El Colombiano

Altos dignatario­s seguirán sin un tribunal de justicia

El proyecto de reforma a la justicia, liderado por el Gobierno, fue aprobado ayer en primer debate por el Senado. Quedaron varias observacio­nes.

- Por ÓSCAR ANDRÉS SÁNCHEZ Á.

Ese viejo anhelo de que haya juicios jurídicos y no políticos cuando se trate del juzgamient­o de altos dignatario­s del Estado y de reemplazar la Comisión de Acusacione­s, tan poco reputada, se volvió a esfumar ayer, al menos de manera temporal.

La Comisión Primera del Senado aprobó, en primer debate, el proyecto de reforma a la justicia presentado por el Gobierno, pero eliminó la creación y puesta en marcha del Tribunal de Aforados.

El Ministerio del Interior destacó el primer paso que dio este proyecto de acto legislativ­o, aunque aclaró que se incluyeron varias constancia­s, que quedaron para segundo debate en la plenaria del Senado de la República.

¿Por qué se hundió?

Luisa Fernanda García, docente de Jurisprude­ncia de la U. del Rosario, afirmó que es inquietant­e que el Tribunal de Aforados se haya eliminado por premura del tiempo, cuando a un tema tan importante se le debe dedicar el estudio de fondo necesario.

“El no identifica­r la conformaci­ón y nombramien­to de sus miembros no es un argumento válido para que se descarte el tema. Ojalá en el próximo debate se retome, para que los aforados cuenten con esa entidad que está en mora de ser definida”.

El senador de Cambio Radical, Germán Varón, uno de los ponentes de este proyecto, le dijo a EL COLOMBIANO que el Tribunal de Aforados se hundió porque no hubo acuerdo sobre la procedenci­a de los magistrado­s que lo integraría­n, pero aclaró que la propuesta podría revivir en el segundo debate.

“Algunos creemos que ni el Congreso ni el presidente de la República deben nombrar a los magistrado­s de ese Tribunal, sino que debe ser por concurso”, agregó Varón

Según Luis Carlos Martínez, docente de Derecho Constituci­onal de la U. Pontificia Bolivarian­a, nada está dicho aún, pues por ser una reforma a la justicia tendrá un control previo de constituci­onalidad.

“No hay claridad frente a la figura del Tribunal y por eso no avanza. Si en su conformaci­ón llega a tener injerencia el Ejecutivo, se pierde su imparciali­dad y puede convertirs­e en un órgano de negociació­n debates le quedan faltando a la reforma a la justicia, porque modifica la Carta.

de justicia y no de administra­ción de la misma”.

Sigue viva la Comisión

En toda la historia en la Comisión de Acusacione­s solo ha prosperado un caso, el del exmagistra­do Jorge Pretelt, investigad­o por recibir un supuesto soborno para favorecer a la empresa Fidupetrol.

Según David Suárez, docente de Derecho Constitu-

cional de la U. Eafit, sin este Tribunal sigue viva la Comisión de Acusacione­s, que está congestion­ada, politizada, es le falta de personal y tiene poca capacidad técnica e investigat­iva.

El profesor Martínez explicó que el Tribunal se queda, por ahora, sin piso, pero que el futuro de la figura y de la propia reforma sigue siendo una incógnita, porque no predica en sí la ejecución efectiva de la administra­ción de justicia.

“El proyecto se puede convertir en una negociació­n de la función para poder adquirir beneficios y para que los funcionari­os se cobijen bajo la figura del fuero, que es un tratamient­o no privilegia­do pero sí especial. Ya se estaría hablan-

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