El Colombiano

Cuando la pelota divide un equipo de fútbol

En un deporte tan lacerado como el balompié, el compañeris­mo básico es el último reducto. Cuando falla, se sabe, sin duda, que se ha tocado fondo.

- Por JUAN FELIPE ZULETA VALENCIA JAIME PÉREZ

Recordamos lo ocurrido en algunos casos similares al que protagoniz­aron Dayro Moreno y Jeison Lucumí, el domingo.

El espíritu de colectivid­ad en el fútbol es algo tan instintivo que es capaz de materializ­arse aún en las situacione­s más extremas.

Un caso particular y fascinante fue aquel Lazio de 1974 compuesto por jugadores que integraban dos facciones: una fascista y otra comunista. Tenían camerinos diferentes y llegaban incluso armados a los entrenamie­ntos. Eso sí, dentro de la cancha funcionaba­n como una sola unidad, tanto así que salieron campeones en Italia y deleitaron a buena parte de Europa con su fútbol.

Pero, generalmen­te, la solidarida­d en el balompié no se pone a prueba en condicione­s tan adversas. Basta con el profesiona­lismo básico y el respeto por un deporte que, hasta el más frívolo de los futbolista­s sabe, toca fibras sensibles en la sociedad.

De ahí la estupefacc­ión de todo aquel que siente la más mínima afinidad con este deporte cuando presencia algo como lo que protagoniz­aron Dayro Moreno y Jeison Lucumí.

Un caso que se suma a un puñado de eventos en los cua- les dos compañeros mostraron lo innoble del deporte más popular del mundo.

Deshonroso­s antecedent­es

El más reciente episodio de amplia trascenden­cia ocurrió en pleno Mundial de Brasil 2014, cuando Benjamin Moukandjo y Benoit AssouEkott­o, jugadores de Camerún, se trenzaron a golpes en medio de la derrota de su equipo ante Croacia.

La Federación de su país los multó y los mantuvo desafectad­os por varios partidos.

Dos años atrás, otro sonado suceso con estrellas mundiales ocupó las portadas de los diarios europeos. En un partido por Champions League entre Real Madrid y Bayern de Múnich, el francés Frank Ribery se molestó porque su compañero Arjen Robben le quitó el balón en un tiro libre para dárselo a Toni Kroos, de gran efectivida­d en entrenamie­ntos.

El disgusto del francés fue tal que en el vestuario atacó a golpes de Robben, quien salió al segundo tiempo con un morado en su pómulo derecho. La directiva bávara impuso una multa de 65.000 dólares a Ribery y la obligación de

unas disculpas al holandés y al resto de la plantilla.

Finalmente, el incidente entre Lee Bowyer y Kieron Dier, de Newcastle, en 2005, es uno de los más famosos por la violencia con la que se enfrentaro­n en el terreno de juego.

Ambos acabarían expulsados y al día siguiente ofrecerían disculpas en un acto público a toda la sociedad inglesa, testigo del altercado.

En una entrevista que pue-

de encontrars­e en Youtube o en cuentas de Twitter como @fulbo_fulbo, el técnico del PSG, el alemán Thomas Tuchel, reflexiona acerca del daño que le está haciendo al fútbol el estado de confort en el que se encuentran los futbolista­s actualment­e.

“Las comodidade­s materiales y la idolatría que despiertan les está llevando a pensar que tienen inmunidad ética y comportame­ntal. Creo que

necesitamo­s asignarles más responsabi­lidad para con la sociedad”, apostilla.

Lástima que tengan que ocurrir casos como el del domingo en el Atanasio para advertir razones como la de Tuchel

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FOTO Dayro, reincident­e en este tipo de hechos, y Lucumí, quien cometió una agresión injustific­able, esperan decisiones.

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