Factores de la aparatosa accidentalidad en Las Palmas
La vía está catalogada por la Supertransporte como una de las diez más peligrosas en el país.
En la carretera que conecta el Valle de Aburrá con el aeropuerto José María Córdova y el Valle de San Nicolás son constantes los accidentes fuertes: carros con pérdida total, invasión de carril, choques múltiples, volcamientos y separadores averiados. Según la Supertransporte, Las Palmas está en- tre las diez vías más peligrosas del país. Los expertos atribuyen la situación a falencias en su diseño de doble calzada y el exceso de velocidad. El proble- ma exige máxima atención por ser una conexión clave en la región. Presentamos algunas alternativas.
Volcamientos, vehículos con pérdida total, postes caídos y separadores destruidos hacen parte de las imágenes que acompañan los accidentes en la doble calzada de Las Palmas, la segunda con más siniestros en los corredores del país, según la Superintendencia de Transporte.
Por esta vía, que comunica el Valle de Aburrá con el Oriente antioqueño, circulan diariamente cerca de 27.000 carros, de acuerdo a los registros de esta entidad nacional en 2017.
La avenida tiene jurisdicción tanto en Medellín como en Envigado; sin embargo, está a cargo de la concesión vial Aburrá - Oriente, la misma que hoy es responsable de la construcción del Túnel de Oriente, que conectará los mismos puntos, pero reducirá de 45 a 18 minutos el tiempo de viaje, a finales de 2019.
Consultamos a dichas dependencias sobre la accidentalidad, pero hasta la fecha solo la Secretaría de Movilidad de Medellín entregó los siguientes datos: el número de accidentes disminuyó; entre enero y agosto de 2018 se registraron 318 accidentes, 65 menos que los ocurridos en el mismo periodo de 2017. En cuanto a los afectados, este año fueron 122 heridos y cuatro víctimas fatales.
La información aportada por la Secretaría también evidenció que, aunque Las Palmas registra choques aparatosos, no es precisamente la de más accidentes en Medellín. Ocupa el puesto 19. La avenida San Juan, en sentido occidente-oriente, es la primera en la lista (ver gráfico).
Un problema que va más allá
Hacia el oriente, Las Palmas, de 48,25 kilómetros, llega hasta la glorieta Sancho Paisa y de ahí se divide hacia El Retiro y al aeropuerto José María Córdova de Rionegro.
Para la Supertransporte, esta carretera está entre las diez más peligrosas del país, ocupando el puesto 6, con 288 muertos en accidentes viales entre 2016 y el primer trimestre de 2018.
Dicha calificación se otorga de acuerdo a la cantidad de sectores críticos en las concesiones viales, que en el caso de Las Palmas son tres. De acuerdo con la entidad nacional, estos sitios se definen cuando en un kilómetro se presentan al menos tres accidentes viales simples o uno con víctimas fatales o ambas condiciones, en un periodo de tres meses.
Así mismo, la cantidad de accidentes la ubican como la segunda de más siniestros, después de la Autopista MedellínBogotá (hasta Puerto Triunfo) que en sus 341,3 kilómetros de longitud tiene 13 sectores críticos reincidentes y en el mismo periodo 187 personas perdieron la vida en un siniestro.
Varias hipótesis
La accidentalidad en este corredor preocupa no solo a las autoridades de tránsito locales, sino también a expertos en seguridad vial y construcción de infraestructura.
Entre las principales causas que mencionan las autoridades se encuentra el exceso de velocidad. Una explicación que no desconoce Mario Santiago Hernández, ingeniero civil de la Universidad de Medellín, pero que según él, tampoco es la única respuesta a la ocurrencia de accidentes.
“El problema de Las Palmas es de velocidad de diseño. Y para ello es necesario mirar su origen”, señaló el profesio-
nal, al argumentar que cuando se diseñó como doble calzada regía una normatividad que establecía ciertas condiciones.
“Desde el punto de vista técnico, cuando hablamos de una doble calzada, la norma técnica que regía en ese entonces, la de 1998, precisa que la velocidad de diseño es de 80 kilómetros y las curvas deben ser de un radio de 230 metros. Pero hoy el límite en Las Palmas es de 60 kilómetros y sus curvas no alcanzan dicho radio”, explicó el ingeniero.
Es decir, los vehículos están alcanzando una velocidad mayor a la permitida en la vía, mientras el diseño de las curvas no es el idóneo y por ello se generan las invasiones de carril, los volcamientos y demás accidentes.
Luis Gonzalo Mejía, ingeniero civil y quien ha investigado sobre accidentalidad vial, explicó que cuando un vehículo toma una curva “se crean unas fuerzas que intentan sacar al carro de dicha vía, para evitarlo existen dos métodos principales: implementar un radio de curva amplio que cambia según la vía o mermando la velocidad”.
Mejía mencionó otra medida: la sobrelevación o peralte de la parte externa de la calzada que evita, hasta cierto punto, que el carro se salga.
Acciones
Para disminuir la cantidad de incidentes, la Secretaría de Movilidad de Medellín ha implementado estrategias, como la instalación de cámaras de fotodetección para controlar las velocidades.
Humberto Iglesias, líder de esta dependencia, reconoció el problema y agregó que las estrategias están enfocadas a que los conductores respeten los límites de velocidad.
“Además de las intervenciones físicas de mantenimiento, se ha mejorado en la señalización y nuestro equipo de educación vial ha adelantado campañas allí. El objetivo principal es que bajen los ni- veles de velocidad, pues los incidentes no se pueden evitar, pero sí propiciar que la siniestralidad, es decir, la gravedad del hecho, no sea mayor”, comentó Iglesias, sin precisar el monto de los recursos invertidos en estos procesos.
Sin embargo, para Hernández la solución es de fondo: modificar las condiciones para las que fue diseñada esta vía.
Por ejemplo, las características de la avenida 33 permiten la movilidad a altas velocidades, pero por la manera que se integra al territorio, al estar en zona urbana, debe tener elementos que obliguen a que la velocidad baje, como los semáforos, pasos peatonales, paraderos de buses, entre otros.
“Lo que no pasa en Las Palmas, que en gran parte es rural porque conecta dos valles, a través de zona montañosa”, acotó Hernández.
No obstante, para Jhon Jairo Posada, profesor de la Unidad de Vías y Transporte de la Facultad de Minas de la Universi-
dad Nacional, es apresurado decir que el problema es el diseño y ante todo, habría que revisar con detenimiento los dos Manuales de Diseño Geométrico de Carreteras, para mirar en qué se está fallando.
Posada retoma el exceso de velocidad de los conductores como un problema que lleva a la accidentalidad, pues “por la falta de cultura, entre más se aumente el límite, más lo van a incumplir”.
Mejía reitera que los radios de giro en las curvas deben estar acordes a las características de la calzada, pero que la velocidad sigue siendo el aspecto más determinante en los niveles de accidentalidad.
“Las Palmas tiene una característica como todas las carreteras de montaña y es que los radios de curva son muy bajitos. Por ello la recomendación siempre será respetar los límites y acatar la señalizaciones. También evitar distracciones, algo que parece tan sencillo como no usar el celular, es fundamental a la hora de protegerse en la vía”, añadió.
¿Hay una salida?
Para Hernández, la principal solución ya está en ejecución y es la construcción del Túnel de Oriente. “Será un proyecto que, primero, conectará los mismos territorios y que además permitirá que los vehículos transiten a la velocidad que debe tener una vía departamental. Sin olvidar que también habrá paso para los vehículos de carga, algo que hoy no pasa en Palmas”, dijo.
Entretanto, en la doble calzada, mencionó Hernández, se deben hacer intervenciones de vía urbana, así no sea una carretera de ese tipo, pero es una forma de controlar la velocidad. Dichas intervenciones corresponden, según el experto, a pasos peatonales, semaforización y señalización horizontal, entre otros.
Posada, por su parte, advierte que los controles de las autoridades de tránsito, así como una mayor educación, serán la mejor manera de formar al conductor, pero que sean constantes, pues así se genera el cambio en el comportamiento de los ciudadanos