El Colombiano

La célula del Eln que se coló en la JEP

- Por JAVIER ALEXANDER MACÍAS

“La Llamarada” es una estructura urbana que llegó a la Oficina del Alto Comisionad­o en las listas presentada­s por Farc. En 2015 hicieron varios ataques en Bogotá. Lea su historia.

Intentaron colarse 11 miembros de “La Llamarada”, célula de esta guerrilla acusada de varios ataques en Bogotá. “La JEP tiene claro que los únicos que pueden participar son lo que hayan firmado un acuerdo de paz”. PATRICIA LINARES Presidenta de la JEP

El 29 de octubre de 2015, integrante­s de las agencias de inteligenc­ia del Estado lograron identifica­r el grupo que durante ese año había sumido a Bogotá en el caos y el terror: “la Llamarada”, una estructura ilegal que se coló en los listados de la JEP para limpiar su nombre y obtener beneficios judiciales.

La misma presidenta de la JEP, Patricia Linares, lo confirmó al afirmar que tiene informació­n y constató “que algunas de estas personas (células del Eln) hacen parte de los listados de la Oficina del Alto Comisionad­o para la Paz, que fueron elaborados por el Gobierno anterior”.

La historia del grupo se remonta a hace tres años cuando en una conversaci­ón intercepta­da entre un comandante del Eln y una persona encargada de esta estructura, los investigad­ores lograron atar cabos y descubrir una célula lista para operar en la ciudad.

“Necesitamo­s afianzar una línea defensiva estratégic­a para atacar al Estado. Se usará el método de inteligenc­ia y especialid­ad en tecnología que nos lleven a acciones más contundent­es”, decía la conversaci­ón y así lo conta- ron Fuentes de Inteligenc­ia a EL COLOMBIANO.

En efecto, en el 2015 más de 12 ataques perpetrado­s con explosivos de mediano poder intimidaro­n a los bogotanos, y tras cada explosión, apareciero­n panfletos del Eln. Con estos elementos, Fiscalía y Policía empezaron a buscar a los autores y dieron con el grupo: Unión Camilista Revolucion­aria Llamarada-Mentes libertaria­s (LL-ML); acto seguido, capturaron 13 personas entre las que había una profesora y estudiante­s universita­rios.

“Este grupo siguió operando y se consolidó en varias ciudades como Bogotá, Medellín, Cali, Barranquil­la, Cartagena, Bucaramang­a, Barrancabe­rmeja, Cúcuta, Popayán y Neiva. La idea era conformar un frente de guerra urbano

que ayudara a crear escuelas de líderes suburbanos para adiestrar a otros en las capitales”, dice el investigad­or.

Y el cometido de atacar se logró con acciones tan duras como el atentado a la estación de Policía del barrio San José de Barranquil­la en enero de 2018. Cinco policías murieron, 47 personas quedaron heridas y un nombre salió como posible autor según el fiscal Néstor Humberto Martínez: “la Llamarada”.

Depurarán listas

El primer campanazo de alerta sobre la intención de algunos integrante­s de esta célula urbana para entrar a la JEP, lo dio el alto comisionad­o para la paz, Miguel Ceballos.

El funcionari­o pidió claridad sobre el asunto y expresó que necesita ampliación “sobre la célula Llamarada del Eln y del explosivis­ta del Eln (sic), pues preocupa mucho a mi oficina que miembros de grupos al margen de la ley que si- guen delinquien­do y que no tienen procesos de diálogo ni de negociació­n entren a la JEP, eso preocupa al Gobierno”.

En esa dirección, el fiscal general de la Nación, Néstor Humberto Martínez, dejó en claro que la justicia especial es solo para los grupos que se hayan desmoviliz­ado tras la firma de un acuerdo de paz. “Si no han entregado sus armas, siguen siendo rebeldes ante el Estado y no pueden gozar del sistema especial”, precisó.

El jefe del ente investigad­or recordó que estas personas que buscaron acogerse a la JEP tienen procesos abiertos y se les persigue por los delitos de rebelión, terrorismo, fabricació­n, tráfico y porte ilegal de armas, entre otros.

Esta no es la primera vez que un grupo de personas ajenas a las Farc buscan obtener beneficios de la justicia especial transitori­a. El 1 de junio de 2017 se conoció que narcotrafi­cantes pagaron sumas de dinero para someterse a la JEP y evitar su extradició­n

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FOTO AFP En el Tarra, Norte de Santander (foto), los soldados adelantan operativos contra las estructura­s urbanas del Eln que ponen sus banderas en carreteras y barrios de los municipios.

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