARIRO MZEZEWA redaccion@elcolombia­no.com.co

He amado a Kanye West desde los 12 años. Solía escuchar “All Falls Down” y “Jesus Walks” a todo volumen, y todavía puedo recitar todas las letras de “Gold Digger”.

Cuando subió al escenario en los MTV Video Music Awards 2009 e interrumpi­ó bruscament­e a Taylor Swift, diciéndole que no se merecía el premio que había recibido, es posible que yo estuviera entre las pocas chicas de los Estados Unidos que finalmente se pusieron del lado del idiota. Y con la excepción de su álbum de 2014 “1989”, me ha disgustado Swift durante tanto tiempo como he adorado a West.

Esto tenía menos que ver con su música que con su política. O lo que percibí era su política. Ella: conservado­ra. Él: no.

West cofundó una organizaci­ón para ayudar a disminuir las tasas de deserción y analfabeti­smo en la escuela secundaria y brindar acceso a educación musical a niños de bajos ingresos en su ciudad natal de Chicago. Denunció a los medios por su representa­ción de los negros después del huracán Katrina (“odio la forma en que nos representa­n en los medios. Ven a una familia negra, dicen: ‘Están saqueando’. Ven una familia blanca, dicen, ‘están buscando comida’”). Él no evitó criticar al gobierno. Este es el hombre que dijo: “A George Bush no le importan los negros”, en la televisión en vivo en 2005.

Swift, en cambio, nunca jamás habló sobre su política. En el 2008, un año de elecciones, ella dijo que apoyaba a las mujeres en la política, pero no especificó a quienes. “Soy una chica de 18 años, no me voy a sentar aquí a discutir mis posturas políticas, porque eso no es lo que elegí hacer, elegí hacer música”. Mantuvo esa evasividad en el 2012 cuando le dijo a Time Magazine “Yo no hablo de política porque podría influencia­r a otras personas. Y no creo que sepa lo suficiente en la vida como para decirles a las personas por quién votar”.

Si hubo algún momento para que Swift rompiera su silencio era en 2016. Pero cuando miembros de la derecha alternativ­a apodaron a Swift su “diosa ariana”, ella no dijo nada. Es cierto que nunca dijo nada para sugerir que estaba de acuerdo con estas personas. Pero el hecho de que no se sintió obligada a hablar en contra de estas personas usando su música y su imagen para promover su racismo y agenda xenofóbica era problemáti­co.

Nunca me imaginé que terminaría estando de lado de Swift. Y luego vino 2018.

El 7 de octubre, días después de que terminara su gira, Swift apoyó a dos candidatos demócratas de Tennessee, denunció a

Marsha Blackburn, candidata republican­a al Senado en el estado que cuenta con el respaldo del presidente Donald Trump, y alentó a las personas a registrars­e para votar. Menos de 24 horas después, más de 160.000 personas lo habían hecho. Llámelo el golpe Swift. Son dos años demasiado tarde para 2016, pero justo a tiempo para las elecciones de mitad de término.

Mientras tanto, en los últimos meses, West ha convertido la gorra roja MAGA en un elemento básico de su vestuario; ha dicho que la esclavitud fue una opción y sugirió que rechazáram­os la enmienda 13; ha llamado a Trump, que tiene un largo historial de opiniones racistas y apoya políticas como “detenga y requise” que lastiman a los negros, un “hermano”. Trump y Kanye tienen previsto reunirse en la Casa Blanca. Los dos se reunieron previament­e en la Torre Trump en 2016.

Como dijo Kashana Cauley, escritora y colaborado­ra del New York Times, esta semana, “Alguien probableme­nte debería crear un grupo de apoyo para quienes originalme­nte escogimos el lado equivocado del debate Kanye / Taylor Swift”. Soy una de esas personas. En esto hay una lección para personas que, como yo, sienten una conexión con ciertas estrellas -nos gusta su música, películas, libros, ropa y más- y entonces queremos que nos gusten, no menos importante su política.

Dada la obsesión del actual presidente con las celebridad­es, incluido él mismo, no es improbable que tome el consejo político de West cuando se reúnan. De hecho, Trump ya lo ha hecho de otras celebridad­es: a principios de este año perdonó póstumamen­te al boxeador Jack Johnson por consejo de Sylvester Stallone. Más recienteme­nte, Trump conmutó la cadena perpetua de Alice Johnson, quien había sido condenada por un delito no violento de drogas, después de que la esposa de West, Kim Kardashian West, visitara la Casa Blanca y mencionara a Johnson

Nunca me imaginé que terminaría estando de lado de Swift. Y luego vino 2018.

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