NO PODEMOS PERDER LA OPORTUNIDAD (PRIMERA PARTE)
Hace poco tuve la oportunidad de visitar el Departamento del Chocó para realizar avistamiento de ballenas, una experiencia natural única que tenemos el privilegio de disfru-
tar los colombianos. La región chocoana es un territorio inmenso, rodeado por miles de kilómetros de selva que lo convierte, no solamente en un refugio ideal para diferentes tipos de ecosistemas, sino también en un gran pulmón de la humanidad. Este departamento está constituido, en gran parte, por un número importante de pequeños poblados, veredas y corregimientos que, sumidos en la pobreza, llenos de necesidades básicas, contradictoriamente están en medio de un potosí de riquezas naturales.
Adicional a lo anterior, la violencia ha marcado históricamente la región generando un coctel explosivo entre la pobreza y los negocios ilícitos, todo de la mano de la falta de presencia estatal. Algunos lugareños me comentaban que existen poblados donde las fuerzas militares no son bienvenidas por el hecho de que su presencia escala el conflicto con los diferentes grupos de
bandas criminales que hoy utilizan esas zonas inhóspitas para sacar la droga. Incluso, es un secreto a voces que hay lugares hermosos donde antes estaba la guerrilla, hoy copado por narcotraficantes a los que nadie se atreve a desafiar.
Así como el Chocó, existen otras tantas regiones en Colombia que tienen inmensas oportunidades que no podemos dejar que se desaprovechen. Esto es, tenemos que buscar que todos estos atractivos turísticos se conviertan en destinos, con presencia estatal. Debemos garantizar que tengan servicios públicos básicos, seguridad, buena conectividad, sobre todo aérea para aviación comercial y privada. Solo por mencionar un ejemplo, hace una semana y durante 4 días, hubo un torneo internacional de pesca que atrajo unos pocos pescadores internacionales entre otros nacionales, que llegaron allí seguramente buscando lugares lejanos, diversos y espe-
ciales para la pesca. Seguramente pudieran llegar cientos y por qué no miles, muchos de ellos en vuelos privados y comerciales que generarían una gran derrama económica para la zona.
Pero para ello hay que desarrollar el destino turístico con paquetes donde por ejemplo, el turista pueda también realizar avistamiento de aves con guías especializados, o realizar trekking en
la selva chocoana, bucear, hacer surfing, en fin, una gran cantidad de posibilidades que necesitan de expertos en la materia que sepan desarrollar un buen modelo de negocio acorde a la zona y que a su vez la ayude a conservar de manera sostenible.
Lo único que no podemos permitir es que después de firmada la paz todos los habitantes de estas zonas vuelvan a ser impactados por un nuevo ciclo de violencia asociado al narcotráfico y que el turismo de biodiversidad que puede ser un verdadero sustento de vida no llegue para generarles nuevas oportunidades.
El Estado debe actuar pronto para que estos tesoros naturales se desarrollen de la mano de expertos del mundo turístico y no se conviertan en fortines para el delito y las actividades ilegales donde los lugareños solo tengan un destino para salir de la pobreza y de la falta de oportunidades, esto es, delinquiendo
Así como el Chocó, existen otras tantas regiones en Colombia que tienen inmensas oportunidades que no podemos dejar que se desaprovechen.