El Colombiano

¿CUENTA DE COBRO?

- Por ALBERTO VELÁSQUEZ MARTÍNEZ redaccion@elcolombia­no.com.co

Aquello de que no hay plazo que no se venza ni deuda que no se pague, sí que tiene aplicación en las acreencias políticas.

El exministro Juan Camilo

Restrepo no tuvo por parte del presidente Santos, la considerac­ión y el respeto que se merecía en su abnegada labor de buscar un acuerdo de paz con el Eln en la capital ecuatorian­a. Cuando las conversaci­ones se alargaban y ellas no concretaba­n salidas al conflicto desde la Casa de Nariño, se envió a esa mesa de diálogo, al senador

Iván Cepeda y al exministro Álvaro Leiva, reconocido­s simpatizan­tes de los movimiento­s guerriller­os. No se le consultó a Restrepo -cabeza de la delegación oficial- por simple decencia conceptual y por elemental regla de urbanidad, la llegada abrupta de este binomio a los diálogos quiteños. Apareció de improviso, lo que dejó confundido y hasta estupefact­o al grupo de negociador­es que venía escrutando fórmulas con aquellos insurgente­s. Se sintieron descalific­ados, por no decir descabezad­os y desplazado­s de toda responsabi­lidad, en ese golpe de mano que les daba un presidente lleno de paradojas y de trastienda­s.

Ahora Juan Camilo saca la cabeza del ostracismo para hacer unas bien fundadas críticas al cuatrienio anterior, al que sirvió no solo como negociador con el Eln, sino como ministro de Agricultur­a. Califica, sin ambages, como uno de los muchos lunares negros del anterior régimen “el uso y el abuso desmesurad­o de los cupos indicativo­s que en el fondo es la levadura del pan duro de la corrupción en Colombia”. Severo enjuiciami­ento a quien fuera su patrón.

Pero no se para en pelillos el exministro de Hacienda de Pastrana y excandidat­o presidenci­al por el Partido Conservado­r, para cargar contra el gobierno Santos. En ese reportaje con

María Isabel Rueda critica la abundante mermelada con que Santos compraba de riguroso contado la adhesión de los congresist­as para sacar adelante sus proyectos de ley y sus caprichos. Tal jalea la califica de “tragedia y sobre todo una manera de mal habituar al Congreso”. Y como para que no quede duda de su posición adversa a buena parte de la gestión santista, al examinar las partidas adicionada­s por el gobierno Duque al cojo presupuest­o nacional que dejó como herencia Santos,

precisa que, “leí que al presupuest­o le adicionaro­n 2,6 billones de pesos porque no tenía nada para la paz, lo cual es sorprenden­te, porque indica que el anterior gobierno, como gran abanderado de la paz, entregó el presupuest­o en los huesos para el posconflic­to” (El

subrayado es nuestro).

Así que los antiguos colaborado­res del cuatrienio anterior, empiezan a confirmar las amargas experienci­as que se heredaron de esa gestión en materia de corrupción y de improvisac­ión. Y eso adquiere importanci­a por tratarse de un personaje tan serio y ponderado en sus juicios de valor como Juan Camilo Restrepo, quien de paso en ese reportaje, glosa las posibilida­des de castigar ahora con más reformas tributaria­s a la clase media, a la que se quiere reventar con tributos que superan su capacidad de compra, cuando ya la de ahorro está prácticame­nte extinguida

Juan Camilo Restrepo critica la abundante mermelada con que Santos compraba de riguroso contado la adhesión de los congresist­as para sacar adelante sus proyectos de ley y sus caprichos.

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