El debut soñado de Alejo
En su primera presencia en Juegos, es campeón. Dice que no es fácil estudiar y competir a la vez.
Alejandro Moncada Marín tenía claro que si se metía a los Juegos Universitarios era para hacer un gran papel y estar en el podio.
El tenista antioqueño, de 21 años de edad, nunca había competido en estas justas y durante un año se preparó para adquirir un buen nivel y darle una medalla, en esta disciplina, a su universidad, la Pontificia Bolivariana.
“Yo juego tenis desde los 4 años. Cuando tenía 18 fui el mejor a nivel nacional en los grados uno, dos y tres, representando a Antioquia pero, últimamente me había dedicado a adelantar mi carrera. Curso el quinto semestre de Ingeniería Aeronáutica”, cuenta Alejandro.
Hijo de Luis Fernando y Liliana, instructores de tenis del Club El Bosque, se comprometió con ellos a darle un metal al plantel donde estudia. Ayer, finalmente, lo cumplió en medio de un difícil partido, enfrentando un rival de más recorrido,
Jorge Mora (U. Externado), a quien venció 6-7, 6-2 y 10-6 en el tie-break.
“Me gusta hacer todo bien y por eso me preparé con un año de antelación, porque mi meta era obtener una medalla, del metal que fuera y lo cumplí”.
Moncada, quien no es becado, espera tener ayuda para los próximos eventos, como son los Suramericanos en Chile y el Mundial en Milán (Italia), el próximo año.
“Yo no soy becado, esta es mi primera experiencia a nivel nacional, pero como ya gané medalla, entiendo que me ayudan. Espero representar el país en estos dos eventos porque gané el derecho. Creo que esto es lo máximo y más, por ser mi debut en Juegos”.
Para el tenista paisa, los esfuerzos de dos horas de entrenamiento diario y el sacrificio de sacarle tiempo al estudio para cumplir con las dos obligaciones, se ve recompensado con los resultados.
“Uno sale a la cancha con el objetivo de representar bien a Antioquia y a su universidad y ver recompensados los esfuerzos, porque no es fácil alcanzar un alto nivel en el deporte y responderle al estudio a la vez. Es bien complicado”.
Las horas que montó en bicicleta, las amanecidas para trotar y las sudadas en el gimnasio, más la cantidad de horas de entrenamiento “valieron la pena. La sola felicidad de ser campéon, paga todo. Es un debut soñado”